Fracasado su intento de hacerse con la Secretaría General del PSOE, Susana Díaz volvió a Andalucía con la intención de recuperar toda la atención para su Gobierno, fortalecerse y mejorar su imagen para poder dar la batalla de las próximas elecciones autonómicas, que preocupan en algunos sectores de la federación. Y esta estrategia tiene en el guión una remodelación de su Ejecutivo, para robustecerlo.
Díaz quiere recuperar el pulso político después de dos años en los que la batalla orgánica, que finalmente perdió frente a Pedro Sánchez pese a tener todo el apoyo del 'aparato' socialista, ha centrado todos sus esfuerzos. Durante mucho tiempo, la presidenta aseguraba que estaba dedicada a Andalucía y que así seguiría, pero la pelea de Ferraz necesitó muchas de sus energías.
Y, nada más perderla, ha querido dejar claro que sus dos ojos estarán ahora en San Telmo. Para eso, quiere darle un impulso político a su gobierno, para darle más peso, y que afronte la segunda mitad de la legislatura con fuerza y encarar así las elecciones autonómicas, una cita en la que muchos fían su renacimiento político.
En esta maniobra, las quinielas sitúan fuera de su Gobierno a los consejeros más quemados por las crisis de estos años, como Salud, Aquilino Alonso; Educación, Adelaida de la Calle, y Justicia, el fiscal Emilio de Llera. Estas carteras son las que ha señalado el socio de Susana Díaz, Ciudadanos. Su portavoz, Juan Marín, ha pedido también un cambio en la Consejería de Empleo, en manos de José Sánchez Maldonado.
Entre quienes han sonado para entrar en el Gobierno está su portavoz parlamentario, Mario Jiménez, todavía 'número dos' de la Gestora, aunque algunas fuentes lo descartan. También está en las quinielas la líder del PSOE en Sevilla, Verónica Pérez, pero hay quien apunta que su puesto en la mesa del Parlamento andaluz lo dificulta.
Díaz ha comido este jueves con sus ocho secretarios provinciales y a última hora de la tarde recibe en San Telmo a los consejeros de su gobierno.