Julian Assange está a un paso de ser un hombre libre. Ha pasado doce años encerrado entre la embajada de Ecuador en Londres (7 años) y una prisión de Reino Unido (5 años). El periodista australiano, fundador de WikiLeaks y sobre el que pesan 18 acusaciones del Gobierno de los Estados Unidos, ha acordado junto a sus abogados declararse culpable de solo uno de esos cargos a cambio de salir en libertad.
Todas las acusaciones, salvo una, tenían que ver con espionaje (según la Espionage Act de 1917). Precisamente, ese era el cargo más crítico para Assange en términos de aceptación, porque manchaba su reputación como periodista. Nunca se hubiera plegado a reconocerla a pesar de que le fuera la libertad en ello.
En ese cargo, la justicia norteamericana le señalaba por haber robado información de un ordenador en la que, entre otras cosas, se observaba a militares norteamericanos en operaciones en las que ejecutaban indiscriminadamente a civiles. Los vídeos se hicieron públicos en WikiLeaks y provocaron la contundente respuesta de la justicia norteamericana: orden de extradición para ser juzgado en el país del dólar.
Sin embargo, fue la militar norteamericana Chelsea Maning quien realmente entró en los ordenadores -tenía acceso sin restricción a los videos e imágenes-. Ella extrajo la información para compartirla en WikiLeaks en aras de que se esclarecieran los hechos. WikiLeaks era la plataforma perfecta porque permitía subir pruebas y documentos de todo tipo de forma anónima. Pero su identidad se descubrió en el marco de las investigaciones. Siempre ha manifestado que no robó la información. Simplemente, declaró, tenía acceso a la misma sin cortapisas.
Todo un galimatías que está a punto de resolverse, y que deja en el alero el futuro de Assange. Lo primero que hará el periodista es descansar con su familia. Pasar tiempo con sus hijos pequeños, de cinco y seis años, fruto de su relación con la abogada Stella Morris, miembro de su equipo legal. Fueron gestados cuando Assange eludía a la justicia en la embajada de Ecuador en la capital del Reino Unido. Solo los vio encerrado. Assange tiene otro vástago entrado en la treintena.
El futuro de WikiLeaks es una incógnita. De su metaforfosis en otro portal diferente depende en gran medida lo que decida Julian Assange. De momento, no se ha pronunciado al respecto ni parece que lo vaya a hacer en el corto plazo
También debe recuperarse a sí mismo. No es fácil para nadie pasar cinco años en una celda de 6 metros cuadrados 23 horas al día. Los sesenta minutos restantes los malvivía en una estancia un poco más grande, pero sin ver el cielo.
¿Qué pasará con WikiLeaks?
Wikileaks es un portal de Internet fundado por Julian Assange en 2006 en el que se han publicado, según la organización sin ánimo de lucro, más de diez millones de documentos y análisis de información.
Uno de los documentos más controvertidos tiene que ver con el incidente que se citaba en los párrafos anteriores, en el que murieron varias personas.
Se trató de un ataque aéreo ejecutado el 12 de julio de 2007 en Bagdad (capital de Irak). La información lleva el título 'Asesinato colateral'. Durante el suceso fueron ejecutados varios civiles y periodistas iraquíes de la agencia de noticias Reuters, tal y como puede verse en diversos videos difundidos por Internet. Fallecieron a manos de la tripulación de un helicóptero estadounidense que recibió vía libre para iniciar el ataque tras asegurar que había personas armadas entre un grupo de personas.
El futuro de WikiLeaks es una incógnita. De su metaforfosis en otro portal diferente o permanecer como está depende en gran medida lo que decida Julian Assange. De momento, no se ha pronunciado al respecto ni parece que lo vaya a hacer en el corto plazo, pero lo cierto es que, el hecho de que pueda seguir siendo consultado, depende solo de él, al igual que los cambios que puedan acometerse en el mismo.