Mientras Rusia anuncia una retirada parcial de las tropas desplegadas en la frontera de Ucrania la OTAN advierte que "no ve señales" de una desescalada. Más bien al contrario: los aliados denuncian que Moscú sigue reforzando su despliegue militar en las zonas próximas a la frontera ucraniana. Mientras, el Ministerio de Defensa ucraniano y varias entidades financieras estatales sufren ciberataques. Vladimir Putin puede lanzar la invasión de Ucrania “en cualquier momento”, según sostiene la Administración Biden. Si Rusia lanza finalmente una operación militar, Washington y sus aliados responderán con “duras sanciones económicas” contra Moscú. El resultado de una invasión no solo sería una horrible cifra de bajas en ambos bandos –la asimetría de fuerzas es mucho menor de lo que cabe imaginar entre el Ejército Federal y el Ejército ucraniano-, también un seísmo energético en la Unión Europea, dado que Rusia suministra el 35% del gas que consume la UE. Estas son cuatro claves sobre la evolución de una crisis que amenaza con un conflicto inminente.
La OTAN niega que Rusia haya retirado tropas
La "retirada" anunciada por Rusia a bombo y platillo cuando la invasión parecía inminente no convence a la OTAN. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, sostiene que "no vemos una desescalada en el terreno por parte de Rusia". La gran concentración militar de Moscú a las puertas de Ucrania de las últimas semanas es "una imagen que no ha cambiado por el momento", ha afirmado el jefe político de la OTAN en rueda de prensa desde Bruselas. Para los aliados, el Kremlin debe "no solo retirar las fuerzas militares sino el equipamiento y la artillería que "podrían permitir una incursión militar con poco margen de tiempo".
Por otro lado, el Gobierno británico denuncia que Rusia está reforzando su despliegue y estima que al menos 14 batallones se dirigen hacia Ucrania -cada batallón está integrado por 800 hombres- para sumarse a los cien congregados en las fronteras. Con ello, el despliegue ruso supera los 150.000 efectivos.
Ciberataques contra Ucrania
Mientras Rusia anunciaba la "retirada" pero mantenía sus exigencias a EEUU y la OTAN -básicamente un veto a la entrada de Kiev en la Alianza Atlántica-, Ucrania denunciaba este martes ciberataques contra las webs de las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa y bancos estatales. Durante horas, Privatbank estuvo bajo un ataque masivo de DoS (de denegación de servicio). También hubo fallos en el Banco Estatal de Ahorros de Ucrania, o Oschadbank.
Diversas webs gubernamentales de Ucrania ya sufrieron un masivo ciberataque en enero, en medio de la escalada con Rusia, que ha concentrado más de 100.000 soldados cerca de la frontera ucraniana.
Las opciones militares de Putin
Pese a la escalada de tensión sin precedentes, una invasión rusa a gran escala es una opción prácticamente inviable. Los analistas creen más plausible una estrategia de pequeñas operaciones. En primer lugar, el "modelo georgiano" (la guerra de agosto de 2008), que consistiría en lanzar incursiones desde Lugansk y Donetsk -regiones en manos de las milicias prorrusas- con el fin de afianzar un perímetro de seguridad alrededor de estas "repúblicas" y reconocerlas como rusas en posteriores convocatorias electorales.
En segundo lugar, otra que podríamos denominar “puente de Crimea”: consistiría en lanzar una ofensiva desde el puerto de Mariúpol hasta la desembocadura del río Dnieper, para incrementar el territorio en torno a Crimea.
En tercer lugar, Rusia puede lanzar un ataque desde la triple frontera rusa-bielorrusa-ucraniana para provocar así enfrentamientos y caos en la zona de Kiev. Esta última opción conllevaría una crisis a largo plazo, algo que para Putin sería positivo; el inquilino del Kremlin maneja con maestría estas situaciones.
La clave del gas
Un conflicto en Ucrania supondría la interrupción del suministro de gas ruso a Europa. A corto plazo, es probable que la Unión Europea sea capaz de soportar una interrupción a gran escala hasta el verano, mediante una combinación de mayores importaciones de gas natural licuado (GNL) procedentes de EEUU y Qatar, el uso de las reservas de gas almacenadas y descensos de la demanda. Sin embargo, una interrupción prolongada del suministro ruso amenazaría con agotar rápidamente las reservas actuales de gas de algunos países. El tiempo dependerá de las condiciones meteorológicas. En ese caso, el impacto variaría en toda la UE, dependiendo del nivel de exposición al gas ruso y de la combinación energética, según analistas de Scope Ratings.