Cuídate

Deja las emociones fuera de la mesa si quieres perder esos 'kilitos' de más

Algunos comportamientos denotan que el acto de comer puede ser síntoma de otro malestar como la ansiedad, uno de los mayores obstáculos para adelgazar.

  • La ansiedad a la hora de comer

¡Refugiarse en la comida no es la solución! Seguro que, al igual que la mayoría, alguna vez que estabas triste, estresado, preocupado o con ansiedad has ido directamente a atracar la nevera para sentirte mejor… Éste es uno de los grandes errores que se cometen a la hora de intentar llevar una alimentación y un estilo de vida saludables.

Algunos comportamientos denotan que el acto de comer puede ser síntoma de otro malestar, pero no por ello debemos dejarnos llevar por un hábito compulsivo e imparable que puede acabar causando dependencia en algunos alimentos recurrentes como el chocolate.

¿Y cuál es el problema de comer emocionalmente? Sencillamente que no se recurre a la ingesta por hambre, lo que hace que aumente el estado de culpa y con ella, los episodios de ansiedad o estrés. De esta manera se acaba cayendo en un círculo vicioso que da vueltas en bucle y que hace cada vez más difícil deshacerse de esos kilitos de más que siempre has querido quitarte.

El bienestar general que produce comer en ciertos estados emocionales se debe a las hormonas que produce nuestro cuerpo ante ciertos alimentos. A menudo, las culpables suelen ser la dopamina, la serotonina y las endorfinas, que confunden al cerebro asociando esos instantes a algunos sabores haciendo que queramos recurrir a ellos como recompensa en futuras ocasiones y generando así un hábito nada healthy.

Para cambiar esta rutina es necesario sustituir el acto de comer por otras actividades que te distraigan y te ayuden a controlar el impulso. Hacer ejercicio, practicar algún deporte o decantarse por tareas de ingenio o precisión, como la pintura o algunos juegos para ejercitar la mente, da muy buenos resultados.

Otro truco es no tener ”alimentos prohibidos” en la dieta, ya que esto crea una ansiedad mayor por consumirlos. Por este motivo, lo recomendable es tener presente que se puede comer de todo, incluso los productos más calóricos. Eso sí, es importante saber cómo consumirlos y en qué cantidades.

En el caso de tener un hábito emocional muy arraigado a la hora de comer se recomienda acudir a un especialista que valore el problema psicológico para evitar posibles trastornos alimenticios que perjudiquen tu salud, así como el sobrepeso o la obesidad.

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