La gestación subrogada, permitida en unos países y prohibida en otros, es objeto de controversia por los conflictos económicos, morales y sociales que implica, fundamentalmente por afectar a las poblaciones menos favorecidas e indefensas, que se ven abocadas a prestarse a ser vehículo de la paternidad de los más privilegiados económicamente.
En España la gestación subrogada esta prohibida y en la modificación de la ley del aborto que entró en vigor a principios de este mes de marzo aparece entre las violencias en el ámbito de la salud sexual y reproductiva de la mujer. Además, se prohíbe la publicidad de las agencias de intermediación.
¿Qué es la gestación subrogada?
La gestación o maternidad subrogada es una técnica de reproducción asistida por la que una persona o una pareja (heterosexual u homosexual) conciertan con una mujer la gestación, de forma que, tras dar a luz la madre gestante, renuncia a la filiación materna y entrega el bebé a la persona o pareja contratante.
El procedimiento más habitual utiliza la fecundación in vitro para obtener un embrión que luego es implantado en la mujer que cede o alquila su útero para continuar el embarazo. En este caso pueden darse varias situaciones: que los dos gametos procedan de los padres intencionales, que uno de los progenitores proporcione uno de los gametos y el otro sea de un donante; o que los dos gametos procedan de donantes. También se pueden emplear embriones donados.
La gestación subrogada puede ser altruista, si la mujer que se queda embarazada no obtiene dinero por ello (los futuros padres se responsabilizan únicamente de los gastos médicos y legales); o lucrativa, cuando la madre gestacional acepta quedarse embarazada a cambio de una suma de dinero.
Quienes desean tener un hijo mediante este sistema y no pueden hacerlo en su país acuden a otros donde es legal y en los que, generalmente, en los mismos hospitales se inscribe a los niños como hijos de esos padres y no de la gestante. Suelen contratar los servicios de agencias intermediarias que se encargan de todos los trámites y que ofrecen paquetes de diferentes precios.
EEUU, entre los principales destinos
Uno de los principales destinos es Estados Unidos, donde la gestación subrogada está permitida en algunos estados y prohibida o limitada en otros (en algunos se considera incluso delito penal). Entre los estados donde se admite para parejas heterosexuales, homosexuales o solteros figuran Florida, California, Arkansas, Delaware, New Hampshire, Nevada e Illinois.
No obstante, en Estados Unidos el proceso puede resultar caro (a partir de unos 120.000 euros, según la empresa Gestlife), por lo que muchos padres y madres recurren a otros países, a veces con menores garantías jurídicas y sanitarias, pero más baratos, como México (donde está permitida legalmente en los estados de Tabasco y Sinaloa), Ucrania -al menos, hasta el inicio de la guerra-, Georgia o Vietnam.
Canadá es uno de los destinos mejor valorados para acceder a la gestación subrogada, pero su legislación no permite el pago a la "madre de alquiler", lo que hace difícil encontrar mujeres dispuestas a ser gestantes. Los padres deben abonar los costes derivados del embarazo.
Otros países como Rusia, India, Tailandia y Nepal figuraban hasta unos años entre las principales opciones, pero prohibieron esta práctica, la limitaron o vetaron el acceso a los extranjeros, lo que propició que otros tomaran el relevo.
En Rusia, por ejemplo, la Duma aprobó en diciembre de 2022 una ley que prohíbe el acceso a los extranjeros. Según los diputados rusos, en los últimos años cerca de 45.000 niños nacidos en "vientres de alquiler" rusos fueron trasladados al extranjero.
Sudáfrica es otro de los países que limita la maternidad subrogada a sus nacionales.
Hay también otros que admiten extranjeros, pero solo para parejas heterosexuales, como Ucrania, Georgia, Kazajistán o Bielorrusia.
La situación en Europa
En Europa, la maternidad subrogada está permitida también en países como el Reino Unido, donde al menos uno de los dos miembros de la pareja debe residir allí, y que prohíbe cobrar a la madre gestante, que además, tras el parto, puede decidir quedarse con el niño; Grecia, donde se limita a parejas heterosexuales y mujeres menores de 50 años; y Portugal, cuya ley, en vigor desde enero de 2022, incluye un plazo de hasta 20 días tras el parto en el que la gestante puede arrepentirse y no entregar el bebé.
El caso de Cuba
Cuba, por su parte, aprobó en un referéndum celebrado el 25 de septiembre de 2022, el Código de las Familias, un paquete legislativo que incluye la denominada "gestación solidaria", admitida por motivos altruistas y no bajo una negociación que implique beneficio económico, y que solo procede entre personas unidas por vínculos familiares o afectivamente cercanos.
Realidades diferentes en Asia
La gestación subrogada en Asia, continente con agudas disparidades socioeconómicas y demográficas, pasa de estar prohibida en China a permitirse sólo como práctica altruista en India, hasta haberse convertido en un oscuro negocio en la depauperada Camboya.
En China, la gestación subrogada está prohibida, así como el acceso de mujeres solteras a tecnologías de reproducción asistida desde 2003, destinadas solo a parejas con problemas de fertilidad. Los chinos se han convertido en unos de los principales demandantes de vientres de alquiler en países vecinos como Camboya.
Camboya tomó el relevo de Tailandia como epicentro de la gestación subrogada comercial en la región después de que ese país la prohibiera en 2015.
Tras unos años de explosión de casos y recibir críticas de las agencias de protección de la infancia, Camboya la prohibió por decreto y, a modo ejemplarizante, las autoridades detuvieron en 2018 a decenas de mujeres que gestaban para terceros por tráfico de menores, obligándoles después a criar a los bebés so pena de acabar en prisión de no hacerlo.
No obstante, se prevé que la práctica, por la que las gestantes, habitualmente de origen humilde, reciben un estipendio económico -muy por debajo del coste del proceso en países como EE.UU.-, continúa realizándose en la sombra y amparada por el alto nivel de corrupción y pobreza en el país semiautocrático.
La India, otrora uno de los destinos más populares por las parejas que buscaban vientres de alquiler por su bajo coste, la calidad de los servicios médicos y la flexibilidad de los requisitos legales, prohibió en 2019 su comercialización.
Desde entonces, la legislación solo permite la gestación subrogada altruista para parejas indias infértiles que no posean ningún hijo, donde el padre tenga una edad máxima de 55 años y la mujer no supere los 50, quienes deben únicamente sufragar los costes médicos básicos del proceso.
Una situación similar a la de Australia, que sólo permite asimismo la gestación subrogada altruista, si bien con matices según los estados: mientras algunos permiten su acceso a cualquier ciudadano, independientemente de su orientación sexual o estado marital, otros únicamente aceptan que recurran a ella parejas heterosexuales o mujeres solteras.
En el país oceánico, además, la gestante tiene el derecho a no renunciar al bebé tras dar a luz, en cuyo caso la tutela depende de la decisión de un tribunal.