A nadie le cabe duda de que la Universidad y la empresa son dos pilares esenciales para cualquier sociedad. De estas instituciones depende, en gran medida, la prosperidad y el progreso, tanto social como económico, de un país. Lograr una sociedad justa, avanzada y cohesionada pasa, ineludiblemente, por tener buenas universidades y empresas competitivas que alcancen la excelencia, tanto en el ámbito académico como en el laboral y el productivo.
Teniendo en cuenta el enorme peso específico de estas dos instituciones, una colaboración estrecha y efectiva entre ambas parece un escenario no solo deseable sino imprescindible para que España alcance niveles óptimos de productividad y progreso social. Al fin y al cabo, las sinergias entre ambos mundos son numerosas.
Lograr una sociedad justa, avanzada y cohesionada pasa, ineludiblemente, por tener buenas universidades y empresas competitivas que alcancen la excelencia
Desde un punto de vista laboral, por ejemplo, las universidades son el caladero natural del que se nutre el tejido empresarial para incorporar nuevo talento. Las compañías necesitan jóvenes bien preparados, tanto nivel de conocimientos como de habilidades y competencias, con los que renovar la fuerza laboral del país y abordar con garantías los cada vez más complejos y digitalizados desafíos a los que se enfrenta.
Por su parte, las empresas, mediante convenios de prácticas y otras fórmulas flexibles con las universidades, suponen la puerta de entrada al mercado laboral para los jóvenes estudiantes de último año o los recién egresados, que de este modo tienen un primer contacto con el mundo del trabajo y pueden completar allí su preparación. La transferencia de conocimientos en el propio puesto de trabajo es, de hecho, la última milla de la enseñanza superior.
Universidad-empresa, un binomio necesario
Banco Santander lleva 25 años cooperando activamente con el mundo universitario para contribuir al progreso de las personas. Dentro de ese compromiso, hace unas semanas que renovaron por un año más el acuerdo de colaboración que desde el año 2000 mantiene con CRUE Universidades Españolas, la institución que aglutina a 50 universidades públicas y 26 privadas de nuestro país.
El objetivo de este acuerdo marco es avanzar en el estudio, diseño y desarrollo de proyectos singulares y de carácter institucional para el fortalecimiento de la Educación Superior en España. Entre las acciones previstas dentro del mismo, destacan aquellas destinadas a la promoción del estudio, el análisis y la reflexión sobre la educación universitaria, la ciencia y la tecnología.
Con el acuerdo también se persigue reforzar la proyección social de la universidad, así como visibilizar su compromiso con la sociedad. Otros de sus objetivos son la puesta en marcha de iniciativas que redunden en la mejora de la calidad de los servicios académicos, tecnológicos o financieros dirigidos a la comunidad universitaria española, o, con carácter más amplio, la realización de proyectos del ámbito de la educación superior en España que pudieran ser considerados de interés para ambas instituciones.
En un marco post-pandemia como el actual, reforzar de manera efectiva los lazos entre Universidad y empresa se antoja fundamental para la reactivación socioeconómica del país. Al respecto, José Carlos Gómez Villamandos, presidente de CRUE Universidades Españolas, cree que “la cooperación entre las universidades y las grandes empresas es un binomio que beneficia al conjunto de la sociedad”.
Una visión que es compartida por Matías Rodríguez Inciarte, presidente de Santander Universidades, quien apunta que las universidades tienen en su mesa una gran oportunidad de incrementar aún más su relevancia social. “Ahora, más que nunca, las alianzas público privadas, como la que tenemos desde hace más de 20 años con CRUE, adquieren una relevancia estratégica para la construcción del futuro de nuestra sociedad”, destaca.
También en investigación
La investigación, espacio natural de exploración de los centros universitarios, es otro campo en el que los puntos de contacto entre estos dos universos son muy claros. De una parte, la innovación cobra una importancia cada vez mayor en las estrategias empresariales, y se ha convertido ya en uno de los principales ejes de su competitividad. De otra, las universidades necesitan el apoyo y financiación privados para poder llevar a buen término muchos de sus proyectos.
Un apoyo que, además, permite orientar muchas de esas investigaciones universitarias a la realidad práctica de la empresa y sus necesidades actuales. Circunstancias, todas ellas, que, a priori, abren interesantes posibilidades de cara a una colaboración fructífera y beneficiosa para ambas partes en este terreno.
Sin embargo, a pesar de todas estas conexiones, la colaboración entre Universidad y empresa sigue presentando notables lagunas. Según una reciente encuesta realizada por Adecco entre más de 4.700 jóvenes, 6 de cada 10 estudiantes universitarios creen que la Universidad no los prepara adecuadamente para enfrentarse con éxito al mundo laboral.
La necesidad de que los entornos académico y profesional hablen un idioma común es, de hecho, una reivindicación recurrente. Una mayor sintonía entre los programas de estudio y la realidad que los estudiantes van a encontrar más tarde en sus puestos de trabajo, mejores niveles de digitalización o incremento del número de docentes con experiencia real en el mundo de la empresa son algunas de las demandas que los estudiantes hacen a las universidades.
También en la dimensión investigadora hay amplio margen de mejora. Según se recoge en el informe La contribución de las universidades españolas al desarrollo, elaborado por la Fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD), las compañías españolas invirtieron en 2019 un 10% menos en contratos de I+D de lo que lo hacían diez años atrás (581 millones de euros frente a 646 millones). Algo que choca frontalmente con la creciente necesidad de apostar por los nuevos desarrollos tecnológicos para poder competir en los mercados globales en condiciones de igualdad.
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Un cuarto de siglo apoyando a la educación superior
Desde hace 25 años, Banco Santander mantiene un firme compromiso con el progreso y el crecimiento inclusivo y sostenible de la sociedad. Una visión que materializa a través de Santander Universidades, su apuesta pionera y consolidada por la educación superior. Desde su puesta en marcha, esta entidad ha destinado en total más de 2.000 millones de euros y ha concedido más de 630.000 becas y ayudas con este propósito.