Patrimonio de la Humanidad, Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, Gran Itinerario Cultural o Primer Itinerario Europeo son algunos de los galardones que ostenta el Camino de Santiago. De las múltiples rutas jacobeas, la principal y mejor conservada de todas es el llamado Camino Francés que millones de peregrinos llegados de cada rincón de Europa llevan recorriendo desde que, en el siglo IX, se asegurara haber descubierto la tumba del Apóstol Santiago en la capital gallega. La Compostela será el último premio de quienes acrediten haber realizado como mínimo 100 kilómetros a pie o a caballo hasta Santiago, o 200 si se opta por hacerlo en bici. Sin embargo los casi 800 kilómetros de este viaje por el norte de España van tejiendo un espectacular hilván de paisajes y conjuntos monumentales perfecto también para trabajárselo en coche. Durmiendo bien y comiendo mejor, amén de visitando los lugares donde ofician bodegueros, queseros, panaderos y demás productores artesanos de cada zona, en este Camino para hedonistas llegaremos hasta Santiago en ocho etapas al volante. El vehículo elegido es el nuevo monovolumen familiar Opel Meriva, con unos asientos ergonómicos que hacen más cómodos los recorridos largos y el sistema de portabicicletas integrado FlexFix, con el que salpimentar sobre nuestras bicicletas Specialized algunos de sus mejores tramos.
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Puerto de Somport
Los 1.640 metros de este summus portus, como le decían los romanos, hacen fácil imaginar las penurias que sobre todo en invierno, acechados por las nieves además de por los lobos, sufrían los peregrinos que en la Edad Media cruzaban por aquí los Pirineos como alternativa a Roncesvalles. Este inicio del ramal conocido como el Camino Aragonés se envuelve de los paisajes más impactantes. Bosques, riachuelos y los poderosos riscos de las montañas dan la bienvenida a esta ruta que se une al Camino Francés en Puente la Reina.
Estación de Canfranc
Asegura la leyenda urbana –rural en este caso–, que en esta fantasmal estación se rodó Doctor Zhivago. Al parecer no fue así la cosa, aunque su monumental edificio, que con sus casi 250 metros de fachada se diría un palacio francés del XIX, ha servido de escenario para películas, series y hasta para uno de los anuncios del calvo de la lotería. Inaugurada en 1928 por Alfonso XIII como un megaproyecto para unir España y Francia por Somport, hoy, medio abandonada, mantiene apenas un par de conexiones con Zaragoza. Los secretos del más embrujador edificio de esta localidad pirenaica pueden conocerse en las visitas guiadas (3 euros) que organiza la Oficina de Turismo previa reserva en la dirección de correo electrónico reservasgrupos@canfranc.es o el teléfono 628 420 379.
Restaurante La Cocina Aragonesa (Jaca)
Ya en los años cincuenta Mamaína, la fundadora de esta entonces casa de comidas, despachaba sus guisos por las ventanas de este chalet hoy convertido en el hotel de tres estrellas Conde Aznar. En él se esconde también una de las mesas emblemáticas de Jaca, donde en un entorno tradicional de vigas vistas y suelo de loza el cocinero Pepe Pérez Chaparro trabaja como nadie las verduras y, en temporada, los platos de caza y setas.
San Juan de la Peña
Como salvado in extremis de un cataclismo, el monasterio viejo de San Juan de la Peña parece a punto de quedar sepultado por la descomunal roca que le da el nombre. Fue el más importante de Aragón durante la Edad Media y, hoy, el más singular y fotogénico. Además de esta joya del románico, muy cerca habrá también de admirarse su monasterio nuevo –que a pesar del nombre es del siglo XVII y alberga una lujosa hospedería en la que hacer noche–, así como la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós.
Panadería A Piquera (Puente la Reina de Jaca)
Quienes enfilan a pie por el Camino original suelen abastecerse aquí para varios días, ya que en los pueblos de las siguientes jornadas, pequeños y escasamente habitados, no abundan las tiendas. Pero el motivo esencial es que los panes de este horno tradicional son un pecado. Los hacen artesanalmente de trigo, de centeno, integrales… y además elaboran unas magdalenas y unos hojaldres con frutas o una torta de chocolate que están para ponerles un piso.
Monasterio de Leyre
Aislado entre verdísimas colinas y con vistas al embalse de Yesa, este monasterio en parte milenario puede visitarse en recorridos guiados o por libre. También puede hacerse noche en él, ya sea en su austera hospedería para hombres como en el hotel-restaurante integrado en el complejo, pero sobre todo habrá de asisitirse a las misas con canto gregoriano que celebran a diario sus benedictinos. ¿Más opciones? Pues una caminata por la sierra que lo rodea, o un recorrido a caballo con los chicos de Equinavarra, capaces de orquestar para los más atrevidos una ruta de hasta tres semanas en la que cabalgarse el Camino de principio a fin.
Caviar en Navarra
Vale que no tiene la fama del iraní, pero en el embalse de Yesa, increíble pero cierto, también hacen caviar. De hecho la empresa Caviar del Pirineo presume de ser la piscifactoría ecológica de esturiones más grande del mundo. En ocasiones dejan visitar su criadero y conocer su proceso artesanal de elaboración, basado, aquí sí, en el método iraní. La próxima visita será el 15 de agosto, cuesta 5 euros y conviene reservar rápido en el teléfono 948 88 41 50, ya que hay solo 20 plazas.
Castillo de Javier
Con sus torres y almenas, su puente levadizo, sus murallas y sus mazmorras, la visita a esta fortaleza medieval levantada sobre roca viva es un viaje a los días del Exin Castillos. Fue en ella donde nació en 1506 San Francisco Javier, patrón de Navarra, cofundador de la Compañía de Jesús y misionero universal que se llegó desde la India hasta Japón. A comienzos de marzo la popular peregrinación de Las Javieradas atrae a miles de personas.
La Foz de Lumbier por tierra y aire
Entre las paredes a la vertical de esta garganta de casi kilómetro y medio discurrió hace un siglo el primer tren eléctrico que hubo en España. Avanzando por el viejo trazado ferroviario, al poco de dejar atrás los restos del puente que según la leyenda construyó el mismísimo diablo, se accede al interior de este cañón de roca caliza tallado por el río Irati y muy fácil de recorrer a pie. El Centro de Vuelo Lumbier ofrece bautismos en ultraligero de unos 40 minutos (95 euros) en los que sobrevolar el castillo de Javier, el embalse de Yesa y otros imprescindibles de sus inmediaciones, aunque no directamente la Foz para no molestar a la nutrida colonia de buitres leonados que pueden admirarse planeando sobre su fenomenal tajo.
Puente románico de Puenta la Reina
Su puente de siete arcos, construido en el siglo XI para facilitar el cruce del río Arga a los peregrinos, es todo un icono del Camino. Se trata del mayor aliciente de esta villita medieval, pero en absoluto el único. Prueba de ello es el reguero de iglesias y caserones de herencia jacobea que por su rúa Mayor le salen al paso a los muchos caminantes y ciclistas que se conceden aquí un alto. En Puente la Reina –envuelta del 24 al 30 de julio en el jaleo de sus fiestas patronales– se unen los dos inicios principales de la Vía Compostelana: Roncesvalles y Somport. En la siguiente etapa, ponemos rumbo a Logroño.