Internacional

Los abogados de los violadores de Mazan convierten el juicio de Pélicot en un espectáculo de telerrealidad

Algunos de los abogados defensores han utilizado el caso para convertirse en 'influencers' y atacar a la víctima de los violadores que abusaron de Gisèle Pélicot

  • Dominique Pelicot, exmarido de Gisèle, víctima de violaciones masivas planeadas por su exmarido

El juicio al monstruo de Mazan, Dominique Pélicot, acusado de drogar a su esposa e invitar a más 50 individuos a violarla, corre el riesgo de convertirse en un espectáculo de telerrealidad, por la actitud de algunos de los abogados de la defensa. 

Desde hace tres semanas, no hay ningún otro hecho de actualidad que atraiga de forma tan masiva la atención de los franceses, ni la formación del nuevo gobierno, ni las denuncias del depredador sexual, el Abate Pierre, héroe de la defensa de los pobres e incono de la izquierda durante décadas.

La competencia entre las cuatro cadenas de televisión todonoticias, radios públicas y privadas y, por supuesto, las redes sociales, confirman que los actos criminales contra Gisèle Pélicot superan cualquiera de las llamadas “crónicas de sucesos” conocidas en la reciente historia de Francia. 

Abogada “influencer”

Algunos de los abogados defensores están aprovechando la mediatización del caso para convertirse en “influencers” y utilizar las redes sociales para comentar el caso y atacar directamente a la víctima de los violadores que abusaron de Gisèle Pélicot cuando estaba en estado comatoso por los ansiolíticos que su marido le administraba.

El el caso de la abogada Nadia El Burumi, que en uno de sus videos celebra, tras una de las sesiones en el Tribunal de Avignon, la difusión en la sala de 27 fotos donde se ve a Gisèle Pélicot saliendo desnuda de la ducha, o en ropa interior, completamente consciente. Las defensas quieren utilizar esas instantáneas, que son de orden privado, para poner en duda las afirmaciones de la víctima e intentar demostrar que, de alguna manera, tomaba parte en lo que algunos definen como “juegos eróticos, prácticas de sexo en trío u otras variantes eróticas. “Hay violaciones y violaciones”, lanzó el 10 de septiembre el abogado Guillaume de Palma, abogado de varios de los acusados, dando a entender que algunos de los encausados creían participar en un juego libertino

Gisèle Pélicot, que sufrió durante casi diez años el suplicio por el que se persigue a su entonces marido y a los 50 coacusasdos, ha sufrido insinuaciones de ciertos abogados de la defensa que, según especialistas en derecho, traspasan las líneas de ética, respeto y humanidad exigidas frente a una víctima. “¿Es usted exhibicionista”, le inquirieron?

Gisèle, 72 años, hoy divorciada y alejada de Mazan, el pueblo donde se produjeron los hechos entre 2011 y 2022, fue la primera en negarse a que el juicio ce celebrara a puerta cerrada, como permite la ley para proteger a los presuntos delincuentes. La abogada Burumi se alegra en las redes de que Gisèle haya tomado esa decisión, porque, según ella, las fotos mostradas podrían hacer pensar su aquiescencia con las maniobras de su marido.

Mentiras y violaciones en video

Lo cierto es que los videos encontrados en el ordenador y el teléfono de Dominique Pélicot han servido para desenmascarar a los acusados que aducen que no participaron en ninguna violación, a otros que afirman que estaban seguros de participar en un “juego” o, incluso, que pensaban que Gisèle Pélicot se hacía la dormida mientras la penetraban.

Las justificaciones que algunos abogados ha sugerido a sus defendidos quedan al descubierto cuando otros de los acusados confiesan que el marido instigador de las violaciones les enumeraba las precauciones necesarias para no despertar a su mujer del estado comatoso producido por la sumisión química: lavarse las manos con agua caliente antes de tocarla; no perfumarse, no fumar antes de venir al lugar del crimen, no hacer ruido…

Gisèle Pélicot no se arredra ante ninguna de las maniobras de la defensa y, desde el primer momento hace frente a las insinuaciones: “Me tratan de alcohólica, cuando está claro que he sido tratada como un trozo de carne, como una muñeca de trapo”.  "Tengo la impresión de que la culpable soy yo y que los 50 que están sentados detrás de mí son las víctimas”, manifestó en la sesión del miércoles pasado; “solo por haber salido del baño desnuda o haber hecho naturismo en la playa me llaman exhibicionista”. Días antes, en respuesta a otro abogado de la defensa, dijo que no le extraña que a las víctimas de la violación les sea difícil denunciarlo.

“Estaba en estado de coma”, subrayaba Gisèle Pélicot, “los videos pueden demostrarlo y los expertos que los han visto son hombres. "No son escenas de sexo, son escenas de violaciones. Hay dos o tres encima de mí y yo estoy inerte", relató antes de insistir en que "me sacrificaron ante el altar del vicio".

También criticó la postura de la mayor parte de los que comparecen como acusados, que alegan no haber sido conscientes de que estaba drogada y de que no había consentimiento de su parte. "Esos hombres me mancillan, se aprovechan de mí. Y ni uno solo se dice que hay algo raro ni nada", añadió la víctima. Para mí, se trata de degenerados, en ningún momento dudaron de lo que hacían”. 

En plena polémica sobre la utilización pública de los videos donde se identifica claramente a los violadores, el presidente del tribunal decidió el viernes que no serían mostrados todos y que cuando se vuelvan a utilizar los periodistas y el público serán obligados a abandonar la sala. 

Es precisamente gracias a los videos encontrados por la policía que se puede demostrar el calvario de Gisèle: según esas pruebas gráficas, fue violada al menos 92 veces en nueve años por más de 80 individuos. Ese material pone al descubierto otro horror. La hija de Pélicot, Caroline Darian, descubre que su padre la fotografió cuando era adolescente en ropa interior o saliendo de la ducha. Caroline manifestó en la cadena de televisión, France2, estar convencida de que también fue drogada por su padre. 

