El Consejo de Seguridad de la ONU ha sido incapaz de llegar a un acuerdo para pedir que se lleve a cabo una investigación tras la última denuncia de un ataque químico este miércoles a las afueras de Damasco en el que, según la oposición Siria, murieron al menos 1.300 personas. "Puedo decir que hay una gran preocupación entre los miembros por esas alegaciones y un sentimiento generalizado de que hace falta claridad sobre lo ocurrido", ha asegurado la presidenta del turno del Consejo, la embajadora argentina María Cristina Perceval, después de casi tres horas de reunión a puerta cerrada.
A pesar de que indicaron que apoyaban la determinación del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, de pedir una investigación imparcial sobre lo ocurrido, los miembros del Consejo no pudieron consensuar una resolución o una declaración presidencial para pedir formalmente que se estudie el ataque. De esta forma ha vuelto a quedar patente la división en el Consejo de Seguridad sobre el conflicto sirio, después de que Rusia y China se negaran a apoyar una acción de mayor contundencia por parte del máximo órgano de decisión de la ONU, según contaron a Efe fuentes diplomáticas a la salida de la reunión.
A la salida de la reunión el embajador adjunto británico, Phillip Parham, ha dicho que al menos 35 países enviaron el miércoles por la tarde una carta al secretario general, en la que pedían que se llevara a cabo una investigación, pero no quiso entrar en detalles sobre quiénes se opusieron. Rusia, tradicional aliado del régimen sirio y uno de los cinco miembros permanentes del Consejo que participó en las consultas y con poder de veto, ya había dejado entrever que no facilitaría un movimiento del Consejo después de asegurar desde Moscú que ese ataque se lanzó desde posiciones controladas por los rebeldes.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS) denunció este miércoles que al menos 1.300 personas murieron en un ataque con armas químicas por parte del Ejército en los alrededores de Damasco, unas acusaciones que fueron rechazadas casi de forma inmediata por el régimen de Bachar Al Asad. Tanto el régimen de Al Asad como los insurgentes de la oposición llevan meses acusándose recíprocamente de haber empleado este tipo de armas durante el conflicto en Siria, uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997.
A petición de Francia, Reino Unido, Luxemburgo, Corea del Sur y Estados Unidos, el Consejo de Seguridad celebró las consultas en las que el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson, aseguró que la misión capitaneada por el profesor Ake Sellström está negociando con las autoridades poder investigar ese incidente. El equipo de expertos está ya sobre el terreno para estudiar tres denuncias previas de uso de armas químicas en Siria, una del régimen y otras dos de diferentes gobiernos occidentales, pero de momento el acceso a la zona del último ataque no es posible debido a la situación de inseguridad, según Eliasson.