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Prisa se ve involucrada en la guerra de 'Le Monde' contra el magnate checo Kretinsky

El grupo de medios de comunicación español cuenta con una participación en 'Le Monde' que puso a la venta el año pasado. En medio de este proceso, un multimillonario checo de la energía ha iniciado una ofensiva para hacerse con el control del rotativo

  • Javier Monzón, presidente no ejecutivo de Prisa

Entre las varias aventuras que emprendió Juan Luis Cebrián cuando estuvo al mando del grupo Prisa se encuentra la compra de una participación de Le Monde, la histórica cabecera francesa que fue fundada en 1944, por encargo de Charles de Gaulle. La operación se cerró en 2005 e implicó la transacción del 17,5% de sus acciones por alrededor de 25 millones de euros. Casi 15 años después de esa adquisición, Prisa mantiene este activo a la venta, pero se ha visto involucrada en la batalla accionarial que se ha desatado en el rotativo.

Las hostilidades comenzaron a finales de octubre, cuando el magnate checo Daniel Kretinsky se hizo con la titularidad del 49% de la participación de Matthieu Pigasse, un hombre de negocios francés -banquero de Lazard- que tomó el control de Le Monde en 2010 junto a Xavier Niel y al fallecido Pierre Bergé, pese a la oposición de Nicolas Sarközy, entonces presidente de la República. 

Los trabajadores de la cabecera -que a su vez son accionistas- expresaron entonces su desconfianza por el repentino interés de Kretinsky en el periódico francés y, según publicó recientemente 'Financial Times', han participado en una operación para evitar su crecimiento en el accionariado, ante su supuesto interés en ganar peso en la compañía.

Pese a que Prisa no ha reconocido oficialmente su interés por deshacerse de esta participación, sus accionistas son conscientes de su propósito. De hecho, fuentes internas dan por supuesto que se venderán sus títulos -pertenecientes a la sociedad Le Monde Libre- si reciben una buena oferta.

Ahora bien, estos informantes inciden en que la decisión no podría ser unilateral, dado que, tras la entrada de Kretinsky en el diario, los socios de Le Monde Libre acordaron que los futuros cambios accionariales de la empresa deberían ser acordados por sus socios (Pigasse, Niel, Madison Cox y Prisa) y por el grupo de propietarios que agrupa a redactores y lectores, que cuenta con el 25% del capital.

Dependiendo de cómo evolucionen los acontecimientos, esto podría condicionar el cumplimiento del objetivo que persigue Prisa, que es el de desinvertir en este negocio.

Un enorme 'holding' energético

El magnate checo que aterrizó en Le Monde en octubre es propietario del mayor conglomerado energético de Europa Central, EPH, que, según Forbes, cuenta con 25.000 empleados y está especializado en la adquisición de minas y antiguas centrales de carbón a empresarios en dificultades. Estos negocios -con fecha de caducidad- le han reportado una fortuna valorada en 2.900 millones de dólares.

Kretinsky es además el propietario del AC Sparta Praga. Es decir, un club de fútbol, un negocio en el que también se encuentra Joseph Oughourlian, quien es presidente del R.C. Lens francés y posee participaciones en el Millonarios F.C. de Colombia y en el Calcio Padova italiano. Oughlourlian es el dueño del fondo de inversión estadounidense Amber Capital, quien cuenta con el 27% de las acciones del Grupo Prisa y ejerce de principal accionista.

Pese a que dirige un hedge fund, su posición en Prisa no ha sido pasiva, sino que cuenta con dos asientos en su Consejo de Administración. Sus decisiones han sido importantes en el devenir del grupo durante los últimos años y, de hecho, apoyó la salida de Juan Luis Cebrián de la presidencia ejecutiva.

Antes de que Amber Capital tomara su actual tamaño en Prisa, fue el empresario Nicolas Berggruen quien apostó por el Grupo Prisa, en una operación articulada a través del fondo Liberty en la que invirtió 650 millones de euros en la editora de El País, en un momento de crisis económica en el que los mercados financieros se habían cerrado para Prisa.

La situación actual de Le Monde es muy diferente, dato que, tras varios años de dura crisis, el periódico ha comenzado a dar signos de mejora y, de hecho, en 2017 cerró en negro. También es distinta la intención del inversor en cuestión, dado que Kretinsky pretende ganar influencia en Europa con esta operación, según han apuntado los medios franceses durante las últimas semanas. Ahora bien, al igual que en las anteriores operaciones, todo podría derivar en la entrada de una empresa ajena al negocio mediático francés en este país.

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