El primer programa nacional de vacunas contra la malaria, en cuyo desarrollo España ha sido pionera gracias a la labor de médicos como el madrileño Pedro Alonso, comenzó hoy en Malawi, un paso histórico que pronto continuará en otros dos países donde el mal es endémico, Kenia y Ghana.
La vacuna, denominada RTS,S, será inoculada a 360.000 niños de los tres países cada año, en un plan piloto que en caso de mostrar los mismos buenos resultados que en anteriores pruebas clínicas espera ser extendido en el plazo de unos dos años a otras naciones.
"Es un día histórico" en la búsqueda de una vacuna "que tiene casi cien años de antigüedad", destacó a Efe el propio Alonso, quien después de años de trabajo en la lucha contra la malaria en Mozambique dirige desde 2014 el Programa Global contra la Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La dificultad del descubrimiento
Según el epidemiólogo, la dificultad en la búsqueda de una vacuna contra una enfermedad que afecta a 200 millones de personas cada año estriba en que busca frenar un parásito, que es un organismo mucho más complejo que las bacterias y virus causantes de otras enfermedades.
"Es de una eficacia moderada, no es una vacuna perfecta, pero eso nos recuerda que se trata de una enfermedad muy compleja que a pesar de las enormes inversiones de los últimos años sigue matando a más de 400.000 personas cada año", subrayó.
Antes de su aplicación a nivel nacional en Malawi, Kenia y Ghana, se llevaron a cabo test clínicos en 15.000 niños de siete países africanos entre 2019 y 2014, y en esos grupos controlados se logró reducir en un 40% los casos de malaria y un 30% los más graves.
En esas pruebas estuvo especialmente implicado el doctor Alonso a través del Centro de Investigación de Salud de Manhiça (Mozambique), en un programa de colaboración financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional.
"Para mí es particularmente grato recordarlo porque es un gran ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología, con herramientas de cooperación, pueden aportar valor y resultados, y España ha invertido durante 20 años en el desarrollo de capacidades técnicas de recursos humanos mozambiqueños de primer nivel", subrayó.
"España tiene una larga historia en la lucha contra la malaria, nos podemos retrotraer incluso al siglo XVI, pero en los años recientes ha jugado un papel relevante, especialmente con la colaboración de la Universidad de Barcelona, el Hospital Clínico barcelonés y el centro de Manhiça", añadió.
Propagada por el mosquito anofeles, la malaria o paludismo es una de las enfermedades más perjudiciales para el ser humano, al ser endémica en más de 80 países que representan el 40 por ciento de la población mundial.
Destaca el repunte en Venezuela
África es la región más afectada por esta enfermedad, ya que en ese continente mueren cada año unos 250.000 niños por su causa, aunque también Latinoamérica tiene regiones endémicas, con un preocupante repunte en Venezuela.
"La situación venezolana nos preocupa mucho en la OMS", admitió Alonso, quien destacó que después de que ese país fuera uno de los primeros del mundo en erradicar la enfermedad, hace más de medio siglo, ahora vuelve a tener alrededor de medio millón de casos anuales, cifra que se teme esté aumentando año tras año.
"Ha habido una alteración en los sistemas de salud del país, con falta de acceso a herramientas de lucha contra la malaria como fármacos o toldillos mosquiteros, y esto ha traído un aumento muy notable", explicó.
Pese a ello, el médico vaticinó que Venezuela no se sumará pronto a los programas de vacunación de RTS,S si éstos se extienden de Kenia, Malawi y Ghana a otros países, ya que a pesar de la gravedad los niveles de malaria en Venezuela éstos son aún muy inferiores a los de África.
La vacuna no es la primera desarrollada contra la malaria, pero sí es pionera en su distribución rutinaria a nivel nacional (los niños recibirán cuatro dosis de la vacuna desde los cinco meses hasta los dos años) y por haber sido evaluada por la Agencia Europea del Medicamento y los máximos comités asesores de la OMS.
El programa de vacunación, coordinado por la OMS, es desarrollado en colaboración con los tres ministerios de salud de los tres países implicados, junto a socios como el gigante farmacéutico GSK y las organizaciones GAVI-Vaccine Alliance, Global Fund y Unitaid, que lo financian con 50 millones de dólares.