España

¿Qué papel jugó la mafia de Chicago en la llegada de la luz a Canarias?

Samuel Insull, el financiero más poderoso de Chicago que creó en Las Palmas Unelco, la hermana mayor de la Union Electric Company de Illinois

  • Samuel Insull en el buque Exilona repatriado por EE.UU acusado de fraude financiero con sus concesiones de servicios públicos en Chicago.

La energía en Canarias es un territorio empresarial sensible porque, a diferencia de un apagón en una ciudad de 2,2 millones de habitantes de la Península, en el caso de Canarias un problema de fluido eléctrico salpica las primeras páginas de la prensa europea por ser un destino turístico altamente demandado, como ocurrió en Tenerife en 2019 y en La Gomera en 2023. En 2025, como adelantó Vozpópuliel Gobierno de Canarias va a crear una empresa comercializadora de energía cuando la tendencia hasta ahora era precisamente dejar operar al sector privado. La energía en las islas, de siempre, fue cosa de empresas extranjeras. Las autoridades canarias quieren que se garantice no solamente la generación sino el transporte. Precisamente, Red Eléctrica de España (REE) está implantando un cable submarino para generar mayor seguridad entre Tenerife y La Gomera como ocurre actualmente entre Fuerteventura y Tenerife. Todo el sistema arrancó en Las Palmas cuando el capital norteamericano creó tras a I Guerra Mundial una sociedad de nombre en inglés similar a otra de la misma propiedad en Illinois: Union Electric Company (Unelco).

Son los años 30 y los efectos del crack de la Bolsa de Nueva York al terminar en México la guerra cristera sucedida entre 1926 y 1929 provocó que la experiencia norteamericana de la generación de luz acabara en manos del Estado años después y se paralizara el negocio. El desarrollo del proyecto vino de la mano de Samuel Insull que, tras una estancia en Las Palmas de la mano del promotor empresarial Alfred L. Jones se marcha a EE.UU en 1881 fascinado con los planes industriales de Thomas A. Edison y su invento del filamento incandescente alimentado por un motor de corriente continua: la bombilla eléctrica. En el Reino Unido ya era comercial de Edison.

Para poner en marcha

Pasan los años y Samuel Insull se acuerda de Canarias. Así, Unelco surge en Canarias en 1930 a manos del First National Bank de Chicago y la experiencia de grupo que tenía subsidiarias en 19 estados y suministraba el 8 por ciento de la electricidad comercial en los Estados Unidos en 1928 con el respaldo del Illinois Trust & Savings Bank de Chicago. Unelco fue rescatada en 1960 por el Estado dado que llegaban las necesidades de incremento de la demanda por el turismo a las islas. Con esa marca se unificaron todas las operadores que estaban sueltas por municipios isleños y se colocaron bajo el paraguas de lo que hoy es la SEPI. Unelco sigue existiendo bajo el paraguas de la marca Endesa en las islas.

Antes, en 1898, en Bélgica, Banque Internationale de Bruxelles y Banque Nagelmaekers crearon una empresa para generar energía en Las Palmas y nombre de nombre Engetra tras las gestiones hechas por el promotor Eusebio Navarro, fallecido en 1905 y sustituido por el ingeniero Clemente Dauthine, ingeniero belga. En 1921 la empresa suspendió los pagos porque los bancos consideraban que el negocio canario tenía un desarrollo muy lento y estaba lejos para ser mejor controlado. Por eso, la llegada de la empresa de Chicago fue vista por las autoridades isleñas como una bendición. En aquel período además de Union Electric Company en 1930 estaba la Compañía Eléctrica Industrial de Tenerife (Ceit), la Sociedad de Electricidad de Las Palmas (Selp) o la Compañía Insular Colonial de Electricidad y Riegos (Cicer), en todos los casos siempre en manos de capital privado norteamericano y europeo.

Samuel Insull triunfó con sus negocios en EE.UU. En 1889, Insull se convirtió en vicepresidente de Edison General Electric Company en Schenectady, Nueva York. La reputación de Insull como dinamizador empresarial era tan conocida que, cuando JP Morgan se hizo cargo de las compañías eléctricas de Edison en 1892, Insull fue enviado a Chicago para convertirse en presidente de la Chicago Edison Company, que estaba en dificultades. Insull era un hombre de negocios astuto y emplearía la corrupción de los 'Lobos Grises' del Ayuntamiento de Chicago para crecer pero estaba blindado ante los funcionarios municipales porque había comprado los derechos exclusivos de todos los equipos de generación eléctrica de todos los fabricantes estadounidenses.

El proyecto de Insull no era en Unelco venderle energía a la gente sino exportar tecnología y redes de alumbrado a los canarios mientras era dueño de cientos de plantas eléctricas, plantas de gas, plantas de agua, plantas de hielo, líneas de tranvías, líneas de autobuses y ferrocarriles que salpicaban el mapa desde Maine hasta Texas y se desbordaron hacia Canadá y México. Sus diversas empresas operaban en 32 estados, prestaban servicio a más de 5.000 ciudades, pueblos y aldeas y habían abastecido las necesidades de servicios públicos de aproximadamente 15.000.000 de personas. De 1930 sus activos combinados de todas sus empresas ascendían a cerca de 4.000 millones de dólares. 600.000 personas poseían acciones de sus empresas y medio millón más habían comprado sus bonos.

Samuel Insull, personalmente, tenía un patrimonio de 100 millones de dólares. Además de sus ingresos por inversiones, recibía 500.000 dólares al año en concepto de salarios de sus empresas. Era presidente de 65 empresas y miembro de los consejos de administración de 85 sociedades más. No es exagerado decir que era el hombre más poderoso de Chicago. Tenía en sus manos la cuarta ciudad más grande del mundo. Por eso dicen de él las crónicas de la época que quien quiso hacer negocio con la luz en Canarias antes de la Gran Depresión era un tirano industrial

Pasó, casi de la noche a la mañana, de tener miles de millones a la miseria en el gigantesco colapso del imperio Insull de servicios públicos. En octubre de 1932 cuando Unelco comenzaba a dar primeros pasos industriales, Insull fue acusado de bancarrota, malversación de fondos y uso del correo para estafar a inversores. Así comenzó una persecución que duró dieciocho meses para extraditarlo a Estados Unidos. Pero en 1934, el visado de Insull estaba a punto de caducar y no sería renovado. En marzo, abandonó discretamente Atenas a bordo de un vapor, el SS Maiotis, que había sido alquilado para Insull por un amigo inglés. Fue llevado a casa a bordo del vapor Exilona de la American Export Line, que entró en el puerto de Nueva York el 7 de mayo. Desde allí, fue trasladado en caravana a través de Nueva Jersey hasta Princeton Junction, donde abordó un vagón privado del ferrocarril de Pensilvania con destino a Union Station, en Chicago. Fue declarado inocente.

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