Mientras que este lunes por la noche el presidente francés, Enmanuel Macron, declaraba el estado de alarma siguiendo los pasos de España, Italia o Estados Unidos, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, sigue intentando gestionar las críticas que le han llovido en los últimos días por apostar por una táctica radicalmente diferente contra el coronavirus: no hacer nada.
Durante una comparecencia el pasado jueves -apenas horas antes de que en nuestro país Pedro Sánchez decretase el estado de alarma- el premier británico aseguraba de manera solemne que el coronavirus "es la peor crisis de la sanidad pública de toda una generación". "Muchas familias perderán a sus seres queridos antes de tiempo", continuó el primer ministro en una intervención en la que además de lamentar la situación, informó de que el Gobierno británico rechaza tomar medidas restrictivas para luchar contra el brote.
Ni cierre de escuelas, ni teletrabajo, ni cierre de comercios o prohibido pasear por la calle. La vida en Reino Unido, por el momento, sigue adelante como si nada ocurriese. Este mismo domingo se ha celebrado una multitudinaria maratón en Londres, a pesar de que van por 1.300 infectados y más de una veintena de muertos.
Pero ¿en qué se basa Johnson para llevarle la contraria a todo Asia y Europa? La principal tesis de los británicos es que las medidas restrictivas apenas tienen impacto sobre el número de contagios. Por otro lado, opinan que como la mortalidad del virus no es elevada, la inmensa mayoría de la población no sólo superará el SARS-COV-2, sino que se inmunizará contra el mismo.
Del mismo modo, se ahorran el terrible impacto económico que tienen el paralizar por completo un país, como está ocurriendo en España o Italia. En resumidas cuentas, el enfoque de la Administración de Johnson es la de la resignación: el Gobierno apenas va a poder hacer nada para frenar el virus, por lo que es mejor intentar proteger la ya dañada economía británica post-Brexit.
Pero vamos por partes, porque se trata de una teoría ampliamente discutida. El primer punto es que la tesis británica de "aplanar la curva" parte de un enfoque radicalmente distinto al del resto de Europa, que aspiran no sólo a frenarla, sino a cortarla de raíz, como han hecho en Corea del Sur o China.
¿Qué es la famosa "inmunidad de grupo"?
Para empezar hay que tener en cuenta que por un lado, la tesis gubernamental se basa en que aquellos que superan el Covid-19 son inmunes al mismo. Esto a día de hoy no está demostrado. Si bien es cierto que el último estudio científico sobre el SARS-COV-2 parece indicar que la hipótesis británica es posible, todavía no se ha confirmado.
Asumiendo que las personas se vuelven inmunes después de superar la enfermedad, la principal hipótesis del equipo de científicos que acompaña a Johnson se basa en la teoría de la "inmunidad de grupo". Cuanto más tiempo estemos expuestos al virus, más nos contagiaremos. No obstante, una vez superado el pico, más personas lo habrán superado, por lo que el ritmo de contagio disminuirá y con él la famosa curva.
Se basan en el famoso número Ro, que mide cómo de infecciosa es una enfermedad. Siempre que sea mayor a 1, la enfermedad seguirá expandiéndose, pero una vez logre ser inferior, puede empezar a extinguirse. A día de hoy está situado en un 2.5. Es la misma medida que utiliza el equipo científico de nuestro Ministerio de Sanidad.
Pero mientras que el resto de Europa abogan por frenar el contagio aumentando el distanciamiento social, Johnson y su equipo abogan por dejar que la gente se contagie y se inmunice. De esta manera, el número Ro dismunuiría, ya que la gente dejaría de infectarse al haber superado el virus.
¿Hasta 400.000 muertos?
No obstante, lo que dan por hecho desde el Gobierno británico es que la mayor parte del 60% de la población -la cifra que asumen que va a contagiarse del SARS-COV-2- va a ser gente joven que superará el virus sin problemas. Algo que tampoco está claro, porque como aseguraba este mismo lunes el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, se pueden dar cuadros clínicos graves en jóvenes, aunque no sea común.
Por otro lado, para poder seguir adelante con la estrategia, Johnson asume una cantidad de muertes mucho superior a la que están dando por hecho el resto de países europeos. Según explicaba en una entrevista uno de los principales consejeros científicos en los que se está apoyando Johnson, Patrick Vallance, para poder lograr la inmunidad de grupo "necesitas que se contagie en torno al 60% de la población".
Esto implica que más de 40 millones de británicos se verían infectados por el virus. Si tan sólo un 1% de los mismos perdiera la vida -cabe recordar que en España la tasa de mortalidad del Covid-19 ya se encuentra en un 3%- implicaría un total de 400.000 fallecimientos. Una cantidad de muertos cuyo coste político es difícil de cuantificar.
Necesitarán hospitalizar 7,9 millones de británicos
"Su estrategia tiene ningún sentido", apunta desde España en declaraciones a Vozpópuli Benito Almirante, jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d'Hebron. Según Almirante, una de las principales variaciones que no han tenido en cuenta desde Downing Street es la capacidad de respuesta del NHS, que en los últimos años ha sido objeto de brutales recortes.
Esta semana se ha filtrado un informe interno del Ministerio de Sanidad británico en el que se retrata el "peor escenario posible". En él, dan por hecho que el virus seguirá circulando libremente hasta 2021 y que afectará no al 60% sino al 80% de la población británica. Según el informe, esto implicará la hospitalización del 15%, equivalente a 7.9 millones de británicos. "Es el peor escenario", apuntaba al ser cuestionado este lunes un portavoz de Downing Street. "No es lo que el Gobierno espera que ocurra", añadió.
No obstante, el aluvión de críticas que le han llovido por parte de la comunidad científica y el hecho de que apenas dos días después de anunciar su estrategia el número de de fallecidos por coronavirus en Reino Unido se duplicase han obligado al polémico líder británico ha replantearse sus medidas.
Este mismo lunes, ha entrado en vigor la prohibición de celebrar eventos en los que se produzcan aglomeraciones y Johnson ha vuelto a comparecer en televisión pidiendo a los británicos que teletrabajen y que eviten los famosos pubs siempre que sea necesario. Por otro lado, varios sectores del Gobierno hablan de un posible cierre de colegios. En España, una vez cerraron los bares, el estado de alarma no se hizo esperar.