Pedro G. Cuartango ha anunciado este lunes su decisión de abandonar El Mundo, después de 26 años ligado a la empresa. El periodista, cesado el pasado 30 de mayo como director, había recibido una oferta para colaborar con el rotativo como "columnista de referencia"; sin embargo, ha decidido rechazarla para “iniciar nuevos derroteros profesionales”.
En un mensaje de despedida escrito en su página de Facebook, ha reconocido que le resulta “muy doloroso reconocer” que “nunca más” volverá a formar parte de la redacción del periódico, en el que ha desarrollado el grueso de su carrera profesional, desempeñando varios cargos de responsabilidad. “Pero hay que asumir que la vida está llena de pérdidas y ahora toca mirar adelante con la tranquilidad de no haber regateado ningún esfuerzo”, ha añadido, al respecto.
El exdirector ha destacado el “vertiginoso” cambio tecnológico que ha vivido el periodismo desde que hace 45 años llegó a la redacción de La Voz de Castilla, "donde se desarrollaban las páginas con linotipia". No obstante, pese a este enorme avance técnico, opina que la esencia del oficio sigue siendo la misma: “contar la verdad”.
Sobre los periodistas a los que ha dirigido durante los últimos 12 meses, ha asegurado: “Sólo puedo estar agradecido a mis compañeros, con los que he compartido el privilegio de trabajar en un medio sin el cual sería difícil de entender la historia reciente de este país”.
Pedro G. Cuartango permaneció al frente de la cabecera durante 370 días. El cargo lo asumió en una época convulsa, en vísperas de la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo -el tercero desde que se inició la crisis económica- que segó varias decenas de empleos en Unidad Editorial. Sustituyó en el puesto a David Jiménez, quien no colmó las expectativas de la empresa y de una buena parte de las firmas más influyentes del diario, que le acusaron de degradar el producto informativo.
El director, de 62 años, también tuvo que capear con la incertidumbre que generó en la plantilla el cambio de dueño de RCS MediaGroup, en manos de Urbano Cairo desde el pasado verano. El italiano prometió no ejecutar más despidos, pero puso en marcha un severo plan de ahorro que dificultó sobremanera la labor de los directores de El Mundo, Marca y Expansión, con redacciones famélicas tras tres EREs en pocos años y con una capacidad de gasto muy limitada.