Las inminentes elecciones en Grecia, que tendrán lugar el próximo 25 de enero, parecen haber iniciado un camino irreversible hacia la victoria de Syriza, o al menos, eso es lo que dicen las más de 70 encuestas griegas realizadas desde las elecciones europeas. En ellas, la formación liderada por Alexis Tsipras ha obtenido resultados dispares, desde un dato similar a los comicios al Europarlamento (26,8%) hasta uno que prácticamente supone la mayoría absoluta (38,5%). Entre estos dos pronósticos y el reciente incremento en intención de voto al partido en el Gobierno, Nueva Democracia, los votantes griegos se encuentran en un espacio entre la realidad y la ficción.
En las elecciones europeas, las encuestas situaron como holgado ganador a Syriza hasta un mes antes de los comicios, cuando dieron la vuelta a los sondeos, algo que no se reflejó en los resultados
Echando la vista atrás en el país heleno y contemplando los datos de las encuestas en 2014 para las elecciones europeas, se puede observar como durante meses las empresas demoscópicas situaron a Syriza como claro ganador con cerca de un 30% de los votos hasta un mes antes de los comicios. En abril, los datos de los sondeos empezaron a reflejar la remontada de Nueva Democracia y 5 encuestas dieron la victoria en las urnas del grupo del lidera Antonis Samaras. Pero a la hora de la verdad los datos reflejaron que ni Syriza estaba cerca del 30% (Obtuvo tres décimas menos que en 2012 con un 26,6%), ni Nueva Democracia había recuperado voto alguno, es más, había bajado 7 puntos desde las legislativas de 2012, de un 29,7% a un 22,7%.
Esta situación, que también tuvo lugar en 2012, con la remontada final de Samaras contra las encuestas que daban la victoria al grupo de la izquierza, parece repetirse ahora en las encuestas de cara a las próximas elecciones, donde pese a que la marcha triunfal en los sondeos de la formación de Tsipras, su ascenso ha quedado estancado mientras que Nueva Democracia ha comenzado una remontada que recuerda a lo sucedido en las europeas, según se puede observar en la siguiente gráfica, que refleja la tendencia del voto usando la media de los resultados de todas las encuestas oficiales:
(Syriza: rosa, Nueva Democracia: azul)
Campaña del miedo
Estos fallos demoscópicos mencionados antes, que tuvieron lugar en las europeas, bien pueden deberse a fallos en los estudios, una mala cocina, falsos juicios de los encuestados o tácticas electoralistas, pero gracias a ellos se pudo llegar a obtener en la sociedad griega una suerte de campaña del miedo y del ánimo en las elecciones. Mostrar al enemigo muy arriba, infundir el miedo, y luego plasmar la remontada del partido en el Gobierno, pese a que ésta no suceda, con el fin de animar a la gente a apoyar la estabilidad es un elemento usado en las campañas del miedo. Es más, la formación izquierdista que quedó segunda en las legislativas de 2012 tuvo que enfrentarse a una fuerte campaña de incertidumbre por sus propuestas contrarias a los objetivos marcados por la Unión Europea.
https://youtube.com/watch?v=AGRrRQ8C0LM%3Frel%3D0
Esta situación, con un aumento de las expectativas de voto en una fuerza, puede ser una estrategia que alcance tierras españolas encarnándose en la formación liderada por Pablo Iglesias, que desde las europeas no ha parado de disputar a los dos grandes partidos los mejores resultados en las encuestas.
50 diputados para el primero
Pero la pesadilla para los partidos tradicionales en Grecia puede ser su propia ley electoral. El sistema aprobado en 2004 por estos partidos otorgaría automáticamente 50 escaños a la fuerza más votada, por lo que Syriza con algo más de un 35% de los votos estaría muy cerca de la mayoría absoluta que suponen 151 diputados en la cámara.
Según el último sondeo publicado, la formación de Papandreu dejaría al Pasok sin representantes
La clave de esto puede situarse en los grupos minoritarios a la hora de formar Gobierno, así como en su presencia para arrebatar votos y escaños a los grandes. Uno de estos grupos puede ser el nuevo partido que ha formado el expresidente Yorgos Papandreu, Kinima (Movimiento de socialistas democráticos) que si logra captar suficiente votantes podría acabar con las opciones del Pasok, socio del Gobierno de Samaras, de superar el 3% y entrar en el parlamento, dejando así a los conservadores sin apoyos para una coalición -Las encuestas previas a la creación del grupo nuevo los sitúan entre el 4,5 y el 8, y la última encuesta publicada en la noche del sábado sitúa a la antigua formación del expresidente con un 2,2%, lo que los dejaría sin representación-.
Pero pese a los datos de las encuestas, el voto de los partidos minoritarios es, según refleja un estudio de la Universidad de Macedonia, muy débil. Pasok solo retiene al 28% de su electorado y Dimar, formación escindida de Syriza, de carácter socialdemócrata, solo logra la fidelidad del 4% de su electorado. Los comunistas del KKE mantienen al 55% de su electorado, pero el 27% afirma que votará a Syriza. La capacidad de los grupos minoritarios para recuperar la ilusión de sus votantes y evitar o facilitar el voto útil puede ser una de las mayores claves en unos comicios en los que los únicos partidos que mantienen una fidelidad superior al 75% son Nueva Democracia, Syriza y Aurora Dorada.
En la recta final a los comicios griegos los datos mostrarán si las encuestas terminan por girar en sus pronósticos y repiten sus pasadas previsiones o por el contrario mantienen su rumbo. Lo que sí es un hecho es que la campaña ha empezado, Tsipras ha calmado en su primer acto de campaña a los socios europeos, diciendo que habrá una negociación "realista", después de que el día en que se supiera que los griegos acudirían a las urnas el FMI suspendiera su programa de asistencia al país heleno.
Tal y como publicó Vozpópuli, los ánimos en Grecia están a flor de piel y el rotativo de mayor tirada del país, el socialdemócrata Ta Nea, tituló hace unas semanas: "Un invierno ruso se aproxima a Grecia". No se sabrá el desenlace de la tensión en el que está inmerso el país hasta después del día 25, cuando los partidos ya no miren los datos creíbles o no de las encuestas y pasen a mirar los resultados dictados por la ciudadanía.