La huelga general convocada este jueves en Portugal ha tenido una fuerte incidencia en el transporte público que se reflejó desde primera hora de la mañana en una mayor congestión del tráfico rodado de lo habitual en los principales núcleos urbanos del país. Esta es la segunda huelga general convocada después de que Portugal solicitara el rescate financiero y la tercera en menos de año y medio. En esta ocasión, sin embargo, la CGTP -principal central sindical del país y que cuenta con más de 600.000 afiliados- es la única convocante del paro, ya que la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) decidió no participar.
El secretario general de la CGTP, Arménio Carlos, subrayó en declaraciones a medios lusos que la valoración de estas primeras horas de huelga general es "muy positiva", destacando el apoyo al paro registrado tanto en el transporte público como en el sector de la salud y el de la recogida de basuras.
Entre los motivos de la huelga se encuentran los severos recortes aprobados por el Gobierno conservador luso para cumplir con los compromisos derivados de la petición de ayuda exterior así como la nueva reforma laboral, pactada con la patronal y con UGT y que pretende crear empleo liberalizando el mercado de trabajo.
La circulación en los accesos a Lisboa y Oporto se vio complicada por el paro en el sector de los transportes públicos, en el que según el sindicato convocante, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP, de orientación comunista), la adhesión supera el 70%.
Esta situación llevó a un mayor número de ciudadanos a coger su vehículo particular para ir a trabajar, lo que ha generado atascos y fuertes retenciones en varias vías. El metro en la capital lusa se encuentra totalmente cerrado desde última hora del miércoles y en el suburbano de Oporto funcionan sólo los servicios mínimos. También ha sido reducido el servicio de autobuses urbanos en ambas ciudades, lo que ha provocado filas de personas en algunas paradas.
La circulación de trenes en todo el país está igualmente afectada, así como el transporte fluvial que conecta las dos márgenes del río Tajo en Lisboa. También se percibieron los efectos del paro en los aeropuertos lusos, donde los retrasos han sido frecuentes a primera hora de la mañana. De hecho, la empresa nacional de aeropuertos, ANA, ha recomendado a los pasajeros que confirmen la salida de sus vuelos antes de desplazarse a las terminales.