España

Sánchez teme que su choque con Tamames provoque abstención de izquierda el 28-M

Por eso, abordará la moción de censura con "máximo respeto" al histórico antifranquista dirigente del PCE y con duras críticas a la "cobardía" de Santiago Abascal y a Feijóo por desestabilizar España

  • Ramón Tamames y Santiago Abascal

Pedro Sánchez se asoma a la moción de censura de Vox confiado porque la tiene ganada de antemano y recuperará iniciativa tras varias semanas horribilis con Podemos a causa de la Ley del solo sí es sí , trenes que no caben por los túneles, y la trama de corrupción del exdiputado socialista Bernardo Fuentes Curbelo Tito Berni. Pero también teme que su choque con el candidato a presidente, el casi nonagenario comunista y antifranquista Ramón Tamames, refuerce el marco "trumpista y antipolítico que quiere Vox", admiten a Vozpópuli diversas fuentes de la Dirección del PSOE.

Para el núcleo duro socialista, donde hay "muchos nervios" ante la posible implicación de más diputados socialistas y cargos canarios en las fiestas con prostitutas y fraudes de Tito Berni, lo que vamos a vivir en unas semanas en el Congreso -la fecha del Pleno todavía no ha sido fijada- será "lo más parecido a una distopía en la historia reciente de España", que puede acabar en "un chiste o algo más serio y preocupante". Dependerá de cómo sus protagonistas, que son todos los portavoces parlamentarios, no solo el hoy presidente y su anciana alternativa, encaucen el debate.

"Si, al final, los españoles asistimos al show de un Tamames con evidentes achaques, aguantando a duras penas dos días en la tribuna de oradores, mientras los demás nos enzarzamos en un todos contra todos, eso generará más ruido y probablemente abstención; y no precisamente en la derecha, que está muy movilizada", señala con recelo un responsable del PSOE en alusión a las elecciones municipales y autonómicas el 28 de mayo.

Aunque, sobre el papel, la moción de censura da oxígeno a los socialistas, estos no descartan que tanto ruido acabe reforzando a toda la derecha en voto y, posteriormente, en el reparto de poder local y autonómico tras las elecciones del 28 de mayo

El ruido y la antipolítica históricamente han desmovilizado mucho a la izquierda española, recuerdan en Ferraz, "y se vota el tan solo dos meses después de la segunda censura a Sánchez en una legislatura". Ya ocurrió al final del mandato de Felipe González 1993/96, cuando salieron a la luz numerosos casos de corrupción socialista, y en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria (2008) y la consiguiente crisis económica.

Es decir, aunque sobre el papel la moción de Tamames dará oxígeno al PSOE, no es nada descartable que tanto ruido político acabe reforzando a toda la derecha en voto y en el posterior reparto de poder. Son unas elecciones en las cuales el talón de Aquiles de la izquierda va a ser un Podemos debilitado hasta el punto de estar en el aire su continuidad en muchos parlamentos autonómicos y consistorios por no alcanzar un mínimo de voto; es el caso de Madrid -5% mínimo-, donde los morados mantuvieron su presencia en los comicios de mayo de 2021 únicamente porque Pablo Iglesias logró un 6,9% en el arreón final.

Todo lo contrario le ocurre a la formación dirigida por Santiago Abascal, que lleva varias semanas con viento de cola, viendo como se impone su agenda en el debate público: alarma por la rebaja de las penas a los independentistas condenados por sedición y malversación en el 1-O en Cataluña, y más alarma social todavía por la rebaja de condena a más de 600 agresores sexuales y 56 excarcelados. Esto se traduce, de momento, en que Vox, pese al ascenso del PP de la mano de Alberto Núñez Feijóo, no baja en los sondeos del 14/15% de voto y tercer partido del país.

A pesar de que Feijóo se ha desmarcado diciendo a Tamames "si fueras mi padre no te dejaría hacerlo", al PSOE no le vale que el PP ahora se lave las manos, porque desde 2018 "intenta imponer el relato de que Sánchez es un okupa en La Moncloa"

La moción de censura "tiene pros y contras" para el PSOE, reconoce una fuente muy cercana al presidente del Gobierno. Por eso, durante su intervención, Sánchez compaginará "máximo respeto" al anciano catedrático antifranquista -fue encarcelado por ello-, apenas afeándole que se haya prestado al show, con un "duro" ataque a Abascal por "cobardía", por no dar la cara, y a Feijóo por haber contribuido a un "clima de desestabilización de España" que puede frenar la recuperación económica.

Y esto último, a pesar de que el presidente del PP no solo se ha desmarcado -la moción parece "una frivolidad" a dos meses del 28-M que solo tiene como objetivo desgastar la progresión de los populares- sino que durante un almuerzo a solas con Tamames para hablar de la propuesta que le había hecho Abascal aconsejado por el escritor Fernando Sánchez Dragó, le soltó: "si fueras mi padre no te dejaría hacer esto".

A los socialistas, sin embargo, no les vale que el PP ahora se lave las manos; creen que hemos llegado a esta situación surrealista -que un catedrático emérito de 89 años se postule para sustituir a un presidente de 50- porque desde que Sánchez desalojó a Mariano Rajoy del poder, el uno de junio de 2018, "intenta imponer el relato de que Sánchez es poco menos que un okupa en La Moncloa".

“Trifulca de extremos”

Un relato que, añaden las fuentes consultadas, ha acabado por imponerse en buena parte de la derecha política y mediática, y que podría verse reforzado si la moción se convierte en un choque de extremos: por un lado, Vox, dado que el PP probablemente opte por un perfil bajo -Feijóo no tiene escaño en el Congreso- de la mano de su portavoz, Cuca Gamarra, y por otro un Sánchez sobrepasado por la fiereza de sus socios Podemos (Pablo Echenique), ERC (Gabriel Rufián), Bildu (Merche Aizpurúa), Compromis (Joan Baldoví) y Más País (Íñigo Errejón), además de los independentistas de Junts pel Cat, las revolucionarias CUP y el Bloque Nacionalista Galego (BNG).

"Demasiada fragmentación parlamentaria", señala una fuente del Grupo Socialista, como para dar por sentado a priori que el debate no degenere en "trifulca de extremos".

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