La paz intramuros que mantenía la jerarquía del episcopado español ante las elecciones catalanas saltó esta semana por los aires con el llamamiento de monseñor Cañizares, arzobispo de Valencia, en pro de España y su unidad. Convocaba también a una vigilia en la catedral "ante la gravedad de la situación que atravesamos", para este viernes, a escasas horas del comienzo de la jornada de reflexión.
Cañizares fue uno de los obispos españoles más beligerantes en asuntos políticos o ideológicos. Seis años destinado en Roma le retiraron de la primera línea. Ahora, de vuelta en España, ha recuperado su antiguo estilo. "No hay justificación moral alguna para la secesión", se leía en el manifiesto del arzobispo de Valencia, aunque apuntaba que "no entramos en valoraciones políticas".
Cañizares, a pesar de decir que la Iglesia "no entra en valoraciones políticas" ha manifestado que "no hay justificación moral para la secesión"
La iniciativa del veterano arzobispo produjo un notable disgusto en la jerarquía del episcopado. Desde el relevo de Rouco Varela al frente del Gobierno de los obispos, todo estaba en calma. El apacible Ricardo Blázquez, su sucesor, ha evitado tensiones y disputas. Su habilidad en este campo es proverbial. Incluso logró que los curas catalanes se abstuvieran de incurrir en la tradición preelectoral de publicar una homilía soberanista casi a pie de urna.
Serenidad y paciencia
Blázquez ha serenado la impronta soberanista de Martínez Sistach, jefe de filas de los obispos catalanes, y muy combativo en este tipo de reivindicaciones. Tanto han cambiado las cosas en el tarraconense que ni siquiera el paso de Cañizares movió a los rectores de la Iglesia catalana a mudar su quietud de espíritu. Respondieron con una breve nota en la que recordaban que "no corresponde a la Iglesia proponer una opción concreta" e insistían en su documento de hace una par de semanas en el que tan sólo hablaban de que se vote a favor de quienes buscan la paz, la solidaridad y la Justicia. Los pastores catalanes, evidentemente, han olvidado su espíritu combativo de antaño, de cuando sus campañas de 'volem bisbes catalans', en los tiempos del cardenal Jubany.
Este mismo miércoles, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, mano derecha de Blázquez, alababa en la Cope la actitud de los prelados catalanes en toda esta historia: "Están actuando con prudencia y generosidad", declaró. Es el nuevo estilo en la Santa Casa. Ni una palabra más alta que otra. Ni un estrépito, después de los tiempos ríspidos y ruidosos de monseñor Rouco.
El abad está de gira
El Papa Francisco, al recibir a los monseñores catalanes en su visita 'ad limina' del año pasado, se mostró muy tajante con relación al nacionalismo. "Hay que tomarlo con pinzas, y caso a caso", declaró a un rotativo catalán. Los visitantes, tomaron nota, con Sistach al frente. Tanto que incluso estos días, el abad de Montserrat, referente tradicional del independentismo menos complaciente, está de viaje, fuera de Cataluña, silente y paciente. Hasta las televisivas monjas Forcades y Caram han puesto sordina a su presencia mediática o política, habitualmente estruendosa.
Novell, obispo de Solsona, llama a hacer sonar las campanas para "despertar a todo el mundo y recordar que ha llegado el día de la libertad"
Tan sólo el obispo de Solsona, Xavier Novell, ha cumplido su papel de predicador levantisco, y, en respuesta a la vigilia de Cañizares, ha dado en publicar un mensaje en el que animaba a todos los párrocos y rectores catalanes a hacer sonar las campanas para "despertar a todo el mundo y recordar que ha llegado el día de la libertad". Una mera anécdota, munición para las tertulias y una especie de 'gol del honor' para el equipo de casa, es decir, para el episcopado catalán, tranquilo y domesticado, alejado de sus posiciones airadas y reivindicativas de antaño. Sistach aún no tiene sucesor, aunque debería haberse jubilado hace un años. Se dejó pasar, primero, el plebiscito apócrifo de noviembre del pasado año, para no interferir. Ahora se supone que, tras los comicios del domingo, en Roma se decidirán a concederle el retiro laboral.