Su Majestad el Rey presidirá la tradicional recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en Madrid. Es un acto institucional de enorme relevancia, con despliegue de protocolo, discurso oficial y profusión de invitados. Es la segunda prueba de fuego para comprobar el estado de salud del Rey tras el fiasco de la Pascua Militar.
El equipo de Palacio prepara este nueva "reaparición" con la lógica minuciosidad. Mañana mismo, Don Juan Carlos presidirá la entrega de cartas credenciales de casi una veintena de embajadores, entre ellos el del Reino Unido. Será esta vez en la Zarzuela, y no en el Palacio Real, igual que ocurrió a finales de septiembre cuando, horas antes de la primera intervención de cadera a cargo del doctor Cabanela, el Monarca presidió una ceremonia similar. En formato breve y con el Rey sentado.
La imputación de la Infanta
La Casa Real ha respirado con alivio una vez despejado el "martirio" de la imputación a la Infanta. En la tarde del viernes se vivieron horas de mucha tensión entre el equipo de la Zarzuela y la Infanta y sus abogados. Finalmente una indicación del Rey permitió descartar la posibilidad de presentación de recurso por parte de Doña Cristina, según comentarios del círculo familiar. Miquel Roca, su defensor de cabecera, tuvo así que desdecirse de su estrategia, anunciada públicamente a las pocas horas de hacer público el auto del juez Castro sobre la imputación. Tampoco ha quedado en buen lugar el fiscal Horrach, tras el escrito que presentara en noviembre en el que pretendía desarmar buena parte de la argumentación esgrimida, semanas después, por el instructor.
El objetivo de la Zarzuela es atajar cuanto antes el efecto de contaminación que todo el escándalo Nóos está produciendo en la Corona. Tanto en la figura del Rey, tal y como se comprueba en los sondeos demoscópicos, en los que Don Juan Carlos pierde apoyos sociales en forma alarmante, como en la propia imagen del heredero.
El Príncipe se aleja
El Príncipe Don Felipe ha mantenido una escrupulosa distancia hacia los duques de Palma, de ahí que su aceptación pública lejos de resentirse, se ha reforzado. Pero un nuevo intento por parte de la Infanta de evitar comparecer ante el juez produciría un efecto muy negativo en la institución. El mensaje de "ejemplaridad" lanzado por el Monarca en su discurso navideño quedaría seriamente comprometido. Mero fuego de artificio.
La defensa de Doña Cristina piensa ahora que es mejor difundir la idea de que la Infanta saldrá prácticamente indemne del interrogatorio, y que hay que insistir en la idea de que una imputación no es una acusación. Incluso piensan que puede salir reforzada, si finalmente se la aparta del procedimiento. Doña Cristina habría declarado ante el tribunal "como un español más" y se habría evidenciado su inocencia, tal y como manifestaba ayer mismo su letrado. También se comentaba la posibilidad de que la hija del Rey evitara el "paseíllo mediático" en la Audiencia de Palma, en el caso de que se le permita llegar en automóvil hasta la puerta del juzgado.
Nervios y tensión
El Rey mientras tanto prosigue con sus ejercicios de rehabilitación. Los trastabilleos verbales de la Pascua Militar le han afectado profundamente, según comentan quienes han conversado con él en los últimos días. "Fueron los nervios", "demasiada tensión", se insiste. A estas alturas se reconoce cierta precipitación por mostrar una recuperación del Rey que no es tal y un formato equivocado por parte de los responsables de la Casa.
La recepción al Cuerpo Diplomático tiene que salir perfecta. Será la segunda aparición oficial del Rey en un acto de relevancia. Será también en formato reducido, igual que el año pasado y todos los detalles se aquilatarán al milímetro, comentan fuentes informadas. Se estudia incluso la posibilidad de que el Rey lea su discurso sentado, en contra de su empeño en hacerlo de pie ante la familia militar. Parece inevitable, en cualquier caso, que acuda con muletas. Los invitados también serán menos de lo habitual. No más de 150, cuando lo normal es que se reúnan unos 300. Un acompañante por embajador, dicen las previsiones. Aún no se ha fijado la fecha para el acto, ya que quizás el adeltanto de la citatación de la Infanta para declarar puede alterar los planes de Zarzuela.
No hay esta vez resquicio para los errores. Ni para las improvisaciones. Es preciso alejar cuanto antes el debate de la abdicación, dicen en el equipo de Palacio. El propio Monarca ha hecho saber a algunos representantes del Gobierno, tal y como informaba La Razón, su voluntad de recibir información constante sobre los asuntos que inquietan a la nación. En especial el desafío soberanista de Cataluña en el que Don Juan Carlos ha mostrado en privado su total apoyo con la línea que está desarrollando el Ejecutivo. El Rey quiere recuperar paulatinamente su presencia pública, su actividad y su protagonismo. Quiere, en suma, que se cuente más con él.