“Un partido centenario como es el nuestro no puede improvisar en algo tan sensible como es el modelo de Estado, sobre todo cuando fuimos un pilar fundamental en la redacción de la Constitución de 1978”, resume un veterano parlamentario socialista muy crítico con la forma en la que el PSOE está reelaborando su doctrina territorial, arrastras del PSC y del ataque soberanista promovido por Artur Mas en Cataluña. Tantas son las dificultades que Alfredo Pérez Rubalcaba está teniendo para definir la reforma constitucional que ahora propugna, que el documento que este sábado se presentará en Granada durante la reunión del Consejo Territorial de su partido, el órgano que reúne a los dirigentes regionales, ni siquiera está acabado, a la espera de introducir lo que fuentes de la ejecutiva federal califican como “retoques de última hora”.
Pere Navarro (PSC) sigue encontrado fuertes resistencias a que federaciones ajenas al PSC admitan el 'derecho a decidir' y a Cataluña como nación
Estos remiendos obedecen a la resistencia que está encontrando la cabeza visible del PSC, Pere Navarro, para que los ‘barones’ de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, entre otros, acepten como algo natural el llamado ‘derecho a decidir’, una forma de aludir al derecho de autodeterminación que los socialistas catalanes quieren incorporar a la Constitución como la puerta que debe abrirse a las comunidades autónomas para poder celebrar consultas sin por ello quebrar ningún principio constitucional.
Navarro ha hablado largo y tendido en los últimos días con Rubalcaba, José Antonio Griñán (Andalucía), Guillermo Fernández Vara (Extremadura), Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha),Tomás Gómez (Madrid) y otros dirigentes territoriales, para convencerles de que aceptar la España plurinacional, que es lo mismo que admitir que Cataluña es una nación, tampoco tiene porqué remover las esencias del partido ni provocar recelo alguno si se acepta que los socialistas siempre han defendido un modelo federal que debe recuperar algunas de las modificaciones que introdujo el Estatuto catalán en su fase original y que luego fueron eliminadas por el Tribunal Constitucional.
Los socialistas catalanes siguen defendiendo la necesidad de descentralizar la Justicia y repartir el Poder Judicial entre los distintos territorios
Uno de estos cambios que ahora los socialistas catalanes quieren rescatar con la firme oposición del resto de las federaciones es la incorporación del Poder Judicial al estado autonómico de forma que cada territorio pueda tener un Consejo de Justicia propio que descentralice las competencias ahora en manos del Estado. Los ‘barones’ tampoco quieren saber nada del asunto, por lo que es muy probable que éste también sucumba a una redacción ambigua en el documento que será aprobado, previsiblemente, el sábado.
Hay también flecos pendientes sobre la forma de enfocar la financiación autonómica, pero lo que mayores molestias provoca en el PSOE es que haya tenido que sacarse de la chistera en estos momentos, por culpa de la presión de los socialistas catalanes, la apuesta por una reforma constitucional que carece de recorrido ya que el Gobierno se opone a ella porque no la juzga prioritaria. Hace unos días, el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero se soltó la melena y, sabiéndose altavoz de la mayoría de su partido, advirtió en público que no veía imprescindible la reforma constitucional que con aparente entusiasmo avala ahora Rubalcaba. Su apoyo en otros temas al secretario general –“Escuchar y apoyar los impulsos [de Rubalcaba] es bueno para todos” – cayó también como un jarro de agua fría en Ferraz, pues a lo único que contribuyó es a acentuar todavía más, si cabe, la debilidad del líder del PSOE.
En el PSOE se admite que la reforma constitucional que ahora reclama Rubalcaba tiene escaso recorrido ya que cuenta con la oposición del Gobierno y del PP
Mañana viernes, Rubalcaba tiene previsto oficiar una cena con los dirigentes territoriales para evitar sorpresas en la reunión del Consejo Territorial del sábado y conseguir que los trapos sucios se laven, aunque solo sea por una vez, en casa.