España

Sánchez diseña un Grupo Socialista para atrincherarse en la oposición a Feijóo desde el primer día

Su reto es no bajar de cien diputados, justo lo contrario de lo que ansían los más críticos y la ‘vieja guardia’ socialista para forzar un congreso extraordinario en octubre y empezar la “refundación” del PSOE sin ‘sanchismo’

  • Pedro Sánchez en una sesión de control en el Congreso -

Pedro Sánchez no ha confeccionado las candidaturas del PSOE al Congreso buscando solo acomodo a sus ministros y al núcleo duro de La Moncloa y Ferraz, inmersos en un sálvese quien pueda, sino procurando también que el próximo Grupo Socialista esté preparado para “hacer una oposición solvente a Alberto Núñez Feijóo desde el primer día” si pierde las elecciones el 23 de julio, señalan a Vozpópuli diversas fuentes de ese partido.

Así entienden la imposición del hoy recuperado director adjunto de gabinete de La Moncloa, Antonio Hernando, el hombre que dejó a Sánchez tirado para irse con Susana Díaz en las primarias, nada menos que como cabeza de lista por Almería; O la inclusión a última hora y con calzador del ministro de Asuntos Exteriores, Manuel Albares, y el director de gabinete en La Moncloa, Óscar López, ex secretario de Organización con Alfredo Pérez Rubalcaba, como números cinco y siete en la lista por Madrid. Una candidatura en la que hay overbooking de ministros, como la vicepresidenta Teresa Ribera, el número dos; el ministro de Presidencia, Félix Bolaños en el tres; Defensa, Margarita Robles, en el cuatro, y hasta la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, en el seis.

Semejante desembarco en una candidatura en la que sólo son madrileños, a efectos orgánicos, Sánchez y Bolaños resulta sumamente arriesgado porque ha relegado a Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y ex secretario general del PSOE-M, al puesto nueve de la candidatura… a un paso de quedarse fuera, a poco que vayan más las cosas el 23J. No en vano, el PSOE sacó en Madrid sólo siete diputados en 2016 y subió a diez en el mejor de los escenarios para Sánchez, 2019, cuando logró 120 parlamentarios en toda España.

Antonio Hernando y Margarita Robles fueron portavoces del Grupo Socialista en la oposición, y junto a otros también recuperados José Luis Ábalos (dos por Valencia) o Carmen Calvo (cabeza de lista por Granada), formaron parte del “no es no” al PP; un ataque particularmente duro entre julio de 2017 -tras la vuelta de Sánchez y su victoria sobre Susana Díaz en las primarias- y junio de 2018, cuando el líder socialista logró desalojar a Mariano Rajoy de La Moncloa mediante una inesperada moción de censura.

El asalto a las listas, que los más críticos ven puramente alimenticio -“de algo tienen que vivir”-, ha costado un auténtico terremoto, porque puede llevarse por delante tanto a veteranos como Simancas como a jóvenes valores tal que la secretaria de Igualdad de la Ejecutiva, Andrea Fernández, la mujer que protagonizó la reforma de la Ley del solo sí es sí

A ese ariete parlamentario contra Feijóo se van a unir, además, la ministra Hacienda, María Jesús Montero; el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska; Cultura, Miquel Iceta (ex primer secretario del PSC); Educación, Pilar Alegría -cuya inclusión en contra de la militancia de Aragón ha desatado un vendaval con el barón local, Javier Lambán-; la ministra de Administraciones Territoriales, Isabel Rodríguez; el de Agricultura, Luis Planas; Ciencia Diana Morant; Transportes, Raquel Sánchez; y los recientemente nombrados Héctor Gómez, Industria; y José Manuel Miñones, Sanidad… Hasta el fontanero mayor de La Moncloa, el secretario de planificación y estrategia, Francisco Salazar, va de número cuatro por Sevilla.

En total, 14 de los 17 ministros socialistas de éste gobierno después de que Nadia Calviño, vicepresidenta económica; el ministro de Seguridad Social, José Manuel Escriva, y la ministra de Justicia y jueza, Pilar Llop, dijeran al presidente que “no” a ir en candidatura, que se vuelven a su actividad profesional.

Con todos ellos, más el actual portavoz parlamentario, el veterano Patxi López -número uno por Vizcaya-, Pedro Sánchez intentará parar el golpe de una eventual derrota y hacer oposición “en caso de que sobreviva políticamente al 23J”, señalan varias fuentes. “Y si no lo logra, sí su derrota es inapelable, una vuelta a los 90 diputados la presencia de pesos pesados facilitará la travesía del desierto a su sucesor o sucesora”, coinciden varios consultados.

