La ministra de Defensa, Margarita Robles, prepara un relevo en su cúpula que implicará el ascenso del teniente general Fernando José López del Pozo al frente de la Dirección General de Política de Defensa (DIGENPOL), según fuentes militares consultadas por Vozpópuli.
La DIGENPOL es el órgano de Defensa que se encarga de la planificación y desarrollo de la política del Ministerio. Está dirigido por la diplomática María Elena Gómez Castro, que próximamente va a ser nombrada por el Consejo de Ministros como representante de España ante el Comité Político y de Seguridad (COPS) de la Unión Europea. Un puesto en Bruselas con rango de embajadora.
El general López del Pozo pasó a la reserva en septiembre del año pasado sin grandes estridencias y alejado del foco mediático, tras vestir el uniforme del Ejército de Tierra durante 45 años. Su nombre sonó para asumir la jefatura de este cuerpo militar. Casi de inmediato, a los cuatro días de su pase a la reserva, fue repescado por la ministra para ocupar el puesto de subdirector general de Planes y Relaciones Internacionales a las órdenes de la citada Gómez Castro.
De ahí que en el Ministerio de Defensa muchos diesen por sentado, en aquel momento, que ese nombramiento del general López del Pozo por parte de Robles era una etapa de formación y transición antes de proceder a su ascenso a DIGENPOL. Lo que viene a ser un "planeamiento" en la jerga militar.
El citado general estuvo al frente del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa (EMAD) cuando se puso en marcha 'Balmis', el despliegue militar contra el coronavirus en la primera y segunda ola de la pandemia.
López del Pozo recibió a Vozpópuli hace justo un año e hizo balance de esta operación inédita en las Fuerzas Armadas que le encomendó Robles. Sin tapujos, destacó la necesidad de un mayor entendimiento entre las administraciones para hacer frente a la pandemia: "Necesitamos la coordinación del Estado, del país, para poder ganar a esta amenaza".
Bajo su mando, los ejércitos asumieron algunas de las funciones más complejas durante la pandemia. El traslado de cadáveres supuso un desgaste psicológico entre los militares implicados. También se desinfectaron espacios críticos -como residencias de ancianos-, se proporcionó apoyo sanitario en centros o regiones desbordados y se cumplieron labores de vigilancia en vías públicas e infraestructuras. "Las Fuerzas Armadas hemos sido la punta de lanza, los primeros que salimos, pero si nos dejan solos no vamos a ganar. Seguro", aseveró López del Pozo.
Era difícil prever que el jefe del Mando de Operaciones afrontaría un reto de esta envergadura poco antes de su jubilación. Asumió el cargo en el EMAD el 28 de abril de 2017, apenas una semana más tarde de ser ascendido a teniente general.
Desde entonces fue el máximo responsable de las misiones españolas desplegadas en el exterior: desde el Sahel africano hasta Oriente Medio; de los países bálticos a la lucha contra la piratería en el Índico. También de las operaciones permanentes en territorio nacional en defensa de la seguridad del país. Pero se le recordará por su trabajo al frente de 'Balmis'.
Una disyuntiva para Robles
El currículum del general López del Pozo cuenta con un extenso historial de condecoraciones y ha participado en tres misiones en el exterior: Bosnia, Irak y Líbano. Casado y con tres hijas, su ascenso a DIGENPOL podría ser cuestión de días. Las citadas fuentes subrayan la "buena química" de Robles con este militar.
Este previsible ascenso del general López del Pozo abre la incógnita de si Robles dejará a la cúpula de Defensa sin un diplomático, donde en la última década se han repartido puestos al frente de la DIGENPOL o de la Secretaría General de Política de Defensa (SEGENPOL), un escalón superior. Este último órgano, el 'número cuatro' en el organigrama de Defensa, lo ocupa el almirante Juan Francisco Martínez Núñez desde hace casi cinco años.