“España tiene una tasa de paro del 27%, del 57% en el caso de los jóvenes; un PIB que por séptimo trimestre consecutivo se contrae y un déficit del 10,6% del PIB en 2012. Ante esta situación, ¿qué hace un gobierno conservador y de corte supuestamente liberal? Pues subir los impuestos”.
El periódico Wall Street Journal dedicaba este jueves un demoledor editorial a la gestión de Mariano Rajoy, en el que critica el ‘volantazo’ hacia medidas poco liberales que ha dado su Ejecutivo en la lucha contra la crisis.
“Desde que llegó al poder en diciembre de 2011, Mariano Rajoy ha congelado la contratación del sector público, ha cancelado las pagas extra de los funcionarios, ha recortado las prestaciones por desempleo, ha facilitado el despido a los empresarios españoles, ha reducido las primas a las termosolares y ha reprimido el descontrolado gasto autonómico. Hasta ahí muy bien”, afirma el artículo.
Sin embargo, consideran que “la agenda liberal del señor Rajoy se ha esfumado”.
“Madrid dice ahora que queda poco margen para hacer más recortes, sin embargo el Gobierno hace promesas de inversión en formación y en prestaciones para emprendedores y start-ups”, destaca el diario. “Para financiar estas medidas, el Gobierno ha anunciado que la subida <temporal> de impuestos que se fijó en diciembre de 2011 (un tipo máximo del 52% en rentas superiores a los 300.000 euros), no va a ser tan <temporal>, ya que en vez de expirar el año que viene lo hará en 2014”.
El periódico estadounidense critica la nueva actitud del presidente del Gobierno, que defendió esta medida como “de emergencia” pese a demostrarse su escaso poder recaudatorio. “Los ingresos por impuestos en el mes de febrero fueron un 3,5% inferiores al mismo mes de 2012. Los ingresos por impuestos corporativos cayeron un 12,4%. Aun así, los ingresos totales se mantuvieron prácticamente sin cambios gracias a unos impuestos al consumo que afectaron incluso a los parados”, critica el editorial, que también se hace eco de los planes anunciados por Cristóbal Montoro de aplicar un impuesto a los depósitos y otro ambiental.
“Todo esto seguirá traduciéndose en cifras negativas de crecimiento, una alta tasa de paro y una mayor salida de capital (humano y financiero) fuera de España”, prevén. “Es una perspectiva deprimente para un Gobierno que se las prometía muy felices y una tragedia para demasiadas personas en España”, concluye.
