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Cómo Qatar se adueña silenciosamente de Europa

La reacción no se ha hecho esperar. Este jueves, tan pronto como el emirato de Qatar anunciaba que había localizado una adquisición potencial entre las compañías aéreas  europeas, sus títulos bursátiles despegaron. El Jefe ejecutivo de Qatar Airways, Akbar Al Baker, ni siquiera precisó qué compañía le interesaba, cuántas participaciones iba a suponer ni tampoco si será accionista minoritario o mayoritario.
 
El martes pasado, era esta vez The Qatar National Hotels Co.

La reacción no se ha hecho esperar. Este jueves, tan pronto como el emirato de Qatar anunciaba que había localizado una adquisición potencial entre las compañías aéreas  europeas, sus títulos bursátiles despegaron. El Jefe ejecutivo de Qatar Airways, Akbar Al Baker, ni siquiera precisó qué compañía le interesaba, cuántas participaciones iba a suponer ni tampoco si será accionista minoritario o mayoritario.

 

El martes pasado, era esta vez The Qatar National Hotels Co. quien anunciaba la compra de Le Royal Monceau Raffles en París, uno de los hoteles más lujosos de la capital francesa, a la vez que adquiría el Raffles Hotel Singapore, con 125 años de existencia. Siguiendo un proceso emprendido en el año 2011, la pequeña península de Qatar ve en Europa el continente perfecto para invertir la cantidad astronómica de dinero lograda por la venta de gas natural licuado, actividad en la que el país es el productor más grande del mundo y con el yacimiento más importante.

 

Y es que Qatar no tiene mucho más que su gas y su dinero. El país es tan grande como Córcega pero dispondría de un total de 700 mil millones de dólares en su fondo soberano, la Qatar Investment Authority. En lugar de gastarlo sin consideración como Dubái, Qatar apuesta por una estrategia de inversión a largo plazo, con participaciones en empresas extranjeras que le aportarán beneficios y notoriedad.  

 

National Vision 2030

 

Para superar este reto, Qatar incluso ha concebido una estrategia a 20 años llamada “National visión 2030”, con objetivos claros: invertir en I+D, dominar el espacio aéreo del golfo Pérsico, crear un centro regional financiero y desarrollar el turismo de negocios para, finalmente, fomentar la industrialización del emirato.

Así se entiende mejor la cesión a Qatar Airways del 35% de las partes de Cargolux, una aerolínea luxemburguesa especializada en el transporte de carga. Qatar quiere fortalecer los intercambios económicos entre Europa y Asia y dominar el flete aéreo entre esos continentes. Pura estrategia, que se ve compensada por la necesidad de incrementar su prestigio.

 

El PSG en Francia, el Málaga F. C. y la financiación del Barça por la Qatar Foundation lo ilustran: Qatar quiere hacerse un nombre. Casino de Cannes, hoteles de lujo parisinos o la famosa tienda Harrod’s en Londres han sido las presas de Qatar en los últimos cuatro años. Tampoco ha escatimado en esfuerzos para obtener el Mundial de fútbol 2022, por el que construirá estadios desmontables que serán transportados a África. Ese dinero invertido no le dará necesariamente beneficios, sino fama.

 

Aprovechar la recesión europea

 

Pero Qatar no sólo busca sectores estratégicos o buena reputación, parece que lo más importante para el emir Hamad bin Jalifa al-Thani, el líder qatarí, es hacer fructificar sus ‘gaseodólares’. Y no hay mejor contexto que una crisis en Europa para conseguirlo. Discretamente, se ha incluso convertido en inversor capital para rescatar a Dexia, en diciembre de 2011, cuando el grupo de inversión qatarí Precision Capital compró el 90% de la filial internacional de Dexia por 730 millones de euros. En octubre, compraba el banco belga KBC por más de mil millones de euros, demostrando otra vez que está considerablemente interesado en las empresas europeas.

 

Barclays, Crédit Suisse, Volkswagen AG, el London Stock Exchange, Iberdrola, Veolia, Suez o Vinci: tantas empresas, bancos e instituciones que ya tienen participaciones qataríes, con variación del 5 al 10% de las acciones. En Grecia, Qatar quiso aprovechar la dura recesión para obtener grandes participaciones en los dos principales bancos del país. Incluso mejor, Qatar Holding pagó en octubre 775 millones de dólares para obtener el 27% de la empresa canadiense European Goldfields, que acababa de obtener el permiso para cavar minas de oro en Grecia.

 

En ese frenesí de compras europeas, Qatar desarrolla una estrategia que tendrá su auge en 2016, cuando 40% de los gastos anuales servirán a financiar proyectos de diversificación económica. Europa representa un modelo para el emirato, una forma de gastar dinero para asegurarse un futuro.        

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