El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, asumió su inhabilitación por parte del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya sin convocar elecciones en Cataluña, pese a haber dado por agotada la legislatura meses antes de la resolución judicial. Esta parálisis ha abocado al presidente del Parlament, Roger Torrent, a poner en marcha el reloj electoral, como obliga el reglamento de la Cámara y está previsto que se celebren el 14 de febrero. Pero todavía existiría la opción de presentar un candidato que logre el apoyo de la mayoría del pleno y evitar elecciones.
El PP catalán, en conversación con Vozpópuli, no duda de que este plan b podría estar sobre la mesa de Junts per Catalunya (JxCat) si sus perspectivas electorales se merman tras la fragmentación del espacio del centroderecha nacionalista.
Los de Carles Puigdemont son conscientes de que una mala evolución de la pandemia y la posibilidad de que Oriol Junqueras reciba el indulto por parte del Gobierno y pueda hacer campaña electoral o, incluso ser el candidato, pueden socavar sus apoyos en las urnas a favor de ERC.
Pero, al contrario, si el líder condenado por sedición permanece encarcelado sin opción de tener visibilidad en los medios -como sí tiene su principal competidor desde Waterloo- puede ser un incentivo para ERC de mantener el Ejecutivo de coalición hasta agotar las elecciones.
“Las elecciones no están convocadas. Si a mediados de diciembre hay encuestas igualadas y pandemia a tope pueden verse abocados a buscar un govern efectiu”, explican las fuentes consultadas, que añaden que “los términos del indulto de Junqueras serán decisivos”.
Tripartito tras el 14-F
ERC y JxCat compiten por la hegemonía del nacionalismo. Es decir, por la misma bolsa de electores. Hasta la fecha, todos los sondeos apuntan a una victoria de ERC sobre los de Puigdemont y la posibilidad de conformar un tripartito asimétrico con Comuns y PSC si los números dan.
La dirección de ERC ha insistido en reiteradas ocasiones que superar el umbral "del 50% de los votos" no es suficiente para recuperar la vía unilateral como, en cambio, piden sus socios en el Ejecutivo catalán. Pese a que la vieja guardia del partido empuja a repetir una entente con JxCat si cuadran las cifras, todo apunta a un gobierno de izquierdas. Repetir, con distintos equilibrios, los acuerdos en Moncloa y el Ayuntamiento de Barcelona.
En realidad será ERC quien tenga la última palabra. Aunque se trata solo de una alternativa a las elecciones, ERC ha acusado la gestión de la crisis sanitaria. Las consejerías de mayor calado, como Sanidad o Trabajo, están bajo manos de los republicanos. Y la carrera de fondo hasta septiembre se antoja complicada.