Prueba de fuego para Fernando Grande-Marlaska en el Congreso de los Diputados, en medio de la polémica desatada por las últimas revelaciones en torno a la tragedia de Melilla del 24 de junio, que apuntan a que al menos se habría producido una muerte en territorio español. El ministro del Interior niega la mayor y asegura que todos los fallecimientos tuvieron lugar en suelo marroquí, arremete contra el PP por difundir "falsedades" y pone en entredicho las investigaciones que ponen en duda su versión. Todo ello en una jornada en la que los partidos presentes en la Cámara -a excepción únicamente de PSOE y Unidas Podemos- exigieron su dimisión.
"No tuvimos que lamentar ninguna muerte en territorio nacional", esgrimió Marlaska, cercado por la crisis que ha supuesto la gestión de la crisis migratoria en el puesto fronterizo de Barrio Chino. No faltaban las voces que, al comienzo del Pleno, afirmaban que el ministro estaba "acorralado". Lo hacían en referencia a la investigación de la ONG Lighthouse Reports, de la mano de varios periódicos -incluido El País-, en la que se afirma que al menos un joven inmigrante murió en suelo español. Llovía sobre mojado, porque otro documental de la BBC emitido en las últimas semanas también difería de las versiones oficiales de Marruecos y España.
A todo ello había que sumar las valoraciones de los diputados que viajaron hasta la valla de Melilla para conocer de primera mano el lugar donde se produjeron los hechos. Ninguno de ellos -salvo el del PSOE- regresó con la convicción de que el relato ofrecido hasta la fecha encajaba con la realidad. Ana Vázquez, del PP, destacó las "mentiras" de Marlaska sobre lo sucedido, mientras que los socios habituales del Ejecutivo -ERC, Unidas Podemos y EH Bildu- arremetieron contra la actuación de la Guardia Civil.
Las críticas en el Congreso
Todas esas razones pesaban en la comparecencia de Marlaska ante el Congreso de los Diputados. El PP ya había revelado sus cartas: el vicesecretario general del partido, Esteban González Pons, ya había anunciado que pediría su dimisión. Quedaba la incógnita de la posición que asumirían el resto de partidos. Y la conclusión casi unánime era que el ministro del Interior no podía seguir en su puesto.
"No siga envuelto en la mentira y váyase señor Marlaska", requirió Ana Vázquez, del PP. Vox también pidió la dimisión del ministro por "tener abandonados" a los guardias civiles de Melilla, en palabras de Javier Ortega Smith. Ciudadanos, a través de Miguel Gutiérrez, lamentó que el dirigente de Interior no dejase el puesto y planteó la creación de una Ley Migratoria para evitar "desgracias como la ocurrida en la valla de Melilla".
Pero las críticas también llegaron por parte de los partidos con los que el Gobierno se apoya para sacar habitualmente sus propuestas, incluidos los Presupuestos Generales del Estado. "Un ministro así no puede seguir ni un día más", reprendió María Carvalho Dantas, de ERC. "¿Por qué no se activa una Comisión de investigación?", interpelaron desde EH Bildu, con Jon Iñarritu como portavoz. "Deje de enrocarse, señor Marlaska", arremetió Mikel Legarda, de PNV.
Incluso hubo referencias directas hacia la "soledad" con la que el ministro del Interior afrontó la sesión. El diputado navarro Carlos García Adanero destacó la ausencia de miembros del Gobierno, incluido Pedro Sánchez, en la bancada junto a Marlaska en una jornada crucial para el ministro. Éste le respondió que estaban ocupándose de otros asuntos y que se sentía especialmente arropado por el PSOE.
PSOE... y Unidas Podemos
Y es precisamente desde las filas socialistas donde el ministro del Interior encontró el principal -y único- apoyo en la crisis. Porque Unidas Podemos, que criticó abiertamente las mentiras de Marlaska y aseguró -en boca de Enrique Santiago- que hubo muertos en suelo español, tampoco pidió al ministro que abandonase su puesto.
Fuentes parlamentarias consultadas por Vozpópuli inciden en que el acuerdo de Gobierno de coalición suscrito entre PSOE y Unidas Podemos dificulta que ninguno de estos partidos pida la dimisión de ningún miembro del Ejecutivo, independientemente de su adscripción política o de la cartera que ocupe.
Así reza el octavo punto del acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos: "Los partidos firmantes se comprometen a dar apoyo parlamentario en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo a la acción de gobierno y al desarrollo de los acuerdos explícitos alcanzados en el programa de gobierno progresista, debiendo prestar respaldo al gobierno de coalición y a cada uno de los ministerios que lo componen".
Un acuerdo con el que Fernando Grande-Marlaska ha evitado un nuevo ariete contra su gestión por la tragedia de Melilla; en este caso, por parte de Unidas Podemos. Los partidos presentes en el Congreso, no obstante, no dan por concluidas las explicaciones y sopesan la opción de pedir la apertura de una Comisión de investigación para esclarecer los hechos en los que murieron al menos 24 personas.