El Ejército de Argelia ha puesto fin a la operación para liberar a los trabajadores argelinos y decenas de extranjeros que un grupo salafista mantenía secuestrado en unas instalaciones de gas, según fuentes oficiales citadas por la agencia estatal argelina, APS. En la operación fueron rescatados 600 argelinos y cuatro extranjeros, según las fuentes. Los últimos datos facilitados por las autoridades señalan a última hora del jueves que la operación se ha saldado con al menos 41 muertos, de los que 30 serían rehenes y 11 secuestradores.
El ataque a la planta (explotada por la empresa estatal argelina Sonatrach, la británica BP y la noruega Statoil) y el secuestro fueron reivindicados por un grupo denominado "Los que firman con sangre", de la denominada "Brigada de los enmascarados", dirigida por el argelino Mojtar Belmojtar, quien en su momento se desvinculó del grupo terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
El grupo de Belmojtar dijo que la acción es la respuesta al apoyo argelino a las tropas francesas que desde el pasado viernes combaten junto al Ejército maliense contra los grupos yihadistas que controlan las provincias septentrionales de Mali. Horas antes, un portavoz yihadista había declarado a la agencia mauritana ANI que 35 secuestrados y 15 captores murieron en un bombardeo del Ejército argelino contra la planta gasística cuando los secuestradores trataban de trasladar a un lugar más seguro a parte de los rehenes.
Sin embargo, el Gobierno de Argel no ha hecho comentarios sobre estos datos y no ha informado en ningún momento sobre eventuales víctimas, más allá del ciudadano argelino y el británico que murieron ayer durante el asalto a la planta de transformación de gas, en el que otras seis personas resultaron heridas.
El pasado diciembre, tanto Belmojtar como el máximo líder de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Abdelmalek Drukdal, alias Abu Musab Abuludud, amenazaron con lanzar ataques contra los países que participaran en una eventual intervención militar contra los grupos salafistas establecidos en el norte de Mali.
Estas amenazas parecen haberse cumplido y países como Francia y España ya han solicitado a sus ciudadanos "extremar la vigilancia y la prudencia" por "los posibles efectos sobre la seguridad" que se puedan derivar de la intervención en Mali.