La vacuna contra la covid-19 llama a la puerta. Reino Unido se ha convertido en el primer país del mundo occidental en autorizar y administrar el producto desarrollado por Pfizer-BioNTech. El Gobierno de Boris Johnson saca pecho y atribuye la celeridad a su salida de la Unión Europea.
El programa de vacunación británico contempla vacunar en primer lugar a médicos, enfermeras, trabajadores de residencias de ancianos... También a mayores de 80 años como Margaret Keenan, la mujer de 90 años que este martes se convirtió en la primera persona en recibir la inyección.
Un día después de la gesta, las autoridades inglesas se vieron obligadas a recomendar que las personas con historial grave de alergias no debían vacunarse. La razón es que dos trabajadores del Servicio Nacional de Salud sufrieron reacciones tras recibir la dosis.
"No se sabe qué consecuencias a largo plazo podría haber, pero ahora mismo no veo otra solución a que esta situación mejore. Llevo sin ir a casa desde hace un año y estas van a ser mis primeras Navidades sin mi familia", cuenta una sanitaria española desde Stamford.
España 'se vacuna' en enero
En España, el plan del Gobierno arrancará previsiblemente en enero. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, avanzó este jueves que las primeras vacunas contra el coronavirus llegarán al país "en menos de un mes".
En la primera fase de vacunación, la dosis se aplicará a mayores en residencias y al personal que los atiende, al personal sanitario, a personas con discapacidad y a dependientes no institucionalizados. Un "grupo diana" formado por 2,5 millones de personas.
¿Quién será la Margaret Keenan española? ¿Están dispuestos los profesionales sanitarios españoles a recibir la inyección? Vozpópuli' habla con una veintena de ellos.
La mayoría defiende la necesidad de ponérsela cuanto antes. Confían en la Ciencia y en la seguridad de los productos. En algunos casos se muestran reticentes y prefieren esperar a recibir la dosis. Sobre todo los que acaban de pasar la enfermedad y han generado anticuerpos.
Benito Almirante, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, se pondrá la vacuna porque cree que es el avance más importante para controlar la pandemia. "Está científicamente avalada. Entiendo la preocupación por parte de la población de querer conocer toda la información disponible, pasa con todos los medicamentos nuevos", señala.
"Los médicos e investigadores tenemos el deber de destacar la labor que se ha hecho este año. Aunque aún faltan cosas por saber, las que se conocen suponen grandes avances. Somos los más expuestos y mayoritariamente favorables a administrarla", sostiene. Y apunta que se están probando en decenas de miles de personas y si hubiera efectos secundarios graves a gran escala ya habrían aparecido.
Con él coincide Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y uno de los científicos españoles que reclamó en la revista The Lancet una evaluación urgente e independiente de la pandemia del coronavirus en España.
"Me la pondré cuando me toque. Es importante seguir el orden de prioridad. Ayuda a disminuir el riesgo de contagio y, por tanto, los efectos de la enfermedad", dice.
Para March es necesario que los profesionales sanitarios y científicos den mensajes claros sobre los grandes avances que se han logrado para disminuir el miedo en la población. "No se sabe todo, pero hay una gran labor científica detrás y ayudará a superar la pandemia", opina.
Personal sanitario escaso
María José Campillo, médico de Familia en Murcia y secretaria de Finanzas y Servicios de CESM, explica a este diario que "hoy por hoy la única solución es la vacuna". "Los tratamientos actuales bajan la mortalidad, pero las cifras de contagiados y fallecidos continúan siendo inasumibles", advierte.
"Hemos visto a muchísimos compañeros infectados y muchos muertos. Aparte del drama y del sufrimiento, el personal sanitario es escaso y es difícil de reemplazar. Por eso creo que sería bueno que nos la pongamos. Además, serviría para despejar el miedo de la población ante una vacuna nueva".
"No somos antivacunas, de hecho, las recomendamos. Pero claro que hay dudas. Pfizer está publicando información ahora y cuanto más se sepa menos incertidumbre habrá. La gran mayoría no desarrollará la enfermedad con la vacuna, pero queda la incógnita de si la puedes transmitir", apunta.
Desde el Hospital Puerta de Hierro de Madrid, otra médico se muestra con más cautela: "Tengo la suerte de que aún no me he contagiado de covid-19 como muchos de mis compañeros. Soy joven y sé que me la terminaré poniendo, pero ahora mismo no tengo certezas que vaya a funcionar. Hay muchísimos ensayos clínicos abiertos y quiero saber qué efectos secundarios tiene. En mi caso prefiero esperar un poco más y quizá me la ponga con la próxima de la gripe".
"Me la pondré, pero no seré pionero"
En la Atención Primaria extremeña, otro profesional reconoce que no pretende ser de los primeros en ponérsela. "Me contagié de coronavirus en la primera ola de la pandemia, estábamos totalmente desprotegidos. Tengo anticuerpos y no pretendo ser pionero con un producto que no se ha probado lo suficiente como para controlar todos los efectos secundarios. Posiblemente lo haga más adelante".
El traumatólogo Ignacio Loyola García Forcada, en cambio, está deseando ponérsela. "Las vacunas me han parecido siempre uno de los mejores avances de la medicina. De hecho, me vacuno regularmente de la gripe desde hace muchos años. Además, la única esperanza fundada de superar la pandemia es la vacuna. La inmunidad de grupo puede tardar años", explica desde el Hospital Universitario de Tarragona Juan XXIII.
