El papa Francisco ha proclamado este domingo santa a la madre Teresa de Calcuta, en una multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro en el Vaticano. Francisco ha utilizado como es habitual la formula en latín para proclamar la santidad de la religiosa que murió en Calcuta en 1997 y pedir que fuese inscrita en los libros de los santos de la Iglesia.
La misa para la canonización de la madre Teresa de Calcuta comenzó a las 10.18 en la Plaza de San Pedro en el Vaticano ante más de 100.000 personas. La ceremonia se ha iniciado con el canto del himno del Jubileo de la Misericordia, el evento que está celebrando la Iglesia católica, y después entró en la plaza el papa Francisco en la habitual procesión con los concelebrantes. Junto con Francisco han concelebrado 70 cardenales, 400 obispos y 1.700 sacerdotes.
Francisco ha destacado de la nueva santa que se hizo oír ante los poderosos culpables de crear la pobreza, el papa también ha reconocido que será difícil llamarla "santa Teresa" porque "su santidad fue tan cercana a nosotros, tan tierna y espontánea que se le seguirá llamando madre, madre Teresa". También ha elogiado durante la homilía de la canonización la labor de la madre Teresa "en defensa de la vida humana", desde aquellos no nacidos a los descartados y ha destacado que durante toda su vida estuvo "a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada".
Doña Sofía encabeza la delegación española en el Vaticano
La Reina Sofía ha encabezado la delegación española que ha acudido a la ceremonia. Doña Sofía ha llegado a sus asientos situados en las primeras filas de la plaza de San Pedro a la izquierda del altar con un vestido blanco y sin mantilla. Antes de comenzar la solemne ceremonia, Doña Sofía ha saludado a varios representantes de las delegaciones oficiales que también están presentes.
La Reina Sofía se ha acogido a la dispensa papal que permite que las reinas católicas vistan de blanco, un privilegio que sólo unas pocas mujeres tienen el mundo. Sólo las reinas de esta religión pueden vestir de blanco ante el Pontífice, mientras que los presidentes, ministros y demás personalidades que tengan encuentros con el máximo responsable de la Iglesia católica deben hacerlo de riguroso negro.
Según han informado a Europa Press fuentes de la Casa Real, la Reina, que ha elegido una atuendo "sencillo", lleva una medalla que le regaló en vida la Madre Teresa con la insignia de las Misioneras de la Caridad. La delegación española la completan la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo.