El Rey dirá basta. Si fracasa Pedro Sánchez en su intento de convertirse en presidente del Gobierno en la sesión de investidura que arranca el próximo día 2 de marzo, Zarzuela tiene previsto no proponer otro candidato hasta que no existan garantías plenas de que cuenta con los votos suficientes para lograr su objetivo. Nada señala explícitamente la Constitución al respecto. Ni en un sentido ni en otro. Fuentes de la Casa Real han deslizado en las últimas horas que impulsar una nueva ronda de consultas sería poco útil. Una liturgia estéril que puede conducir a un nuevo fracaso.
En el entorno del Monarca se menciona lo enrevesado de la situación, ya que los políticos no están facilitando una solución al actual 'impasse'
Entramos en terreno muy delicado en el que la Corona ha de tomar una decisión sin precedentes y que no se contempla literalmente en el famoso capítulo 99 de la Constitución que hace referencia a la investidura del nuevo jefe del Ejecutivo. En el caso de que el candidato propuesto en primera instancia no resulte respaldado por la Cámara, "se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores", menciona el texto legal. Es decir, una vez que el Jefe del Estado haya escuchado la opinión de los diferentes representantes de los grupos políticos presentes en el Congreso. Las perspectivas iniciales son muy negativas sobre las posibilidades que Pedro Sánchez consiga reunir los escaños suficientes que le despejarían el camino hacia La Moncloa. Todo es posible pero ahora mismo, se antoja una misión endiablada.
Diez días para negociar
En el Partido Popular se ha venido comentando que Rajoy, en ese caso, podría dar el paso al frente, que ha declinado en dos ocasiones, y sugerirle al Monarca su disposición a presentar su candidatura. Así lo ha dejado caer este viernes la vicepresidenta del Gobierno tras el Consejo de Ministros. No tendría los apoyos necesarios pero recuperaría en parte la iniciativa política que ha perdido en las últimas semanas. Este planteamiento chocaría con los postulados de Zarzuela. Ni un candidato más sin plenas garantías. Es decir, después de Sánchez no se propone la candidatura al siguiente, sino que tan sólo se posará el dedo real en quien haya logrado el respaldo requerido. Ahora mismo, un escenario inalcanzable. En Génova no coinciden del todo con este planteamiento. Javier Maroto, vicesecretario del PP, comentaba este jueves que "el Rey no sacó la calculadora a la hora de proponer a Sánchez como candidato. No lo hizo porque, a la vista está, los números no salen". El dirigente 'popular' se adelantaba, un poco aventuradamente, a los acontecimientos, puesto que el secretario general del PSOE aún tiene diez días para conseguir ahormar los avales necesarios para su designación. La mención a 'la calculadora' no ha sido bien recibida en fuentes del entorno de Zarzuela.
Maroto comentó que "el Rey no sacó la calculadora a la hora de proponer a Sánchez como candidato, porque, a la vista está, los números no salen", palabras que no sentaron nada bien en el entorno de la Zarzuela
No discurren fluidas las relaciones entre la Corona y el Ejecutivo en estos días. Moncloa recibió con mal gesto y peor ánimo la decisión de don Felipe de designar candidato a Sánchez en la segunda vuelta de las consultas, una vez que Rajoy había renunciado a tal posibilidad. En el PP se pretendía que Su Majestad permitiera apurar más los plazos antes de señalar al líder socialista, con el objeto de que se pudiera macerar algo más la idea del gobierno de coalición PP-PSOE y Ciudadanos que respetaría el espíritu del voto emanado de las urnas. Las relaciones institucionales entre el Monarca y Rajoy son correctas y más o menos cordiales. Pero han sufrido un notable deterioro desde que arrancó el proceso de negociaciones para la investidura.
El presidente del Gobierno en funciones ha declarado en numerosas ocasiones que mantiene su disposición a presentar su candidatura en el momento mismo en el que logre el número de respaldos necesarios. Podría hacerlo si Sánchez resulta vapuleado en su intento el día 5 de marzo. "Hará el ridículo, será un varapalo estridente para la actual dirección socialista. Entonces Rajoy podría intentarlo", comentan fuentes de Génova, donde no se han pronunciado sobre los nuevos planes de la Corona. Entre otras cosas, porque la Casa Real aún no ha emitido pronunciamiento oficial al respecto, ni lo hará hasta que no se haya sustanciado la ceremonia de investidura. Este mismo viernes Andrea Levy, dirigente del PP, señalaba que "si Sánchez fracasa, como parece, Rajoy volverá a pedir el apoyo al PP y Ciudadanos para formar Gobierno".
En el caso de que ningún partido logre, en estos dos meses, un acuerdo estable y sólido, no habría movimiento alguno por parte de Zarzuela. Se permitiría que el curso de los acontecimientos prosiguiera sin interrupciones hasta la convocatoria de elecciones generales, tal y como le comentó Rajoy a Cameron en su charla nada discreta de este jueves en Bruselas. Fuentes del Gobierno en funciones dan por hecho que Zarzuela consultará con los partidos, aunque sea en forma reservada, esta posibilidad de no abrir una nueva ronda de audiencias. Sería misión de Patxi López, el presidente del Congreso, quien actúa en toda esta complicada fase como el interlocutor único entre la Corona y las fuerzas políticas. Todas las decisiones de la Corona en estas circunstancias han de estar avaladas y refrendadas por el titular de la Cámara Baja. El papel de la Corona está perfectamente explicitado en la Carta Magna, que le otorga funciones de "arbitraje y moderación", sin más detalles. En el entorno del Monarca se menciona lo enrevesado de la situación, puesto que los dirigentes políticos no están facilitando en absoluto una solución al actual 'impasse', que mantiene una situación de bloqueo institucional a un país con un Gobierno en funciones desde hace ya casi tres meses. "A Zarzuela hay que venir con los deberes hechos, y hasta ahora, eso no ha ocurrido", susurran estas fuentes.