Una cirujana cardiovascular en Cataluña explica que en su servicio son nueve profesionales y están divididos. "Es curioso. No tiene que ver con el sexo ni con la edad. Unos quieren ponérsela ya mismo y otros solo lo harán si ven que al resto no les ha pasado nada", dice.
Otro médico de familia asegura que "no estoy ni entre los primeros ni entre los segundos" a la hora de querer ponerse la inyección. "Estoy algo expectante y cuando llegue el momento haré lo que crea oportuno que, si no tengo anticuerpos, probablemente será vacunarme", reconoce.
"Por mi historial alérgico, esperaré"
Desde Cataluña, un pediatra explica que esperará algún tiempo debido a su historial de alergias. "En petit comité hay cierta desconfianza por los efectos a largo plazo de introducir material genético por parte de la de Pfizer y Moderna. Pero seguiré las indicaciones generales, cumpliré y la recomendaré", revela.
Esa falta de confianza se vio reflejada a finales de octubre en una encuesta elaborada por el Consejo General de Enfermería. Más de la mitad de las enfermeras consultadas mostró su cautela ante las vacunas contra la covid-19. Un 51% de las encuestadas afirmó que esperaría a conocer más datos sobre la efectividad y los efectos secundarios, mientras que el 33,5% tenía claro que se iban a vacunar.
Llegados a diciembre, y en pleno goteo de información desde Pfizer y Reino Unido, este diario se ha puesto en contacto con algunas profesionales del sector y la mayoría consideran que vacunarse "es lo más responsable". En algún caso reconocen que no es su prioridad.
Alda Recas, enfermera y presidenta de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME), cree que cualquier profesional sanitario se va a vacunar sin dudarlo, por responsabilidad individual y colectiva. "Las enfermeras, como responsables de los programas de vacunación, estamos comprometidas como profesionales en las políticas de Salud Pública", dice.
"Mucha población mundial no tiene acceso a esta vacuna, somos privilegiadas y como tal debemos actuar.
En nuestras manos está parte de la solución, ya no solo tratando a los pacientes sino evitando la propagación del virus. Es una necesidad profesional y personal", añade.
"Confío en los científicos"
Maricarmen Magro, coordinadora del Grupo de Enfermedades Infecciosas e Inmunología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC), también se la pondrá, pero reconoce que le falta cierta información.
"No tanto por la eficacia como por la seguridad. La información que nos está llegando genera dudas. No estamos 100% seguros porque es una vacuna muy novedosa. Seguramente en febrero, cuando se empiece a administrar, me la pondré como profesional sanitario que soy", agrega.
Esther es enfermera en el Hospital del Tajo. "Yo pasé el coronavirus y aún tengo anticuerpos, por lo que no es mi prioridad ser de las primeras en vacunarme. Me dan un poco de miedo los efectos secundarios y su seguridad", explica.
En el Hospital 12 de Octubre Noemí De la Torre tiene claro que se la pondrá en cuanto pueda. "Confío en los científicos y en los organismos que controlan la seguridad de vacunas y medicamentos", asegura.
Ofelia García Morillo es enfermera en el Virgen del Rocío de Sevilla, en Neotaología. "Me la voy a poner porque es necesario para frenar la pandemia. Tengo respeto porque se ha hecho muy rápido y aún no se conocen los efectos secundarios, pero es muy importante que el virus se deje de propagar", dice.
Otra de sus compañeras asegura que quiere confiar en que se van a hacer las cosas bien y que cuando la Agencia Europea del Medicamento dé el visto bueno será porque existen garantías. "Veo necesaria la vacunación para poder erradicar o al menos controlar ésta pandemia. Lo haré por el bien de la comunidad", apunta.
Pilar Nuñez trabaja en la UCI del Hospital de Fuenlabrada. "Me voy a vacunar cuando este disponible. Es cierto que a bote pronto los tiempos son acelerados, pero estoy mentalizada. Se habla de los efectos secundarios de la Covid-19, pero, ¿qué hay de los derivados del coronavirus?
"Me tiraría de cabeza a vacunarme"
Desde el Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz de Sevilla, Claudia Olcese cuenta que ahora mismo existe mucho temor e incertidumbre por la próxima vacuna contra el virus del covid-19. "Lo entiendo, pero creo que la única manera de frenar esta pandemia es vacunando a la población, empezando por la de riesgo", considera.
"Esta vacuna ha pasado por los mismos procesos que el resto, solo que muchas veces se ven ralentizados por falta de recursos, voluntarios o incluso por la baja prevalencia de una enfermedad. Este caso no es así: es el momento de confiar en la ciencia", concluye.
Roberto, auxiliar en una residencia de ancianos de la Comunidad de Madrid, recuerda a los fallecidos de su centro. "Me infecté de coronavirus y tengo decidido desde el primer momento que sí me vacunaré. Algunos compañeros que tienen dudas al respecto , pero creo que un sanitario tiene que ponérsela por obligación", afirma.
"Me tiraría de cabeza a vacunarme y ni miraría los efectos secundarios que pudiera tener. Confío en los científicos y estamos en un siglo en que todo avanza a paso de gigante", zanja.
Del total de profesionales sanitarios consultados, 13 pretenden ponerse la vacuna tan pronto como les toque, mientras cinco reconocen que prefieren esperar más tiempo. En estos últimos casos, la mayoría ha preferido mantener su nombre en el anonimato.