Patrimonio de la Humanidad, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, Gran Itinerario Cultural o Primer Itinerario Europeo son algunos de los galardones que ostenta el Camino de Santiago. De las múltiples rutas jacobeas, la principal y mejor conservada de todas es el llamado Camino Francés que millones de peregrinos llegados de cada rincón de Europa llevan recorriendo desde que, en el siglo IX, se asegurara haber descubierto la tumba del Apóstol Santiago en la capital gallega. La Compostela será el último premio de quienes acrediten haber realizado como mínimo 100 kilómetros a pie o a caballo hasta Santiago, o 200 si se opta por hacerlo en bici. Sin embargo los casi 800 kilómetros de este viaje por el norte de España van tejiendo un espectacular hilván de paisajes y conjuntos monumentales perfecto también para trabajárselo en coche. Durmiendo bien y comiendo mejor, amén de visitando los lugares donde ofician bodegueros, queseros, panaderos y demás productores artesanos de cada zona, en este Camino para hedonistas llegaremos hasta Santiago en ocho etapas al volante. El vehículo elegido es el nuevo monovolumen familiar Opel Meriva, con unos asientos ergonómicos que hacen más cómodos los recorridos largos y el sistema de portabicicletas integrado FlexFix, con el que salpimentar sobre nuestras bicicletas Specialized algunos de sus mejores tramos.
Una vez unidos en Puente la Reina los dos arranques principales de la Vía Compostelana, avanzamos hacia tierras riojanas en la tercera etapa de este Camino de Santiago al volante con parada en algunos de los hitos –y no solo monumentales– de este apetitoso tramo.
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Bodegas Señorío de Arínzano
A orillas del Camino, esta bodega encargada por la familia Chivite al premio Pritzker de Arquitectura y Príncipe Asturias de las Artes, Rafael Moneo, propone al peregrino hedonista (para más garantías con reserva): paseos en todo terreno por el precioso entorno alfombrado de viñedos de la finca, almuerzos o cenas en sus dependencias y, sobre todo, visitas guiadas con posibilidad de hacer una cata de sus ‘Vinos de Pago’, la máxima categoría que contempla la legislación y que Arínzano consiguió antes que cualquier otra propiedad del norte de España.
Bombones Torres en Estella
Las Rocas del Puy, creadas hace más de 45 años por el maestro pastelero Francisco Torres, son el buque insignia de esta empresita familiar en cuya tienda de la plaza de Los Fueros –no lejos de auténticos hitos del arte jacobeo como el palacio de los Duques de Granada de Ega o las iglesias de San Pedro y San Miguel– endulzarse la ruta con sus bombones recién hechos, sus monas de chocolate, sus Delicias de Navarra o sus Conchas del Camino.
Monasterio de Iratxe
Este monasterio que, sobre otro anterior, comenzaron a alzar los benedictinos a mediados del siglo XI, ha servido a lo largo de la historia como hospital de peregrinos, universidad, hospital de guerra y colegio. Junto al pueblo de Ayegui y aislado entre viñedos bajo la montaña Montejurra –hasta la que subir para admirar una panorámica celestial–, su visita debería combinarse con otros monasterios de la comarca de Tierra Estella, como los de Iranzu, San Jorge de Azuelo o Santa Clara.
Alta velocidad en el Circuito de Navarra
Zona de karts, de off road en la que aprender a hacerse con el volante en condiciones extremas o cursos de conducción deportiva, de seguridad vial o de drifting, en este circuito único en el noroeste de España donde se celebran infinidad de competiciones para los locos del motor.
Iglesia de Santa María de Los Arcos
Tras su portada plateresca alberga en su interior todo el esplendor del barroco, amén de elementos del románico tardío, claustros góticos, sillería manierista, decoración renacentista o retablos incluso rococós. Un monumental y ricamente engalanado templo de planta de cruz latina donde se reúnen todos los estilos, o casi, y en el que en ocasiones se celebran conciertos corales y de órgano. Imprescindible también en la ruta, la iglesia románica del Santo Sepulcro en Torres del Río.
El casco histórico de Viana
Aupada sobre un cerro y envuelta de campos de almendros, olivos, viñas y cereal, la última población jacobea navarra muestra sus murallas, los palacios, casas solariegas e iglesias de su espléndido casco viejo –como las de Santa María y San Pedro–, antes de proseguir hacia Logroño, en cuyo camino convendrá detenerse a admirar los zampullines, somormujos, garzas, aguiluchos y milanos de la Reserva Natural y Zona de Especial Protección para las Aves del embalse de las Cañas.
Catas en el calao de Logroño
En esta bodega subterránea del XVI en pleno centro de la capital riojana podrás poner a prueba tus dotes de enólogo tratando de reconocer aromas y sometiéndote a otros juegos sensoriales vinculados al mundo del vino. Un planazo que guía una autoridad en la materia, para grupos de dos a diez personas por 10 euros por barba.
Tapas y maridaje por la calle Laurel
La más famosa calle de tapeo del casco viejo de Logroño puede, claro, recorrerse por libre o, también, de la mano del experto en vinos José Ramón Berger, quien lidera una ruta por sus mejores tabernas en la que aprender a maridar cada sabor con todo tipo de caldos riojanos. La ruta, con seis pinchos y sus correspondientes seis vinos, por 25 € por persona.
Botas de vino hechas a mano
El Camino de Santiago pasa justo por delante de la tienda-taller de la calle Sagasta de Logroño en la que Félix e Iván Barbero, descendientes de varias generaciones de maestros boteros, confeccionan rigurosamente a mano las botas de piel de cabra, de ternera o de pelo con las que aliviarse a la tradicional la sed de las caminatas.
Una cena en Tondeluna
Si el chef Francis Paniego acaba de ganarse su segunda estrella Michelin con El Portal del Echaurren, en el precioso y no muy alejado pueblito riojano de Ezcaray, hace tres años abría en Logroño junto a su mujer este local vanguardista, con seis únicas mesas corridas orientadas hacia la cocina, en el que disfrutar por alrededor de unos 25 € de su cocina tradicional reeditada. ¡Ojo a platos tan emblemáticos como las archifamosas croquetas de su madre!