El Gobierno iraní ha anunciado formalmente este domingo que comenzará a enriquecer uranio por encima del 3,6 por ciento, en el principio de una retirada paulatina de los aspectos del acuerdo nuclear firmado en 2015 con la comunidad internacional, y de los que se desvinculará progresivamente cada 60 días si Europa no toma "nuevas iniciativas" para garantizar la plena reincorporación de la república islámica a los mercados internacionales, como se estipuló en el tratado.
"El ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, enviará este domingo envía una carta a la Unión Europea para informarle de la reducción de los compromisos de Irán sobre el acuerdo nuclear. Dejaremos pasar un periodo de 60 días y repetiremos esta estrategia, que puede desembocar en la finalización de nuestra participación en el acuerdo", ha informado el negociador principal iraní y portavoz de Exteriores, Abbas Araqchi.
Asimismo, Araqchi ha acusado a Europa de faltar a sus compromisos pactados en el mencionado acuerdo, principalmente el de proteger a Irán de las presiones estadounidenses sobre la mencionada reincorporación. Estados Unidos, que se retiró unilateralmente del acuerdo, ha restaurado sus sanciones contra Irán y amenazado a cualquier empresa extranjera que negocie con los iraníes.
En respuesta, Irán ha pedido a Europa que formalice de una vez por todas un nuevo mecanismo comercial bilateral especialmente centrado en la venta de petróleo. "No nos está comprando petróleo. Sigue hablando mientras nosotros aguardamos", ha lamentado Araqchi.
"Queremos salvar este acuerdo pero hay que cumplir con las obligaciones. Las puertas de la diplomacia siguen abiertas, pero necesitamos iniciativas nuevas", ha manifestado el negociador, acompañado de otros responsables del Gobierno afgano, en rueda de prensa recogida por Press TV.
Este enriquecimiento por encima del 3,67 por ciento comenzará, según Araqchi, en unas pocas horas y estará dedicado a suministrar combustible a la planta nuclear de Bushehr. Sin embargo, es un porcentaje que dista mucho del 90 por ciento exigido para fabricar armas nucleares.
El propio negociador ha querido puntualizar que no entiende esta subida del porcentaje de enriquecimiento como una violación del acuerdo, sino el uso de una cláusula de presión introducida en los artículos 26 y 36 del tratado. "Los europeos", ha insistido, "no han cumplido con sus compromisos y por ello tiene que haber consecuencias".
Araqchi no ha precisado cuál será el siguiente aspecto que abandonará si nada cambia dentro de dos meses, pero ha dejado caer que podría estar relacionado con el reactor de agua pesada de Arak, considerado en su momento uno de los principales puntales del programa nuclear iraní, que Europa se comprometió a "modernizar" para asegurarse de que en modo alguno sería empleado para la fabricación de armas de destrucción masiva.
"Si seguimos viendo retrasos, el reactor podría volver a desempeñar sus pasadas funciones", ha declarado el portavoz, que ha contemplado otras opciones como el de aumentar el número de centrifugadoras para enriquecer uranio, sin dar más detalles, en un discurso que ha combinado agresividad y diplomacia hasta el punto de que se ha declarado dispuesto a volver a dialogar con Estados Unidos, siempre y cuando "levante todas las sanciones".
Junto a ese mensaje, Araqchi ha confirmado que su Gobierno mantendrá conversaciones unilaterales con otros firmantes del acuerdo, esto es, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania. Sin embargo, expresó serias dudas de un diálogo con el grupo 5+1 que firmó el tratado, y que se disolvió con la salida de Estados Unidos. "Me temo que ese concepto como tal ya no existe", ha lamentado.
Al borde de la ruptura
El Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), suscrito en julio de 2015 entre Irán y Grupo 5+1 estipulaba una serie de restricciones al programa nuclear iraní a cambio de las cuales la República Islámica se reintegraría en los mercados internacionales gracias al levantamiento de las sanciones que pesaban sobre ella en ese momento.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió desvincularse unilateralmente del acuerdo y reimponer de nuevo las sanciones suspendidas por su predecesor, Barack Obama.
Actualmente, la tensión entre ambos países es extrema, sobre todo después de que Washington haya acusado a Teherán de atacar dos petroleros cerca del estrecho de Ormuz, algo que la nación persa niega categóricamente.