El héroe anónimo: vigilante de un centro comercial

Otra mujer, Nathalie, que prefirió no dar su apellido en la cadena de televisión BFMTV, que la entrevistó en exclusiva, es la persona gracias a la cual – indirectamente- el horror vivido por Gisèle es hoy conocido. En septiembre de 2020, Nathalie estaba haciendo la compra en un centro comercial de la ciudad de Carpentras; no se dio cuenta de que un hombre de cierta edad, alto y grueso, estaba grabando un video bajo sus faldas, con un teléfono móvil camuflado en una bolsa abierta.  Fue un vigilante del centro comercial, el héroe de esta repugnante historia, quien se percató de la maniobra e, indignado, retuvo al entonces sólo presunto “voyeur”. En esa cadena de televisión se pueden ver las imágenes del propio teléfono de Pélicot cuando se descubría su maniobra y quedaba paralizado, escuchando las imprecaciones del vigilante, que le retenía para entregarle a la policía e insistía a Nathalie en denunciarle. 

Un equipo policial ejemplar

Muchas veces se ha acusado en Francia a ciertos policías de no estar preparados para hace frente a una denuncia de violación; menos, todavía, si se trata, teóricamente, de un perverso viejo “mirabragas”. Pero los agentes de la comisaría de Carpentras, mientras se interrogaba en comisaría a Pélicot, registraron su domicilio y hallaron más de 20.000 documentos gráficos que pueden hoy servir para condenar a los acusados a 20 años de prisión.

Según explicó a la agencia de prenda francesa, AFP el comisario Bosse Platière, una primera lista de 11 contactos fue identificada en el software de Microsoft. La policía envió solicitudes a la empresa estadounidense para identificar las direcciones IP y encontrar a sus propietarios. El mismo procedimiento se aplicó a los teléfonos: "Partimos de los números (en las facturas telefónicas de Dominique P.) y miramos en cada fecha si había un vínculo entre la llamada realizada y los hechos encontrados en las imágenes"..

Dominique P. también había bloqueado muchos contactos en sus teléfonos, lo que despertó las sospechas de los investigadores: "Es inusual, vimos que un gran número de contactos están bloqueados, y pensamos que entre ellos podría haber personas involucradas" en las violaciones, añadió el policía.

Para rastrear las identidades de estos hombres, los investigadores solicitaron ayuda a los operadores telefónicos. Otro método consistió en coger las imágenes encontradas y usar el reconocimiento facial mediante un software utilizado por la policía: "A partir de la extracción de la foto, nos daba un porcentaje de semejanza y nos permitió identificar a un tercio de los autores", explicó el comisario.

El alumno del experto violador

El 11 de septiembre subió al estrado, Cilia M., esposa de uno de los 50 acusados. Su marido es el único de ellos que no violó a Gisèle Pélicot, pero Jean-Pierre M. como alumno de Dominique Pélicot, drogó y violó a su propia mujer una docena de veces junto a su mentor. Jean-Pierre, pensando en que la dosis de ansiolíticos aconsejada por Pélicot podría ser demasiado fuerte para su mujer, “de pequeña estatura”, en una ocasión se quedó corto y provocó que Cilia se despertara una noche de julio de 2020 y sorprendiera a su marido junto a otro hombre que escapó por la ventana. El mundo se le vino abajo.

Gisèle Pélicot afirma que en sus primeros 40 de los 50 años de matrimonio no podía imaginar que su marido pudiera convertirse en lo que se descubrió hace cuatro años. Cilia M. también durante décadas estaba convencida de que Jean-Pierre M. era “una marido formidable, protector y maravilloso”.

Mucho se ha insistido sobre el perfil de los denunciados como violadores. Atraídos por Pélicot a través del foro de internet coco.fr, hoy cerrado, pueden ser jóvenes, como Joan (26 años) o talludos, como Jean, 74 años; trabajadores en activo, parados o jubilados. Sus abogados han mostrado en ciertos casos sus antecedentes criminales, violaciones, incluso de niños, alcohólicos, drogados a la pornografía, haber sufrido traumas sexuales en su infancia…El propio Pélicot afirmó que a los nueve años fue violado por un médico, que de pequeño estuvo obligado a practicar felaciones a su padre, para evitar que fuera su hermana quien lo hiciera; que fue forzado a participar a los 14 años en una violación grupal a una joven con incapacidad. 

Solo 14 de los 50 admiten que cometieron una violación sobre Gisèle Pélicot. Su marido lo hizo el pasado martes, con matices: “Soy un violador, como los que están en esta sala; lo sabían todo, no pueden decir lo contrario”. Siguió buscando justificación a su “perversidad” en los traumas sexuales que dice haber sufrido de pequeño. Jean Pierre M., el hombre que copió el modus operandi de Pélicot, violó y animó a violar a su mujer confesó: “Soy un violador y lo que he hecho es horrible, quiero un duro castigo”.

A Giséle Pélicat le quedan todavía tres meses de juicio. Semanas y semanas de cruzarse con los tipos que la violaron. De momento se mantiene firme y digna. Cada día es aplaudida y jaleada por parte del público presente en el tribunal. Los acusados que acuden libres (18 están ya en prisión) son abucheados e insultados. Algunos agreden a los que les intentan filmar. Otros se saludan como camaradas y acuden a almorzar o a tomar café juntos, sonriendo, aparentemente despreocupados. En sus andares, en su actitud, parecen creerse protagonistas de un programa de telerrealidad, actores de un espectáculo macabro que atrae cada día a millones de telespectadores.

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