Hamid Valal tiene 42 años y es electricista. Mientras toma café en la calle, aclara: “Aquí, en esta zona, viven muchos trabajadores y muchos jóvenes que no se sienten identificados con Emmanuel Macron”. “Para bien o para mal, yo votaré por él de todos modos para evitar a Marine Le Pen”, se lamenta, en referencia al candidato centrista que se enfrentará en la segunda vuelta por la presidencia de Francia a la líder de la extrema derecha.
En la localidad de Villetaneuse, en las afueras de París, hay muchos que, como Valal, están desilusionados con el resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que les dio a Macron y a Le Pen el pase a la segunda vuelta decisiva del 7 de mayo. Otros tantos todavía no han decidido su voto para la próxima cita electoral.
En Villetaneuse, al norte de la capital, la población es tradicionalmente de izquierda. El 23 de abril, alrededor de un 45 por ciento votó aquí por el candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. A nivel nacional, sin embargo, el referente de la izquierda, conocido por sus elocuentes críticas contra la globalización y la Unión Europea, obtuvo un 19,6 por ciento y quedó cuarto, por lo que no calificó para competir en segunda vuelta.
De cara a la elección del 7 de mayo, Mélenchon, de 65 años, dio a entender que votará por Macron, en una especie de elección por el mal menor, aunque evitó expresar un abierto apoyo a este candidato.
Desilusión de la izquierda
Stéphane Jahangir, de estatura mediana y pelo largo, es estudiante de informática. Mientras espera en una parada de autobús, opina: “Todos dicen que Macron ganará pero yo no estoy tan segura”. El joven de 18
años hizo campaña a favor de Mélenchon y ahora se muestra también un poco desilusionado.
”Con Le Pen se vendría todo abajo. Con Macron seguirá todo tan jodido como está ahora”, cree. El 7 de mayo no acudirá a votar, y no es el único que ha elegido esa alternativa. En la red social Twitter, numerosos usuarios expresaron su rechazo a través de la etiqueta #SansMoiLe7Mai, que sería algo así como “no cuenten conmigo el 7 de mayo” (literalmente, significa “sin mí el 7 de mayo”).
Ya el mismo 23 de abril hubo gente que salió a las calles a manifestar su descontento con los resultados de la primera vuelta. Electores de izquierda llamaron a votar “contra Le Pen y contra Macron” al mismo tiempo. En París se produjeron algunos disturbios.
Muchos indecisos
Yakouti Hicham, director ejecutivo de una empresa de logística, todavía está indeciso. “O Macron o voto en blanco”, dice el hombre de 45 años, que se autodefine como “anticapitalista”.
La campaña de Mélenchon también había logrado atraer a las urnas a muchos escépticos de la política. Por ejemplo, a Samira. “Mélenchon es el único que me ha logrado convencer”, reconoce esta estudiante, que nunca antes había ido a votar pero esta vez decidió hacerlo a favor del candidato de izquierda. No obstante, para la segunda vuelta volverá a quedarse en su casa. “El 7 de mayo no iré a votar”, asegura.
Su novio Augustin está todavía más resignado. No ha participado en la primera vuelta electoral porque cree que de cualquier modo nada cambiará. “Creo que Marine Le Pen va a ganar. Los franceses ya hemos probado todo”, dice el joven de 25 años, mientras se encoge de hombros. “Ahora es el turno de la extrema derecha”, dice, aunque las encuestas lo contradicen ya que, según los sondeos, el favorito para la segunda vuelta es por ahora Macron.
'Huérfanos' de Fillon
En el mercado de Passy en París el escenario es diferente. Aquí, en el adinerado distrito número 16, un 58,5 por ciento de los votos de la primera vuelta fueron para el candidato conservador François Fillon, que terminó tercero con un 20 por ciento a nivel nacional, por lo que quedó fuera de competencia, al igual que Mélenchon. Entre sus votantes la sensación también es de gran decepción.
El líder de Los Republicanos tampoco expresó un apoyo directo a Macron, pero llamó a sus seguidores a evitar la victoria de Le Pen.
”¡De ninguna manera elegiré a este mocoso de Macron!”, exclama una mujer mayor en la entrada del mercado. Lleva joyas con perlas y un abrigo tejido color turquesa. “Y a esa radical de derecha por supuesto que tampoco”, aclara la ex empresaria. Por primera vez en su vida se abstendrá de votar, cuenta.
Otra mujer vestida con la misma elegancia y que también votó a Fillon el 23 de abril, dice optar por una alternativa diferente: “Votar para mí es un deber. Por eso lo haré a favor de Macron, para bien o para mal. A pesar de que sea demasiado joven y que no tenga un programa”.