Volkswagen ha sido una de las marcas, quizás la primera de todas, en convertir modelos propulsados por mecánicas de gasóleo en eficaces deportivos, algo que en 1982, cuando lanzó el primer Golf GTD, supuso toda una pequeña revolución. Bajo el aspecto de un Golf GTi, el GTD escondía en su interior un motor Diesel, algo que muchos pensaron no iba a dar resultado, pero que el tiempo ha demostrado ser todo un éxito, seguido ya por no pocas marcas. Ahora, con la séptima generación del Golf ya en la calle, Volkswagen ha vuelto a confiar es esta fórmula desarrollando el más potente GTD de su historia, propulsado por un motor 2.0 TDi con 184 CV de potencia.
Exteriormente, la imagen del GTD cuenta con elementos distintivos específicos, como las luces LED traseras ahumadas, el spolier sobre el techo, un difusor bajo el paragolpes trasero, doble salida de escape y un frontal con rejilla diferente al resto de la gama. Además, llama la atención sus llantas de 17 pulgadas diseño propio con neumáticos 225/45.
También en el interior se respira una mayor dosis de deportividad, con asientos de diseño más envolvente, volante con la zona inferior plana, pomo de la palanca del cambio específica o las franjas de acabado GTD. También los pedales en color aluminio y el apoyo del pie izquierdo en el mismo acabado dan ese toque de personalidad más dinámica que caracteriza al Golf GTD.
Todo ello acompañado lógicamente de unas prestaciones muy elevadas fruto de los 184 CV que desarrolla el evolucionado motor TDI de 2 litros de cilindrada. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos y alcanza los 230 km/h de velocidad máxima... con un consumo medio de sólo 4,2 l/100 km en el caso de la versión estándar con cambio manual. En opción, podrá montar el cambio automático de doble embrague DSG, que homologa similares prestaciones y unos consumos ligeramente superiores, 4,7 l/100 km.