Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina y el próximo regreso de Carles Puigdemont a España muchos políticos comienzan manifestarse sobre la vuelta desde Bruselas. Hasta allí llego desde Cataluña un mes después del referéndum ilegal del 1-O y de la declaración de independencia apenas unos días antes.
Ahora, en un momento crucial, las declaraciones de los diferentes políticos sobre la vuelta de Puigdemont ya está dando de que hablar. El primero, el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien ha dejado de lado el rencor y el pasado para aplaudir el regreso desde Bruselas, o más bien, evitar hablar 'mal' de él. En recientes declaraciones sobre la ley de amnistía y el posible regreso de Puigdemont para RAC1, han puesto en el centro de la polémica al expresidente, al que algunos ya tachan de "blanquear" la vuelta del político catalán.
Zapatero expresó su confianza en que la ley de amnistía permita a Puigdemont "regresar con todas las garantías" y fomentar un "reconocimiento recíproco de errores" entre todas las partes involucradas. Esta postura, que algunos interpretan como un intento de blanquear el regreso del expresidente catalán, ha generado debate en el panorama político español.
El expresidente Zapatero reivindicó el valor de la ley de amnistía como herramienta para superar el conflicto en Cataluña, enfatizando la importancia de evitar que Puigdemont termine en prisión. Sin embargo, estas declaraciones han sido recibidas con críticas, especialmente en lo que respecta a la falta de autocrítica por parte del independentismo catalán y la gestión pasada del conflicto. Parece ser que para Zapatero la labor de Puigdemont el 1-O ya no está tan "penalizada" y que ahora merece volver a España.
Una crisis política marcada por "la falta de diálogo", según Zapatero
Zapatero reconoció la gravedad de la crisis política de 2017, atribuyendo gran parte de la responsabilidad a la falta de diálogo entre las partes involucradas. Sin embargo, sus comentarios no estuvieron exentos de crítica, ya que algunos consideran que no se abordaron adecuadamente las causas del conflicto. El expresidente, que con la ley de amnistía se ve en una posición comprometida, evitó entrar en detalles sobre su relación con Puigdemont, optando por la discreción y eludiendo una pregunta que calificó como "incómoda". Aunque se mostró dispuesto a ayudar al PSOE cuando se lo soliciten, sus palabras dejan entrever una política de bajo perfil y una actitud discreta hacia su participación en el debate público.
Para evitar salirse de la vía y poner más en el foco de la polémica el regreso de Puigdemont, Zapatero echo balones fuera y aseguró su confianza en la durabilidad de la legislatura española. Para él, lo que cobra más importancia son el diálogo y la colaboración entre las fuerzas políticas, esa que de la que ya se están olvidando los socialistas para el regreso de Puigdemont.
En este sentido, el expresidente evitó entrar en terreno peligroso e "incómodo" y reflexionó sobre los resultados de las elecciones en el País Vasco, señalando un cambio en el equilibrio de poder entre el PSE y el PNV. Por último, Zapatero reveló la existencia de grabaciones de conversaciones entre él y el exentrenador del FC Barcelona, Josep Guardiola, almacenadas por el productor Jaume Roures.