El cese de Rocío Monasterio como presidenta del Comité Ejecutivo Provincial de Madrid y su posterior dimisión como portavoz del grupo en la Asamblea de Madrid no altera los planes de Vox, cuya hoja de ruta no contempla un relevo para el diputado y portavoz del partido en el ayuntamiento de la capital, Javier Ortega Smith. Es decir, la renovación completa del ticket electoral a dos años y medio vista de las elecciones municipales y autonómicas. Al menos, así lo confirman fuentes de Bambú en conversación con este periódico, donde tildan de "cosas de la prensa" e "invenciones" que la sala de máquinas de la formación de Santiago Abascal pudiera sondear otras opciones con las que buscar las costuras de José Luis Martínez Almeida.
En el cuartel general de Vox defienden que a Monasterio "se le dijo que no seguiría siendo presidenta provincial", pero "se le confirmó como portavoz en la Asamblea". O lo que es lo mismo: el relevo orgánico por el portavoz nacional, José Antonio Fúster, no contemplaba cambiar la cara visible de la oposición a Isabel Díaz Ayuso. No obstante, rota la relación de Monasterio con la cúpula del partido, su continuidad era algo prácticamente inviable tras el cese. "Ha sido uno de los mayores activos femeninos que ha tenido el partido y ha sido totalmente ninguneada", lamentaban fuentes de su entorno en conversación con Vozpópuli tras su cese.
Una situación, la previa a su renuncia, que guarda ciertas similitudes a la que vive Ortega Smith en el seno del partido. Aunque también diferencias de peso. Para empezar, dos fundamentales que contrastan con la vulnerabilidad de Monasterio: es diputado en el Congreso y miembro del Comité Ejecutivo Nacional. Abascal lo incluyó en su renovada cúpula el pasado enero –si bien degradado en sus galones, pasando de vicepresidente a vocal– tras los rumores que apuntaban a una posible candidatura de Ortega Smith para liderar Vox en la Asamblea General Extraordinaria que la formación celebró el pasado 27 de enero en Madrid.
Conocida intramuros su enemistad con el consejero áulico de Abascal, no fueron pocas las voces que achacaron entonces dicha posibilidad –publicada en más de un medio de comunicación– a una "filtración interesada" de Kiko Méndez-Monasterio para laminar su credibilidad. Cabe recordar que en octubre de 2023, en una entrevistas para Europa Press, Ortega Smith pidió "firmeza" al partido para no convertirse en "una agencia de colocación de amigos". Un dardo velado a Méndez-Monasterio que evidenció la mala relación entre ambos.
Portavoz en la Comisión de Justicia
Pero más allá de su enquistada posición dentro del partido, la marcha de Rocío Monasterio llega en un momento especialmente comprometedor para Javier Ortega Smith, portavoz en la Comisión de Justicia en el Congreso en la que ni PP ni Vox se percataron de la enmienda de Sumar que ha marcado la agenda política esta semana. ¿El motivo? La modificación de la Ley Orgánica 7/2014, sobre intercambio de información de antecedentes penales y consideración de resoluciones penales, que tras ser aprobada el pasado 18 de septiembre en el Congreso beneficiará a 44 asesinos de ETA, dejando a casi todos al borde de la excarcelación.
A diferencia de lo sucedido en febrero de 2022, cuando Vox advirtió de los efectos que podría conllevar su modificación, ninguno de los tres ponentes presentes en la Comisión el pasado 31 de julio –Ortega Smith, Emilio del Valle y Carlos Flores Juberías– reparó en sus consecuencias. Los tres, eso sí, se abstuvieron en la Comisión de Justicia celebrada el 10 de septiembre, no por apercibir la enmienda/bomba, sino por "no dar ni una gota de oxígeno" a un Gobierno presidido por un "autócrata".
"¿De qué sirve leer los nombres de las víctimas si luego se aprueba esta atroz reforma por no leer un papel?", se preguntan fuentes de Vox crispadas con un error que ha levantado mucha más ampollas en las filas populares. En este caso, Abascal ha conseguido aplacar las críticas internas con mayor éxito que Alberto Núñez Feijóo.