La sección francesa de la ONG “Reporteros sin Fronteras” (RSF), nacida para defender la libertad de prensa, ha iniciado la caza para eliminar del panorama audiovisual a la única televisión conservadora, la cadena todonoticias CNEWS, representante en imágenes de lo que aquí la extrema izquierda llama la “fachosfère”.
Justificada por la supuesta “ausencia de pluralidad” en la televisión perteneciente al imperio del industrial Vincent Bolloré, RSF quiere neutralizar a la cadena que está ganando la carrera de la audiencia a sus rivales privadas, BFMTV, LCI, y a la pública, France Info.
La cruzada “macartista” de RSF, que ha recibido el respaldo del Consejo de Estado, una institución judicial dominada por jueces socialistas, pretende que cada interviniente en los debates de la cadena sea fichado e identificado según su orientación política. Tal aberración se aplicaría tanto a los propios periodistas, como a todos los participantes en tertulias: filósofos, ensayistas, escritores, actores o cualquiera que sea preguntado por un asunto político, económico o social. En los debates de CNEWS participan comunistas y socialistas cotidianamente.
Iliberalismo
Si la medida entrara en vigor, ¿quién y con qué criterios se erigiría en capacidad para decidir la posición política de los participantes en los debates que conforman el grueso de la programación de CNEWS? Dejar en manos de los jueces, y, además, de clara tendencia de izquierda en el caso del Consejo de Estado, sería ir más allá del supuesto “iliberalismo” del que se acusa en Francia a otros gobiernos europeos; solo una dictadura se atrevería a tanto.
El responsable de estos nuevos “reporteros con fronteras ideológicas”, Cristophe Deloire, ya intentó hace meses denunciar a la televisión de Bolloré ante el ARCOM, el organismo que en Francia regula el sector audiovisual. Otro engendro burocrático-político de los tantos que pululan en el kafkiano sistema administrativo francés. El ARCOM desechó en un primer momento las denuncias de RSF, por eso, la organización que defiende, supuestamente, la libertad de prensa acudió al Consejo de Estado.
Deloire, un periodista que hace décadas denunciaba la inmigración masiva (como se hace hoy desde CNEWS), se ha convertido en el apóstol de la cruzada contra CNEWS y es, además, el elegido por el presidente Emmanuel Macron para dirigir los llamados “Estados Generales de la Información”. Otro invento que, además de insistir sobre los peligros de la desinformación y “los bulos de los antisistema”, no servirá a gran cosa.
El director de RSF acudió a CNEWS a argumentar su iniciativa, pero salió más que chamuscado. No supo explicar por qué había manifestado que esa cadena no es democrática; no puso ejemplo alguno para sustentar sus acusaciones y, hundiéndose en el ridículo, comparó a CNEWS con la televisión conservadora norteamericana Fox News, “porque las dos compartían lo de News en el nombre” (sic). Además, ignoraba que el periodista estrella de Fox News, Tucker Carlson, fue despedido hace meses.
El creador de Reporteros Sin Fronteras y director durante 23 años, Robert Menard, respondió en directo a su excolega expresando estar “consternado” por la iniciativa de la ONG. “Deberías estar a favor de que en los medios franceses se oigan por primera vez opiniones que nunca han sido toleradas”, le dijo. “Tu problema es que CNEWS es de derechas y tú de izquierdas”.
“Una idea de regímenes totalitarios”
En la tormenta de críticas a la iniciativa liberticida de RSF se unieron no solo voces de la derecha mediática o política. Denis Olivennes, antiguo director general de Canal+, de Fnac, de Le Nouvel Observateur y hoy cogerente del diario de extrema izquierda “Liberation”, denunció que “la decisión del Consejo de Estado y de ARCOM es muy peligrosa. ¿Ahora es una autoridad administrativa la que va a asumir la dirección de programas de televisión y radio? ¿Según qué criterios? ¡Alto el fuego!”.
Para Xavier Bellamy, diputado europeo de “Los Republicanos”, “según el Consejo de Estado, ser parcial es no ser de izquierda”. El propio presidente del ARCOM, Roch-Olivier Maistre, preguntado hace meses sobre la posibilidad de instaurar este tipo de control, respondió entonces que era “una idea propia de regímenes totalitarios”.
Argumentos que no han frenado a RSF, ni a los miembros de “La Francia Insumisa”, ni a dirigentes ecologistas que piden sin disimulo la desaparición de CNEWS mediante la no renovación de frecuencias que debe estudiarse en 2025. Para esos representantes de la extrema izquierda, CNEWS “genera mensajes racistas, xenófobos, antitrans”, y cualquier otro ejemplo del catálogo wokista al uso.
A la extrema izquierda se han unido los antaño socialdemócratas del Partido Socialista, hoy bajo la férula de los radicales melenchonistas. Y como la mentira se ha convertido en una moda dentro de la política, tanto el actual jefe del PSF, Olivier Faure, como el expresidente François Hollande, aseguran que nunca han sido invitados a los debates de CNEWS, aunque las videotecas demuestren lo contrario y les deje en ridículo.
