La ciudad de Málaga siempre ha sido una de las más turísticas de España, pero, desde la vuelta a la actividad tras el parón provocado por la pandemia, cada vez está recibiendo más “turismo de borrachera”. Esta tipología se caracteriza por atraer a jóvenes, normalmente extranjeros, y ofrecerles fiestas a unos precios muy bajos.
Una realidad con la que los malagueños deben convivir y a la que ya se están enfrentando desde varias asociaciones de vecinos. Las fiestas en la calle hasta altas horas de la madrugada son una de las principales quejas que los ciudadanos recogen contra este “turismo de bajo coste”.
La principal protesta es el ruido, que se alarga durante toda la noche, sobre todo en las calles del centro. También los desperfectos o “vandalizaciones” de las calles producidas precisamente por estos turistas en estado de embriaguez. Uno de los casos más recientes es el del hombre que se quedó atrapado en un contenedor de basura el pasado mes de junio.
Esta situación de descontrol se contrapone al “turismo de calidad”, así denominado por los propios vecinos, más enfocado a la cultura y el descanso. La ciudad de Málaga estaba acostumbrada a acoger a este tipo de visitantes durante todo el año, aunque “nunca faltaban las fiestas, pero no así”, aseguran vecinos de la zona más céntrica.
La Asociación de Vecinos Centro Antiguo de Málaga publica en su cuenta de Twitter un vídeo en el que se observa a un grupo de hombres jugando una “pachanga” en la madrugada tras volver de una fiesta.
Utilizando esta misma plataforma, el propio Ayuntamiento de Málaga ha lanzado un mensaje que pide respeto a todos los visitantes que llegan cada día a la ciudad para disfrutar de sus playas y sus bares.
Y como ellos, centenares de usuarios utilizan las redes sociales para exponer su descontento con la actividad turística de su ciudad. Además, piden responsabilidad al Ayuntamiento de Málaga para que tome acción contra esta “invasión turística”.
Otra problemática son las terrazas. Muchos vecinos de la ciudad se quejan de la ampliación de las terrazas de los restaurantes ocupando espacio público como plazas o aceras. Estas obstaculizan el paso y eliminan muchas zonas de recreo en las que ahora te verás obligado a consumir si quieres disfrutar de ellas.
El desembarco de este turismo en la ciudad andaluza no solo está generando la crispación entre sus habitantes, sino que la propia urbe está comenzando a verse afectada en términos de suciedad y desperfectos.
Así se pudo ver la pasada noche de San Juan, tras la que se tuvieron que movilizar a más de 200 operarios de limpieza para recoger casi 35 toneladas de basura en la playa de la Malagueta.
Los vecinos tienen claro cuál es uno de los grandes culpables: los pisos turísticos. El boom que estos alojamientos han tenido durante los últimos años son el principal motivo de la llegada de este turismo masivo. Málaga se encuentra entre las cinco provincias con más pisos turísticos del país y eso se nota en sus calles, cada vez más repletas de visitantes que no agradan a los malagueños.
