Para empezar, sorprende la fecha de publicación. Un 25 de septiembre, lo que rompe con la tradición de difundir los resultados a primeros del mes correspondiente. Este último barómetro del CIS ha provocado todo tipo de reacciones contrarias. Demasiados datos chirrían. El PSOE se sitúa, en estimación de voto, seis décimas por encima de los 30 puntos en tanto que su voto directo cae del 23,9 al 18,6. En el caso de Ciudadanos, el resultado es más sorprendente puesto que la estimación le arroja una caída de 8 décimas en tanto que en voto directo crece un punto. El partido naranja se sitúa ahora en un 19,6, por debajo de la línea sicológica de los 20 puntos. Al PP le pasa lo mismo, en voto directo aumenta un 2,7 y en intención tan sólo lo hace un 0,4.
¿Cuál es la clave de estos resultados sorprendentes? No todos tienen explicación científica. Las fechas elegidas para la muestra son clave. Este muestreo se ha elaborado ente el 1 y el 11 de septiembre, por lo que no se habían registrado ni el escándalo de la tesis de Sánchez, la renuncia de la ministra Montón, las grabaciones sobre la ministra de Justicia o los gestos del Ejecutivo hacia los separatistas. "Está hecho a la medida para proporcionarle al PSOE un viento de cola en sus primeros meses de vuelo gubernamental", señala un diputado de Ciudadanos.
Elemento distorsionador
Cuestión determinante, al decir de los expertos como Narcís Michavila, es el peso que se le otorga a la variable 'simpatía', que ya se detectó en forma dominante en el primer CIS de la era Tezanos en el que el PSOE rozaba ya los 30 puntos. El nuevo modelo del cálculo del muestreo otorga un peso notable, "excesivo o disparatado", según estas fuentes, a la variable 'simpatía', que es tradicionalmente positiva para el PSOE.
Ese efecto de 'simpatía a partidos' se incluye como una posible opción de voto para los abstencionistas o los indecisos. "Ahí se puede colar todo porque esta fórmula le imprime al barómetro un sesgo siempre favorable a los socialistas ya que se les adjudica aquellas opiniones que no han optado por preferencia alguna", comentan estas fuentes. Es decir, el voto nulo o blanco no existe. Se suma al capazo del PSOE.
Bloque derecha-izquierda
Resulta poco razonable que el PP pierda en toda Castilla y León, salvo en Ávila, por donde es diputado Pablo Casado, en Murcia o en Galicia. "Es todo un disparate", señalan los especialistas del PP, donde también subrayan que "en el caso de que Tezanos siga así, en tres meses tendremos a Sánchez por encima del 40 por ciento". Hay más datos singulares como que Bildu se sitúe por encima del PNV o que la derecha (Ciudadanos y PP), que desde las elecciones de junio de 2016 han sumado por encima del 46 por ciento y la izquierda en torno al 42, ahora se produzca un vuelco en el que la izquierda se encarama en el 47 y la derecha apenas supera el 40.
Frágil memoria
Más incongruencias. La valoración de la gestión del Ejecutivo desciende en cuatro puntos desde la muestra de julio. Sólo el 15,1 por ciento de los encuestados consideran 'buena' la labor del Ejecutivo. Un porcentaje minúsculo que luego se traduce en un 30 por ciento de apoyos a la hora de la intención del voto. "Demasiados desequilibrios, mucho desbarajuste", señala la fuente mencionada.
El factor recuerdo de voto también ofrece sorpresa ya que el 24,6 por ciento recuerdan haber votado al PSOE y el 23,7 al PP, es decir, que los últimos comicios en los que ganó Rajoy con una ventaja de casi 55 escaños, aparecen en la memoria de los consultados por CIS exactamente al revés. Hay más gente que recuerda haber votado al PSOE que a los populares.
El trabajo de campo también influye. las encuestas se llevan a cabo en los domicilios, no por teléfono, lo que propicia la participación de pensionistas o desempleados, según explican algunos analistas. "Esto ha sido siempre así, por lo que en este caso no cabe reproche al 'efecto Tezanos' salvo que se hayan modificado las secciones censales", añaden.