Los hay que se niegan no solo a asistir a las tertulias, sino también a responder en público a los periodistas de los informativos de CNEWS, como la secretaria general del sindicato CGT, Sophie Binet, una organización radicalizada aún más tras perder su liderazgo, ahora en manos de la reformista CFDT. Se niegan a responder a las invitaciones en estudio y, después, acusan de falta de pluralismo. En Francia, la extrema izquierda, mayoritaria en esa parte del escenario político, sueña con una institución censora como la soviética “Glavlit”, nacida en 1931 y que contaba con 5.000 censores en plantilla para controlar el contenido de publicaciones, radios o libros.
El fin de la dominación cultural de la izquierda
Para otras voces, lo que molesta tanto a la izquierda es el resquebrajamiento de la dominación mediática y cultural que ha mantenido durante las últimos cinco décadas. Tanto en los medios de comunicación como en el ámbito universitario, las opiniones que desafiaran al pensamiento único, al dogma supuestamente progresista eran sistemáticamente censuradas y, si por error pasaban el filtro, ello conducía al escarnio, la condena y la desaparición de la escena pública. Lo cuenta muy bien en su trilogía “Historia íntima de la V República”, el periodista y escritor Franz-Olivier Gisbert, que dirigió los semanarios “Le Point” y “Le Nouvel Observateur”, y el diario “Le Figaro”.
Pero esa época toca a su fin. Una nueva generación ha rechazado el molde con el que las escuelas de periodismo y la propia Sorbona han formateado a los periodistas desde hace 40 años. Nuevas aventuras empresariales han facilitado esa eclosión. Vincent Bolloré, a quien los “plumillas” de izquierda de “Le Monde” y “Liberation” definen siempre como “el millonario ultraconservador”, se ha hecho con Canal+, Paris Match, “Le Journal du Dimanche” y la emisora de radio “Europe1”, toda una flota que ofrece, por fin, un desafío a la hegemonía de los medios de izquierda. Hasta hoy, no se podía hablar verdaderamente de pluralismo en el panorama mediático francés, aunque el papanatismo transpirenaico creyera lo contrario por simple ignorancia.
La tele y radio pública, en vilo
Si CNEWS es atacada es precisamente por su éxito, dicen sus portavoces. Una audiencia obtenida por abordar en noticias y debates asuntos que hasta ahora eran ignorados por la prensa bienpensante e, incluso, por la “derechita cobarde” de “Le Figaro”: la inmigración ilegal y sus consecuencias, el aumento imparable de la violencia y la inseguridad, las preocupaciones económicas, sociales y culturales de la “plebe”, de los “chalecos amarillos” o, ahora, de los agricultores; en definitiva, de los “deplorables”, abandonados por una izquierda burguesa que prefiere buscar el voto de las minorías, víctimas autoproclamadas .
Con la llamada a la censura, los medios autoproclamados progresistas pueden haberse disparado un tiro en el pie, pues si ese dislate sale adelante, el control del pluralismo en el sector audiovisual afectará de lleno al servicio público -sufragado por los impuestos- donde la ausencia de voces disidentes es flagrante y donde los periodistas de izquierda son mayoría absoluta.
A la hora de escribir estas líneas, ni el presidente Emmanuel Macron, ni su nueva ministra de Cultura, la “sarkozista”, Rachida Dati, han abordado el proyecto de registro ideológico, de la “gendarmería de la información”. A pocos meses de las elecciones europeas, donde se da como segura la victoria del partido de Marine Le Pen, una cierta dosis de control de los medios críticos le vendría muy bien al campo macronista, asumiendo convertir al jefe del Estado en “le grand inquisiteur”.
JohnGalt
RSF, o se, Reporteros Sólo Fascistas (fascista de izquierda, por supuesto, que son los fascistas buenos)
jgarejula2
A estas alturas, ¿alguien tiene alguna duda de que todo el socialismo europeo está actuando con miras a instaurar la dictadura comunista? ¿Nadie se da cuenta de que se ha ensayado en España el experimento y de que se va a exportar al resto de la UE? ¿No comprenden en Bruselas que Fráudez no es sino la cabeza de playa de esta invasión? ¿O es que allí también están comprados y por eso apoyan la violencia que el Fraudillo ejerce sobre los españoles?
123probando
¡Libertad! Hay que defender la libertad a diario. No la deis por supuesta. Siempre está en peligro.
Palacheca
¡¡¡Y Cataluña, me he dejado nada menos que a!!! Cataluña
Baigorri66
Los dogmas con los que la izquierda pretende el dominio ideológico, dado que pierden terreno en todos los campos, en la batalla de las ideas, entre los intelectuales, se van secando. Ahora que comienzan a acercarse al abismo institucional, necesitan además de su radicalización, rechazada de facto por la población, una censura con la que poder mantener el control, ya no del "agitprog", si no de todas la noticias e informaciones con las que manipular y rendir servicio a los amos que les pagan.... Despertar, contra esta basura con las que desean mantener esa inmunda contaminación ideológica de clase, al servicio de los más poderosos.