Sigue la guerra interna en UPyD, un partido a la deriva en las encuestas corroído por Podemos al igual que le sucede a Izquierda Unida. La refriega estalló en agosto con un artículo del ya exportavoz en Bruselas Francisco Sosa Wagner en El Mundo pidiendo la unidad con la formación Ciutadans, seguido de un aluvión de reproches de los suyos. La crisis siguió con la dimisión de Sosa Wagner, pero de los cuatro eurodiputados de UPyD dos son del sector crítico.
El último paso se dio ayer, con la aprobación de la Ejecutiva nacional de un documento reglamentando las “Instrucciones de funcionamiento de la Delegación de UPyD en el Parlamento Europeo”. Se trata de un borrador pergeñado desde la propia delegación cuyo objetivo es establecer, en teoría, unas normas de funcionamiento internas y, protesta el sector crítico, tejer un control más efectivo sobre la actividad de los electos en Bruselas.
Sin embargo, quienes promueven estas instrucciones defienden que el borrador está en plena elaboración y que la propuesta no es definitiva. "Todo el mundo puede participar en su redacción, porque lo estamos redactando con la máxima eficacia y transparencia", señalan fuentes autorizadas.
El borrador, al que ha accedido Vozpópuli, tiene diez páginas y algunos puntos que no han sentado bien entre los partidarios de converger con la formación de Albert Rivera. Entre otras cosas, dota al jefe de la delegación (Maite Pagaza, una dirigente valorada dentro y fuera del partido) de la facultad de “fijar criterios”, así como decidir toda “la política a seguir en materia de Recursos Humanos”.
Este mandato relacionado con la política laboral afecta, como se lee más adelante, a los asistentes contratados, teóricamente dependientes de los eurodiputados en todos los demás grupos políticos de la Eurocámara. Más adelante se decreta que los asistentes deberán “rendir cuentas” al representante para el que trabajen “excepto en cuestiones administrativas”. “En el caso en el que las instrucciones dadas por un eurodiputado a los miembros de la Delegación contravengan las instrucciones del Portavoz, prevalecerán las instrucciones de éste último”, termina diciendo este apartado.
Pero la concesión más importante al jefe de la delegación es otra: la de que gozará de un “voto de calidad en caso de empate”. Y se impone una asistencia efectiva a las reuniones. “Los eurodiputados están obligados a acudir Plenos, comisiones, reuniones de trabajo y demás actividad comprometida oficialmente —salvo causa sobrevenida debidamente notificada por escrito al Portavoz— así como a la actividad interna de la Delegación y a justificar por escrito y con antelación al Portavoz su ausencia en todos los casos”.