¿Emplear el tiempo en trabajar para uno mismo y para su empresa o dedicarlo a ayudar a los demás? Hasta hace muy poco las únicas personas que no tenían que tomar una decisión excluyente ante esa disyuntiva eran los voluntarios y trabajadores de las oenegés, ya que su actividad engloba ambos mundos en un todo integrado. Sin embargo, desde hace unos años cobra fuerza una figura que permite que muchas más personas puedan hacer confluir esas dos facetas de sus intereses personales y profesionales en una única vía que da sentido a ambas: el voluntariado corporativo.
El voluntariado corporativo es el conjunto de iniciativas sociales o medioambientales llevadas a cabo de manera desinteresada por los empleados de una determinada empresa al margen de sus obligaciones profesionales. Lo que hace a este tipo de voluntariado ganarse su apellido de “corporativo” es que, de algún modo, esas actividades solidarias son apoyadas, auspiciadas e incluso organizadas por la propia compañía.
Lo que hace a este tipo de voluntariado ganarse su apellido de “corporativo” es que, de algún modo, esas actividades solidarias son apoyadas, auspiciadas e incluso organizadas por la propia compañía.
Las ventajas de este tipo de programas son muy numerosas. Ayudan a canalizar la acción social de la empresa de un modo mucho más personal, conectado y efectivo que la mera aportación de recursos, permite alinear a las personas alrededor de una serie de causas compartidas con la compañía, son un elemento cohesionador y motivador que actúa como factor de fidelización y atracción de talento, ayuda a dar un propósito último y profundo al trabajo diario de las personas y brinda motivos a empresas y trabajadores para sentirse mutuamente orgullosos los unos de los otros.
Piezas que encajan
Básicamente, el voluntariado corporativo hace que todas las piezas encajen. “Estos programas nos brindan a los empleados la oportunidad adicional de desarrollarnos y aprender, nos saca de nuestra zona de confort, hacen crecer nuestro compromiso y nuestro orgullo de trabajar en una empresa que contribuye a mejorar la vida de las personas y a las entidades del tercer sector, y nos hace sentirnos útiles a la sociedad”, resume Elena Leal, responsable de voluntariado corporativo de Banco Santander.
Solo este año, más de 26.000 empleados de la entidad presidida por Ana Botín han participado en actividades de voluntariado corporativo en todo el mundo, dedicando 56.000 horas a iniciativas solidarias y de ayuda a la comunidad. En nuestro país, 4.000 voluntarios de la Ciudad Financiera y de Santander España participan cada año en iniciativas solidarias, que abarcan acciones como la recogida de juguetes para el periodo navideño, la clasificación de ropa nueva para afectados de La Palma de la mano de Cruz Roja, el supermercado solidario con la Fundación Altius o el reparto de regalos a niños de familias con pocos recursos junto a la Fundación Nadie Solo-Reyes Magos solidarios. Además, estos voluntarios participan en programas de educación financiera, mentoring, coaching de colectivos en riesgo de exclusión, acompañamiento o acciones puntuales de recogidas de ropa, alimentos y juguetes para familias en dificultad.
Otros proyectos puestos en marcha por el banco siguiendo esta línea de trabajo son el programa Finanzas para Mortales para proporcionar educación financiera a los colectivos más vulnerables; el programa Santander Natura para la conservación de los ecosistemas a través de la recogida de plásticos y residuos en entornos naturales de toda la geografía española; la colaboración en la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social, el apoyo en comedores sociales o el acompañamiento a personas mayores.
Los empleados de Banco Santander pueden informarse y adherirse a estas acciones a través de la web de voluntariado de Banco Santander.
Voluntariado profesional
Una de las claves del éxito de cualquier programa de voluntariado es dar a las personas la posibilidad de prestar su tiempo, conocimientos y capacidades allí donde puedan resultar más útiles. Este es el punto de partida del programa “Voluntariado Profesional” que Banco Santander inició en el año 2018. Por medio de esta iniciativa, la entidad pone al servicio de las organizaciones del tercer sector el activo más importante y valioso con el que cuenta: el talento de sus profesionales.
En el caso de Banco Santander, este voluntariado profesional se articula a través de sesiones pro-bono en las que profesionales del banco especializados en distintas materias, como ciberseguridad, recursos humanos, comunicación o finanzas, se reúnen durante un determinado número de horas con distintas ONG para trabajar retos concretos.
Una de las claves del éxito de cualquier programa de voluntariado es dar a las personas la posibilidad de prestar su tiempo, conocimientos y capacidades allí donde puedan resultar más útiles
La acción supone un win-win para todas las partes. Para el banco porque logra avanzar en su agenda social y materializar su compromiso de devolver a la sociedad parte de lo que recibe. Para los empleados porque se sienten útiles y partícipes en una labor con valor social que trasciende la mera relación trabajador-empresa. Y para las entidades del tercer sector, porque reciben un valioso asesoramiento que les acerca a la realización de sus objetivos y salen de la jornada con la solución ‘llave en mano’.
El voluntariado profesional de Banco Santander comenzó en 2018 como evolución del programa de voluntariado corporativo iniciado en 2011. Desde entonces ha ido avanzando hacia iniciativas de alto impacto, multiplicando la ayuda a más personas a través de una mejora en la gestión de las ONG. De esta manera, los trabajadores del banco pueden dedicar parte de su tiempo y expertise a generar un impacto positivo en aquellos colectivos que más lo necesitan.
