Sorprende que un congreso internacional utilice como lema las palabras del título de este artículo. Sobre todo en un ámbito lingüístico como el nuestro que apenas comparte el sentido que a la palabra wild dan los angloparlantes. Los anglosajones amparan con ese término lo que nosotros consideramos algo así como la naturaleza virgen. A sumar, todo lo que no ha sido devorado por esta civilización. Con lo que en el lado salvaje estarían, ahora mismo, realidades tan necesarias para todos como la transparencia, los elementos básicos para la vida, los paisajes intactos y hasta buena parte de las pocas aventuras que nos quedan por disfrutar.
Defender, pues, a lo salvaje, a lo WILD, como pretende la organización mundial que a sí misma así se nombra, resulta especialmente saludable porque se pretende que perduren las fuentes de casi todo lo esencial. Sin olvidar, claro, que en lo salvaje sobrevive el 80% de la diversidad biológica y cultural del planeta. Lo primero suele estar presente en la desmoronada memoria de muchos. Lo que apenas figura en los laberintos del recuerdo es que todavía perviven un par de miles de religiones, idiomas y culturas humanas que se mantienen al margen de la civilización precisamente por vivir allí donde apenas viven los civilizados.
Salamanca, del 4 al 10 próximos, acogerá el décimo encuentro mundial dedicado a lo salvaje (WILD 10). Las cifras que lo acompañan merecen un recordatorio, dado el desmoronamiento de la atención que este país da últimamente a lo espontáneo y a la continuidad de la vida.
En el palacio de congresos habrá unos mil delegados. Sabemos que no menos de 30.000 personas seguirán a través del ya generalizado streaming buena parte de las ponencias y talleres. Hay ya acciones en marcha como una simbólica trashumancia que ha viajado desde Suiza para ir promocionando el encuentro. Sumemos talleres, exposiciones, concursos de video, reuniones de jefes tribales y ponencias del más alto rango científico y nos adentraremos desde la vieja Europa en otro mundo, más antiguo aún, pero que es lo más nuevo y esperanzador que nos queda. De hecho lo todavía no domeñado -lo anterior a las grandes civilizaciones- nos dota de la posibilidad de volver a empezar, es decir que resulta sencillamente un cúmulo de oportunidades sin usar.
Lo salvaje es también la procedencia común, el origen que deberíamos incluir siempre en nuestro destino. Pero sobre todo es un ámbito para el consuelo porque allí nadie contrae deudas, nadie acumula y, claro, no existe la pobreza. Con todo algunos hemos comprobado muchas veces que en lo salvaje viven todavía los dos principales anhelos de los humanos: la belleza y la libertad.
En consecuencia es la lozanía todavía no marchitada de este planeta lo que se pretende espolear en este WILD 10. Algunos estamos convencidos de que este planeta necesita rejuvenecer y eso solo se logra con un mundo más salvaje.