España

Sáenz de Santamaría hizo posible el acuerdo de todas las Comunidades con el Gobierno

El pacto vino precedido de decenas de conversaciones con presidentes y consejeros autonómicos. Incluso durante la cita del Senado, fue la que terminó de acordar la declaración junto a las comunidades de Andalucía, Pais Vasco, Asturias, La Rioja y Castilla y León. A pesar de las tiranteces con Artur Mas, le convenció de las bondades del acuerdo

El acuerdo unánime que firmaron todas las Comunidades Autónomas en la Conferencia de Presidentes del martes no se alcanzó en las poco mas de siete horas que duró la reunión . El documento que se conoció al término de esa cita vino macerándose a lo largo de semanas, de llamadas telefónicas, de sondeos con consejeros autonómicos de Presidencia pero también con los propios presidentes de los ejecutivos regionales. Fue una labor de zapa que asumió la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la autentica ártífice de que, por vez primera, se saliera de una Conferencia de Presidentes con un documento avalado por todos.
Sáenz de Santamaría negoció hasta el final, incluso durante la propia cita del Senado. Fue de las que se quedó sin comer para poder reunirse con los "números dos" de los ejecutivos socialistas, -- Andalucía, Asturias y País Vasco-- y dos de los suyos, La Rioja y Castilla y León, para culminar un texto que solventara, paradójicamente, la bronca que tenían andaluces y asturianos en torno a si el documento debía contener alusiones a un cambio del modelo de financiación autonómica, del que la comunidad Asturias se siente bastante beneficiado.

 

De este modo, los barones autonómicos conocían antes de sentarse en la reunión del Senado las grandes líneas de la declaración. La vicepresidenta había adelantado parte del contenido a los consejeros de Presidencia en una reunión en Moncloa el lunes de la semana pasada. Todavía no había estallado la rebelión de los presidentes de Comunidad Valenciana, Baleares y Aragón contra las Cuentas del Estado, que se conocieron cuatro días después, aunque sí sabían del malestar generalizado de todos ellos por el reparto de déficit a pesar de la rebaja que Bruselas había concedido a España para este año. De hecho, la disposición del Gobierno a negociar dichos criterios de reparto, e incorporar ese compromiso en el documento, fue lo que hizo posible el consenso.

 

Tensión con Artur Mas

También tuvo que lidiar Sáenz de Santamaría con el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, sentado a su derecha durante la Conferencia de Presidentes. La vicepresidenta le soltó un "es lo que hay" en alusión al documento ante un Mas que admitía esperar otra cosa. "Es una propuesta de austeridad", subrayó la mano derecha de Mariano Rajoy en el Gobierno al tiempo que le invitaba a repasar de nuevo el texto. Se veía un ambiente tenso entre los dos, pero el catalán acabó aceptando al igual que el resto de los presidentes autonómicos a pesar del claro divorcio con el Estado que supone su apuesta soberanista. Un desafío que, precisamente, recibió una respuesta muy dura de la propia Sáenz de Santamaría el pasado jueves durante la rueda de prensa que sigue al Consejo de Ministros. La vicepresidenta recordó a Artur Mas que el Gobierno disponía de instrumentos para parar un referéndum o consulta sobre autodeterminación que no hubiera sido autorizado y que no dudaría en echar mano de ellos, aludiendo al Tribunal Constitucional, que suspendería la convocatoria.

 

En cambio, Mas dio ayer otra versión sobre la declaración conjunta que salió de la V Conferencia de Presidentes. "Nos pusieron encima de la mesa una declaración que empecé a leer y no me gustó y a partir de ahí empecé una discusión educadísima con Sáenz de Santamaría para hacerle saber que había cosas que no me gustaban y otras que pensaba que eran de otra manera o que no sonaban bien", pero, finalmente, accedió a sumarse al resto.

 

El consenso del martes constituyó sin duda, una de las pocas alegrías que ha recibido este Gobierno desde que desembarcó en Moncloa, y el mérito se lo atribuyen a la vicepresidenta, a quien muchos consideran una de las apuestas más firmes de futuro en la era "postrajoy" en competencia con otro peso pesado, éste del partido, la secretaria general popular y presidenta de la Comunidad de Castilla-la mancha, María Dolores de Cospedal.

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