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Los reyes del deporte de montaña

El boom de los nuevos deportes de montaña es cada vez más cercano a nuestra sociedad. Las bicicletas suben y bajan por los senderos que antes eran sólo usados por caballerizas y las cumbres se ascienden con criterios deportivos cambiando todo lo referente al tiempo y al espacio. Sus practicantes no dudan en adquirir nuevos materiales que rompen con todo lo anterior. Una mochila es un kit de supervivencia; unas zapatillas de montaña, auténticos productos de precisión. En las muñecas de los corredores hay pequeños ordenadores que nos informan del estado físico del usuario y las condiciones de nuestro entorno. La tecnología ha llegado a los rincones donde nuevos atletas se ponen a prueba.

  • Kilian Jornet (Facebook).

El gran ídolo de esta modalidad es Kilian Jornet. Su actividad deportiva es parecida a la de una estrella de rock y su imagen es la más cotizada entre las marcas de accesorios, zapatillas, gafas, material de montaña, coches o marcas de esquí. Todo el mundo le considera el mejor atleta de montaña del mundo.

Sólo Kilian conoce sus límites, porque “porque todos tenemos límites, unos fisiológicos y otros mentales, que se pueden ir alargando. Lo importante es saber, ser consciente de donde están, para acercarse pero nunca llegar”.

Para muchos es merecedor del premio Príncipe de Asturias, aunque tampoco le preocupa mucho, porque “he conseguido hacer realidad mi sueño que es poder estar en la montaña la mayor parte del tiempo, y haciendo lo que más me gusta. Aquí he encontrado la felicidad, y eso para mí es lo importante.”

“Los deportistas estamos sobrevalorados”

A veces su discurso resulta extremadamente sensato: “Creo que los deportistas en general estamos sobrevalorados, y que es mucho más importante la labor que realizan médicos, profesores o cualquier persona que se dedique profesionalmente a ayudar a los demás. No me ha gustado nunca el concepto de héroe”. Claro está que siempre mantiene su admiración por nombres míticos como como Tomaz Humar, Proffit, Mark Twight, Babanov, Kurtyka…

La forma de hacer cumbre también ha cambiado. Subir al Kilimanjaro o al Mont Blanc tiene mucho de carrera de fondo. “Todo en la vida evoluciona y creo que es esto lo que nos motiva a seguir subiendo montañas e intentar hacerlo de una manera diferente, a nuestra manera. En mi caso es con el proyecto Summits of My Life, donde voy a intentar subir a diferentes cumbres alrededor del mundo pero con mi manera de ver la vida y la montaña; con simplicidad, con pureza, con amigos y con respeto hacia la montaña”.

Subiendo Guadarrama con García Castán

Entre las personas más carismáticas de este deporte está también Raúl García Castán. Desde su blog y libro Con los pies en la sierra este atleta explica el vivir cotidiano de un atleta en el pueblo segoviano de La Granja, lugar que se ha convertido en un centro de alto rendimiento natural para los aficionados a este deporte. “Está rodeada en tres de sus cuatro partes por las montañas guadarrameñas y eso, el tener a mano –a pie, en este caso– el espacio donde poder correr por la montaña supone una gran influencia a la hora de decantarse por una u otra especialidad”.

El pueblo se ha convertido en una cantera de atletas, “supongo que como consecuencia de los éxitos conseguidos por algunos corredores locales, lo que lógicamente anima a otros corredores a tratar de emularlos y seguir sus pasos”. Para él, el futuro de las carreras por montaña es prometedor. “A los alicientes y atractivos habituales que ofrece la competición en el atletismo convencional hay que sumar, en el caso de este tipo de carreras, el goce estético e incluso épico resultante de competir en plena naturaleza”.

“Evidentemente”, continúa García Castán, “también existen los inconvenientes como por ejemplo la complicada retransmisión de una prueba de este tipo y la dificultad del acceso al terreno de juego del simple aficionado, que, en cierto modo, debe ser también deportista si quiere acceder a observar su deporte favorito en su propio jugo”. No es lo mismo pagar una entrada y sentarse a ver atletismo alrededor de una pista, lo que está al alcance de cualquiera, desde el abuelo con su garrota a la mujer embarazada, por poner dos ejemplos entre muchos otros posibles, que subir a un pico andando para ver una carrera por montaña.

La línea entre corredor y montañero es muy sutil. “Siempre digo que me considero sobre todo montañés. Jamás había practicado atletismo hasta los 32 o 33 años y en cuanto a la montaña, la afición por ella me viene más por vía genética, por tradición familiar, que por vía ociosa o por afán de aventura. Es decir, es más una condición impuesta por la vida. El vivir casi a los pies de uno de los picos más importantes de las sierra del Guadarrama y el provenir de una familia cuyos miembros trabajaron en la sierra hasta hace unos pocos años parece una herencia más que suficiente como para sentir cierto interés”.

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