El negocio de las farmacias está cambiando, poco a poco. Estos establecimientos ya no son los mismos dispensarios de medicinas que hace 50 años. Más del 20% de estos establecimientos factura más de un millón de euros al año, y ha diversificado su oferta de tal forma que es más que probable que los medicamentos dejen de ser su principal fuente de ingresos, al más puro estilo norteamericano.Desde hace varios años, los productos conocidos dentro del sector como de “Consumer Health” o autoconsumo, es decir, productos sin receta, no hacen más que ganar terreno en la cuota de facturación de las farmacias españolas. De media, las boticas de nuestro país se embolsan 267.700 euros al año gracias a la venta de cremas, productos de nutrición, leche en polvo, pruebas de embarazo o caramelos para el constipado.De hecho, según los últimos datos anuales de la consultora especializada IQVIA, durante 2018 este segmento supuso unos ingresos globales de más de 5.300 millones de euros. Por otro lado, lleva más de cuatro años sin parar de crecer, al contrario que los medicamentos dispensados con receta, cuya cuota está algo estancada.A día de hoy, este tipo de productos supone de media un 30% de las ventas totales de las farmacias españolas. Según el último informe disponible de Aspime, en el caso de las farmacias que facturan entre un millón y dos millones anuales, este porcentaje asciende hasta prácticamente un 50% de la facturación total.Por el contrario, en las boticas con menos ingresos, que por lo general se encuentran en poblaciones rurales, la dependencia de la factura de medicamentos financiados por la Seguridad Social sigue siendo muy alta.
No dependen de Sanidad ni del médico
Las ventajas para el farmacéutico son múltiples. Por un lado, se aleja de los productos financiados y las recetas médicas, por lo que obtiene mayor comisión por cada producto que vende. Al mismo tiempo, los pacientes pueden comprar todos los que quieran, ya que no es necesaria esta recomendación médica.Por otro lado, suelen ser artículos caros y especializados que no se encuentran fácilmente en superficies comerciales como una perfumería o un supermercado, al tiempo que juegan con el valor añadido de que tienen que ser recomendados por una persona con la carrera de farmacia.Este mes de septiembre, las farmacias españolas registraron unas ventas de 1.600 millones de euros, un 4% más que el ejercicio anterior, un crecimiento motivado en gran parte gracias al crecimiento de los productos de venta libre. En particular, durante este periodo los productos que más han aumentado sus ventas han sido los productos contra la incontinencia, los analgésicos como el gelocatill y las lágrimas artificiales para los ojos.
Más de 200.000 millones al año
A nivel global, es un negocio multibillonario: mueve más de 200.000 millones de dólares en todo el mundo. Ya no es sólo atractivo para las oficinas de farmacia, como una manera de impulsar sus ingresos -siempre y cuando se puedan permitir invertir en este tipo de stock no financiado-, sino también para los propios laboratorios farmacéuticos, que cada vez apuestan más por este tipo de artículos.De hecho, a finales del año pasado, dos de los mayores gigantes farmacéuticos del mundo, la compañía norteamericana Pfizer y la británica GlaxoSmithKline, anunciaron un acuerdo para crear una empresa común en el área de Consumer Healthcare. Juntas, cuentan con un portfolio que incluye algunas de las marcas más reconocidas en todo el mundo.La operación culminó en agosto de este año, después de lograr la luz verde de las autoridades europeas y norteamericanas. Se estima que las ventas globales de este nuevo gigante del Consumer Healthcare facturará unos 10.000 millones de euros anuales.La combinación de los negocios de GSK y Pfizer llevará a la creación de un mastodonte de la salud del consumo con una cuota de mercado del 7,3%, muy por delante de sus rivales más cercanos, como Johnson & Johnson, Bayer y Sanofi, todos con una cuota de alrededor del 4%.