Un carpintero marroquí de la localidad de Beni Enzar era el cabecilla de la red yihadista que captaba mujeres para que se casaran con terroristas. Fue arrestado el viernes en Melilla en el marco de la operación Guindas. La investigación ha permitido descubrir una nueva corriente radical llamada hunafa integrada por una treintena individuos cuyo plan era concertar matrimonios y recurrir a la poligamia para dar a luz a futuros terroristas y lograr expandirse.
Según informan a Vozpópuli fuentes de la lucha antiterrorista, la Comisaría General de Información de la Policía Nacional llevaba casi dos años tras los pasos de este ciudadano de 35 años de edad. Tenía un permiso de larga duración en España y residía durante temporadas en la ciudad autónoma española. Los agentes esperaron al momento idóneo para darle caza.
Aprovecharon que había cruzado la frontera desde Marruecos donde tiene un empleo trabajando la madera para renovar su permiso de residencia en España, que expira cada cinco años. Coordinados por la Fiscalía y el Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, procedieron entonces a su arresto y al registro de un domicilio en el número 19 de la calle General Picasso de Melilla. Paralelamente fue detenido también en Canarias un segundo integrante de la red, en este caso de 28 años, también marroquí.
Hacían un primer rastreo en busca de perfiles vulnerables, inseguros, con falta de autoestima o pocos recursos
Este segundo arresto tuvo lugar en la localidad de Mogán (Las Palmas de Gran Canaria). En su caso, permanecía en España de forma irregular por lo que se ganaba la vida haciendo chapuzas y encargos de todo tipo. Ambos detenidos se conocían y formaban parte de esta red de captación, especialmente activa en las redes sociales y en grupos de discusión frecuentados por mujeres. El detenido ejercía una posición de liderazgo, daba el visto bueno a las chicas, decidía cuándo y con quién se tenían que casar, dirigía las jutbas (mensajes con contenido radical).
Según las fuentes consultadas, su modo de actuación consistía en infiltrarse en chats y foros, principalmente de Telegram concurridos por musulmanes. No eran necesariamente radicales, al menos no en una primera fase. Podían ser chats en los que se hablase simplemente de religión o en cómo ser mejores musulmanes. Ahí hacían un primer rastreo en busca de perfiles vulnerables, inseguros, con falta de autoestima o pocos recursos.
Conversas españolas
Se fijaban especialmente en mujeres que manifestasen su deseo de casarse y tener hijos para educarles en la religión islámica. Los investigadores han podido comprobar que en esos foros sigue habiendo casos de españolas conversas inmersas en proceso de autoradicalización, aunque en menor número que tras el auge de Estado Islámico en 2014. Cuando la red detectaba uno de esos perfiles, se ponían en contacto con ellas por privado para ganarse su confianza. Una vez superaban esa segunda fase, ya se les incorporaba en chats bilaterales con miembros de la red.
En ese estadio siguiente ya se les adoctrinaba en profundidad. Se les convencía de las bondades de dar hijos a la causa yihadista. Lograron captar a varias mujeres. Entre ellas no hay menores de edad. “Son jóvenes en riesgo de exclusión, en edad de poder procrear”, advierte uno de los investigadores sobre los planes de este grupo, que en sus conversaciones empleaba expresiones como la “yihad combativa” para establecer sus objetivos finales. La Policía indaga ahora si hay más mujeres que fueron captadas antes del inicio de sus pesquisas porque muchos de los integrantes del grupo ya están casados e incluso tienen hijos. La poligamia era algo aceptado en la red.
Es un grupo autónomo que buscaba afianzarse por su cuenta y no había jurado la 'bayá' (declaración de lealtad) a ninguna otra firma yihadista
Esta operación ha hecho aflorar además la existencia de una corriente propia y autónoma dentro del movimiento yihadista global. Recibe el nombre de hunafa y desarrolla prácticas propias del takfirismo, es decir, sus miembros acusan de apóstatas a todos aquellos que no practican las religión musulmana como ellos consideran correcta. Al mismo tiempo, les es permitido adoptar en apariencia modos de vida propios de la sociedad occidental, pero solo a los fines de pasar desapercibidos para llevar a buen puerto sus planes violentos.
Beben de los mensajes de distintos grupos terroristas que llevan años sembrando el terror en el planeta, principalmente de Al Qaeda, aunque también consumían la propaganda de Estado Islámico. En cualquier caso, los expertos aseguran que es un grupo autónomo que buscaba afianzarse por su cuenta y no había jurado la bayá (declaración de lealtad) a ninguna otra firma yihadista.
La operación Guindas llevada a cabo en España es una derivada de una investigación más grande que parte de Marruecos y se extiende tras el resto de miembros de este grupo en diversos países, reconocen las citadas fuentes. No obstante, el detenido en Melilla era el encargado de dinamizar el grupo y captar a las mujeres en la zona entre España y Marruecos.
Llegaron a contactar con aspirantes a esposas a lo largo de todo el territorio nacional. Esa es la razón por la que en esta operación también ha colaborado la brigada de Información de San Sebastián, lugar donde se detectó a una de estas chicas. Sobre el futuro que les espera a esta mujeres, las fuentes consultadas advierten de que siguen las pesquisas, aunque reconocen la dificultad que entraña muchas veces trazar la línea entre cómplice o víctima.