Destinos

Con falda y con sillín: vivencias femeninas con una bicicleta

Viajar en bicicleta tiene un componente social cada vez más importante. Si esa actividad se pone bajo el punto de vista femenino y en escenarios relativamente exóticos veremos la realidad de otra manera. Eso mismo es lo que transmite el libro ‘Pedaleando el mundo’, de reciente edición.

  • flickr | lululemonathletica - imagen con licencia CC BY 2.0.

Lo cierto es que muchas personas se han planteado alguna vez dejar atrás su vida cotidiana para realizar una gran locura. Son muy pocas las que logran realizarlo: dar la vuelta al mundo, surcar los mares en un velero, perderse por el Himalaya durante un tiempo, dejar la oficina, fundar una ONG… pero siempre acabamos pensando: esas cosas no son para una persona como yo. ¿Navegar en solitario? ¿Montar un proyecto solidario en la India? ¿Empezar algo así cuando los 60 están, como quien dice, a la vuelta de la esquina?

El problema principal radica en que esas ideas actúan como impulsos temporales y acaban almacenadas en el cajón del olvido, de los ‘pendientes’, de lo ‘irrealizable’. Pasa un año y otro más, y ahí siguen.

Pues bien, este libro recoge más de una treintena de historias de mujeres que lo hicieron. La mayoría de ellas comparten haber protagonizado hazañas que resulta casi imposible imaginar. Por encima del esfuerzo físico, comparten la actitud mental de haber dejado una vida urbana y predecible para lanzarse a pedalear por el mundo. Un buen ejemplo o tenemos en Ann Wilson, una británica de 60 años que tras leer un libro de otra ciclista decidió dar la vuelta al planeta en solitario en bicicleta. La aventura está viva, porque lo está realizando en este momento…

Desde Bayona a Santiago o desde Chang Mai a Edimburgo: muchas veces lo importante no son los kilómetros ni el destino. El verdadero motor que lleva a hacer este tipo de experiencias es el hecho de tener un objetivo. Los problemas y los condicionantes van transformándose, del mismo modo que se va adquiriendo la forma física. La mente es nuestro motor.

“A la gente que practica los deportes de fondo les gustan los extremos. Hace algunos meses uno de los mejores ciclistas del mundo, Schleck, declaró que los estrógenos que expulsas al bicicletear te llevan a un estado de embriaguez, así como las drogas, así como el sexo. En eso radican las pruebas ciclistas de larga distancia, en producir una especie de adrenalina que permite pedalear durante horas todos los días. Y esa adrenalina la tengo yo cuando recorro las sabanas del África Occidental”. Susana Montesinos es una de esas ciclistas que hacen de su viaje una experiencia personal y una más de las treinta viajeras que integran el libro Pedaleando el mundo, editado por Casiopea, el sello de la red social Mujeres Viajeras.

La vivencia de muchos de los relatos va más allá de una línea en un mapa. Susana, que participó en el París-Dakar en bicicleta y dos veces en el Andes Trail, comparte escenario en este libro con viajeras que han dado la vuelta al mundo, unas por su espíritu aventurero, otras por motivos solidarios, otras por razones que ni ellas mismas conocen. No saben que es lo que pasa, pero algo pasa. 

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