Igual que González y Zapatero

Nada nuevo bajo el Sol, defienden en La Moncloa y Ferraz el retoque de las candidaturas, porque la intervención del secretario general sobre las candidaturas también la practicaron en el pasado Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, aunque bien es cierto que nunca provocaron el grado de enfrentamiento al que se llega hoy en el Comité Federal.

Los candidatos afectados por el corrimiento a la baja de sus nombres en Aragón -para meter a última hora a Susana Sumelzo- y Ávila han renunciado a presentarse; más suerte, o mas determinación, ha tenido Emiliano García-Page, que ha obligado a Pedro Sánchez, bajo amenaza de liarla hoy en el Federal, a deshacer el cambio de número uno por Toledo para devolvérselo a Sergio Gutiérrez en lugar de la alcaldesa de la capital, Milagros Tolón.

Los críticos ven la desautorización de los resultados en las asambleas de militantes como algo más alimenticio -“de algo tienen que vivir”- que político, y advierten que puede llevarse por delante no solo a veteranos como Simancas, también a jóvenes valores como la secretaria de Igualdad de la Ejecutiva, Andrea Fernández. Ella fue quien protagonizó las negociaciones con Podemos para reformar la Ley del solo sí es sí y ahora ir de número dos por León no le asegura siquiera salir elegida.

De momento, a quienes ya se ha llevado por delante la limpia es a Felipe Sicilia, cabeza de lista por Jaén en 2019 y portavoz de la Ejecutiva Federal durante la etapa de Adriana Lastra, y a la portavoz en la Comisión de Igualdad del Congreso, Laura Berja, número dos hace cuatro años. Ambos eran lastristas puros y hay quien ve en su salida de la primera línea una limpia por parte de Sánchez de lo que fue Ferraz durante la etapa de la vicesecretaria general, que va a volver al Congreso como número uno por Asturias.

Sánchez se ha olvidado de Yolanda Díaz y ahora llama a agrupar todo el voto de izquierda en el PSOE; señal “inequívoca”, coinciden varias fuentes, de que ya confía poco en sus posibilidades de permanecer en La Moncloa y apuesta por una victoria débil de Feijóo con Abascal que le permita sobrevivir

El propio presidente del Gobierno es consciente de lo doblemente arriesgada que es su apuesta de adelantar en cinco meses la cita con las urnas: se ha desdicho otra vez de su palabra -se había negado por activa y por pasiva a acortar la legislatura-, y además ha otorgado a estas elecciones un carácter plebiscitario -“o Feijóo o yo”, de ahí el reto a seis cara a cara-, en medio de la que el 28 de mayo se vio como una descomunal ola antisanchista, agitada por PP y Vox.

En previsión de que la ola se le lleve por delante, desde el mismo lunes 29 de mayo, al día siguiente de perder seis autonomías y 17 capitales de provincia, su mensaje es justamente el contrario del ticket con Yolanda Díaz y Sumar que había venido alentando a raíz de la moción de censura de Vox protagonizada por Ramón Tamames.

Ahora Pedro Sánchez llama a agrupar todo el voto de izquierda en el PSOE, señal “inequívoca”, coinciden varias fuentes socialistas, de que Pedro Sánchez ya confía poco en sus posibilidades de permanecer en La Moncloa y apuesta por una victoria débil de Feijóo con Santiago Abascal que le permita sobrevivir a la marejada interna tras el 23J y eventualmente volver al poder.

Gestora con Vara o Patxi López

Su reto es no bajar de cien diputados -ahora tiene 120-, justo lo contrario de lo que buscan, aunque no lo digan en público, los barones más críticos y la vieja guardia: que el PSOE caiga hasta 90 parlamentarios; sería la excusa perfecta para un movimiento de refundación ya sin él al mando. “Si el PSOE saca menos de cien diputados tiene que dimitir”, señala un consultado.

La cuestión llegados a ese punto es ¿Cuándo tendría que producirse esa dimisión de Pedro Sánchez? ¿En la misma noche del 23J, con la consiguiente formación de una gestora -hay quien ya ve a Guillermo Fernández Vara o a Patxi López al frente de la misma- con el único mandato de convocar un congreso extraordinario dos meses después? ¿Tiene intención de dimitir o, más bien, ha armado un Grupo Socialista de fieles para atrincherarse, por intentan echarle de nuevo como el uno de octubre de 2016?

Aunque gane el PP y su investidura esté garantizada, hasta los críticos más realistas creen si la derrota del PSOE no es rotunda Sánchez esperará unos meses a ver al desgaste de Feijóo tras un obligado pacto con Santiago Abascal. Y su reciente nombramiento como presidente de la Internacional Socialista, admiten, le proporciona cierto blindaje y plataforma internacional, que puede permitirle sobrevivir hasta el 41 Congreso del partido en 2024, sin necesidad de resignar ya la Secretaría General del PSOE y verse abocado a un siempre traumático congreso extraordinario que no controlaría.

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