Curiosa paradoja la de esta semana en el País Vasco. El lehendakari, Íñigo Urkullu, atacaba con severidad a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por la política fiscal que está poniendo en marcha. Y al mismo tiempo los empresarios vascos, con la patronal a la cabeza, liderada por un ex del PNV, defendían la fiscalidad madrileña y criticaban que Euskadi no ponga esas facilidades para emprender negocios.
El mensaje de Urkullu contra Ayuso no era nada inocente. En un acto ante lo más granado del empresariado vasco, el lehendakari se explayaba acusando a Madrid de dumping fiscal y a Ayuso de querer convertir la región en una suerte de paraíso fiscal. De paso, aprovechaba para defender el modelo foral vasco asegurando que el Concierto Económico y el célebre cupo vasco no suponen ventaja alguna respecto a otras comunidades.
La propia Ayuso respondía diciendo que "cuando empiezan a irles las cosas peor, porque con políticas autoritarias no se crece, nos miran con envidia y nos critican con agravio" y, de paso, afirmando que el País Vasco "tiene un régimen fiscal a la carta, con toda suerte de privilegios". Porque la lucha entre presidentes autonómicos ha provocado un debate sobre las ventajas de Euskadi respecto al resto de regiones de España.
La lucha entre presidentes autonómicos ha provocado un debate sobre las ventajas de Euskadi respecto al resto de regiones de España
Este viernes volvía a la carga el consejero de Economía, Hacienda y Empleo de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, aseverando que Urkullu es el "último que puede hablar" sobre un supuesto dumping fiscal de Madrid porque Euskadi goza de reglas fiscales distintas. A su juicio, el jefe del Gobierno vasco ha logrado el efecto contrario al que buscaba, de manera que en el País Vasco y "en toda España" llevan días hablando de los "impuestos altos" en Euskadi y lo "bien que vendría" que fueran más bajos.
Confebask, con Ayuso
Dicha respuesta emanaba de lo sucedido en Euskadi esta semana: los empresarios alabando el modelo madrileño. Algo bastante llamativo, dado que la patronal vasca no suele entrar en polémicas con el PNV. De hecho, son evidentes los vínculos entre ambos, toda vez que el presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre, veterano del asociacionismo empresarial -ya lideró la patronal guipuzcoana-, formó parte de los jeltzales. Pero en este caso sí ha habido choque de opiniones.
Zubiaurre afirmaba en una entrevista radiofónica que mientras Madrid se ha convertido en los últimos años en "una comunidad muy competitiva para atraer la inversión y el talento", en el País Vasco "hemos perdido competitividad en ese sentido", puesto que, según defendió, "el Impuesto de Patrimonio nos perjudica mucho a la hora de atraer talento y proyectos". "Ese impuesto nos da muy pocas cosas buenas y nos trae grandes perjuicios". Ya hace tiempo que Madrid eliminó ese tributo.
Justo en la misma línea opinó el secretario general de Empresas Alavesas (SEA), Juan Ugarte, que se lamentó de que "por desgracia, Euskadi está perdiendo atractivo inversor". "Madrid cuenta con unas ventajas fiscales que no tiene hoy el País Vasco". O, dicho de otra manera, los representantes de los empresarios vascos piden a Urkullu cambios legales similares a las políticas adoptadas por Ayuso.
"Sus intereses"
La respuesta del Gobierno vasco a esos empresarios tradicionalmente afines es que el modelo de Ayuso es erróneo por su falta de solidaridad, que hay que mantener impuestos como el de Patrimonio y que hay que procurar parecerse a los países del norte de Europa. Un argumentario que, contra lo que suele ser habitual en Euskadi, no casa con las exigencias de las empresas.
El propio Urkullu volvía a la carga este viernes al afirmar que los empresarios vascos aplauden el modelo de baja presión fiscal del Gobierno de Madrid "desde sus propios intereses", mientras que él tiene como objetivo atender a los intereses del "conjunto de la ciudadanía". Por ello, reiteraba que su modelo no es el de la política "neoliberal" del PP, sino el de los países europeos "más avanzados".
Asimismo, los portavoces del Ejecutivo autonómico insisten en que Euskadi no goza de privilegios respecto al resto. La batalla se prevé larga.