Los últimos meses no han sido los mejores de la carrera de Paula Vázquez. Su último gran hito fue presentar el talent show El Número Uno, aquel concurso de cantantes donde Miguel Bosé ejercía de malo malísimo y los demás hacían un poco lo que podían. Paula se encontraba cómoda, o así lo disimulaba después de muchos años de profesión, pero el programa no fue el éxito que se esperaba. Tampoco es que supusiera un fracaso para la cadena, ya que, de hecho, la primera edición aguantó el tipo. Aún así, no pudo competir contra La Voz y su segunda edición acabó siendo un despropósito que bautizaron como El Número Uno Express para disimular la cancelación del programa. Entonces, el futuro de Paula Vázquez ya pendía de un hilo. La cadena, Antena 3, decidió darle otra oportunidad poniéndola al frente de un programa para el prime time de la noche de los viernes. Es decir, un suicidio televisivo. Evidentemente, Vázquez no pudo con Jorge Javier y su Sálvame Deluxe y el programa fue cancelado con tan solo dos emisiones. ¿Quería Antena 3 quitarse de encima a Paula Vázquez y no sabía cómo? Desde luego que sí.
La presentadora, aún así, no perdió la sonrisa. Se hizo cargo del debate de Top Chef, un late night donde acudían los concursantes eliminados a contar su experiencia, un tipo de formato que suele encargarse a los presentadores recién llegados a los que la cadena quiere probar antes de ofrecerles puestos de más responsabilidad. Pero, ¿qué hacía una veterana como ella relegada a las dos de la madrugada? Pues se trataba de una especie de cementerio de elefantes, una forma como otra cualquiera de rellenar el tiempo que le quedaba a la presentadora de contrato en exclusiva con la cadena antes de prescindir de sus servicios. En cualquier caso, no hay que subestimar la crueldad de un directivo de televisión. Si pensaba Paula Vázquez que no había nada peor que competir con programas de videncia y casinos online, estaba muy equivocada.
Unas uvas 'envenenadas'
En un acto de generosidad y reconocimiento, Antena 3 decidió contar con la presentadora para despedir el año y dar las Campanadas desde la Puerta del Sol. Todo el mundo sabe que este honor solo se reserva a las figuras más triunfadoras y mediáticas del año y, posiblemente, a Paula así se lo vendieron. Ahora, ¿también le dijeron que iba a compartir plano con una presentadora más joven, más guapa, más voluptuosa y con una carrera en pleno despegue? Los directivos de la cadena le dieron el golpe de gracia delante de toda España. La enfrentaron con todo lo que ella había sido en el pasado y, acto seguido, la pusieron de patitas en la calle. No se puede ser más cruel. O bueno, sí se puede. La pobre Paula declaró que a ella nadie la había echado, que simplemente ahora ya no tienen sentidos los contratos en exclusiva por varios años, pero que tenía proyectos pendientes a corto plazo con Antena 3 y sonrió ampliamente cuando le preguntaron por el concurso ¡A bailar! Poco se imaginaba que iba a ser Mónica Naranjo la que se llevara el gato al agua.
Vázquez debe reinventarse y dejar atrás los tics y la forma apresurada de hablar que ha cultivado en los últimos años.
¿Qué le ha pasado a Paula Vázquez en los últimos años? ¿Qué queda de aquella chica que enseñó a España a contar en euros? ¿O de la que compartía bromas con el gran Constantino Romero en La parodia nacional? Y eso, por no hablar de la inocente jovencita que explicaba cuánto habían ganado los concursantes en el Un, dos, tres. El punto de inflexión, desde luego, fue La isla de los famosos. En el origen de lo que hoy es Supervivientes, Paula era la encargada de viajar a la isla y hacer las conexiones en directo, controlando las pruebas y luciendo un sinfín de bikinis que se convirtieron en todo un éxito. Pero las secuelas físicas terminaron pasándole factura y alejándola de Antena 3 -la cadena donde se emitía el reality-. Pasó brevemente por TVE y apareció en Cuatro, presentando Fama, ¡a bailar! y una edición de Pekín Express. El problema es que Mediaset ya había encontrado a alguien capaz de hacer todo lo que la presentadora hacía y, encima, con mejor cara, Raquel Sánchez Silva. Ella fue la encargada de cubrir el hueco que tenía Paula Vázquez y lo hizo con tanto éxito que el público olvidó muy fácilmente a su predecesora.
Ahora, Vázquez debe reinventarse y dejar atrás los tics y la forma apresurada de hablar que ha cultivado en los últimos años. Antena 3 le ha cerrado las puertas, Telecinco no parece que esté muy por la labor de nuevos fichajes y TVE ya tiene bastante con recolocar a Anne Igartiburu como para prestar atención a una presentadora igual de veterana. ¿Se ha cansado el público de ver siempre las mismas caras? ¿Ya no hay lugar para las presentadoras de antes? ¿Dónde terminará Paula Vázquez? A este ritmo, vamos a tener que ir pensando en un hogar para las estrellas de la televisión retiradas, o mejor dicho, repudiadas.