Los residentes y el personal sanitario y sociosanitario de las residencias de mayores y de personas con discapacidad fueron el primer grupo poblacional en recibir la vacuna contra la covid-19 a finales de diciembre de 2020 y está siendo el primero en notar su efecto real.
Convertidos en zona de cero durante el llamado 'pico' de la pandemia, los centros de mayores han pasado de registrar unas 66 muertes por coronavirus de media al día durante los dos primeros meses del año a menos de dos fallecimientos diarios de media desde principios de marzo, cuando finalizó por completo el proceso de vacunación en las residencias.
Así se desprende del último informe semanal elaborado por el Imserso con los datos agregados remitidos por las comunidades autónomas sobre la situación de los centros residenciales de su territorio. El estudio incluye información sobre centros para personas mayores, para personas con discapacidad y sobre otros alojamientos permanentes de servicios sociales dirigidos a esos dos colectivos.
Fallecidos en residencias
Desde el 4 de enero al 28 de febrero, periodo que abarca las ocho primeras semanas del año, fallecieron por covid-19 un total de 3.725 personas en las residencias de ancianos. Una cifra que supone 66,5 muertes al día de media en los dos primeros meses de 2021, cuando aún se seguían inoculando dosis.
A principios de marzo, cuando finalizó por completo el proceso de vacunación, las muertes comenzaron a reducirse notablemente. Desde el 1 de marzo al 23 de mayo, periodo que abarca 12 semanas, España registró un total de 163 fallecimientos por coronavirus en las residencias de ancianos. Es decir, cerca de dos muertes diarias de media.
Evolución de los contagios
La tendencia se repite en el caso de los contagios. Las ocho primeras semanas del año, cuando ya se había empezado a vacunar pero el proceso aún no estaba completado, el informe del Imserso evidenció un total de 17.909 personas con Covid-19. Una cifra que se traduce en cerca de 320 contagios diarios en los dos primeros meses del año.
Una vez que finalizó la vacunación en las residencias, el estudio pone de manifiesto que, desde el 1 de marzo hasta el 23 de mayo, había 831 ancianos con coronavirus en los centros, lo que supone una media de diez personas con covid-19 al día.
10 muertes la última semana
En la última semana contabilizada en el informe del Imserso (del 17 al 23 de mayo) se han notificado 10 muertes por Covid-19, una cifra esperanzadora si se tiene en cuenta el drama que atravesaron los ancianos durante la primera ola de la pandemia.
Un año después de que la enfermedad estallara en España, el pasado 2 de marzo, el Gobierno empezó a publicar periódicamente datos oficiales de las muertes de personas mayores que vivían en este tipo de centros.
En total, 29.620 personas mayores fallecieron a causa del coronavirus, según los datos disponibles hasta el 23 de mayo y recopilados por los ministerios de Derechos Sociales, Sanidad y Ciencia e Innovación, que aún son provisionales.
Primeros brotes en residencias
Tal y como ocurrió antes en China y en la vecina Italia, las residencias españolas se convirtieron en un cóctel molotov para la Covid-19. Allí conviven grandes grupos de personas vulnerables con distintos grados de dependencia y, en muchos casos, con diversas patologías. Desde hipertensión arterial hasta enfermedades cardiovasculares pasando por diabetes.
La residencia de mayores Monte Hermoso de Madrid fue una de las primeras en verse afectada por un brote. Le siguieron el centro Elder en Tomelloso, en Ciudad Real y la residencia Montserrat Caballé, ubicada en el madrileño distrito de Barajas y regentada por el Padre Ángel y Mensajeros de la Paz.
La residencia de mayores Santa Elena de Torrent fue otro de los principales focos de coronavirus en Valencia al inicio de la pandemia. La Fundació Privada Consorts Guasch fue de las primeras en verse afectada en Cataluña.
Araceli Hidalgo fue la primera española en recibir la vacuna contra la enfermedad en el mes de diciembre, en la residencia de mayores 'Los Olmos', en Guadalajara.
Pio Foncillas
Y eso, ¿de que forma afecta a la viabilidad de las pensiones? Porque algo tendrá que ver